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02/10/2023

¿El debate modificó el tablero de posiciones?

Cada uno de los participantes, sabía que los escuchaba un electorado indeciso, independiente, y también en parte aquel desinteresado, desahuciado, y hasta asqueado de la política y los políticos, que pueden dirigir el voto hacia ellos si los convencen de hacerlo.

¿El debate modificó el tablero de posiciones?

Un debate es absolutamente útil y funcional a los propósitos de la difusión de un programa de un futuro probable gobierno, basándose en la explicación de una estrategia electoral previamente armada y aceitada, tratando de no dejar nada al azar, viéndose esta como una muy valiosa oportunidad para comunicarse con el votante cautivo y el potencial votante, ya sea que este último haya votado a otro candidato que se encuentre indeciso, o haya votado en blanco o incluso no haya ejercido su derecho y obligación al voto por el motivo que fuese, ya sea indefinición, desconfianza o desinterés por las propuestas y/o política y políticos en general.

Si hubo un voto bronca contra algún/nos candidato/s el debate presidencial también era la oportunidad para decirle a esos votantes que reflexionen sobre esta actitud. Así lo hizo saber el candidato por Unión por la Patria, el Ministro de Economía, Sergio Massa, por ejemplo, cuando invitó a una votación que no refleje este sentimiento, sino que se direccione a una propuesta que, como él mismo señaló respecto de la suya, es la confiable y viable para solucionar los problemas. Pero todos los candidatos presentes en el debate, ya sea que lo manifiesten explícitamente o no, saben que el voto bronca fue a parar a las urnas alineándose con el libertario Javier Milei, quien, crítico de “la casta”, como él la llama, se diferencia del resto por ser un outsider recientemente ingresado al ring de la política.

Las PASO marcaron la división en tercios, con la sorpresa del candidato de La Libertad Avanza con su más del 30% de los votos de la ciudadanía. ¿Quedó el tablero con igual posición de los jugadores? ¿O estos se movieron al compás de los discursos y entrecruzamiento de ideas y chicanas? Parece que todo ha quedado en su lugar. Veamos por qué.

Los candidatos se presentaron temerosos de perder a los votantes cautivos, a aquellos que los votaron en las elecciones primarias, y están dispuestos a hacerlo en las generales, y en el balotaje de haberlo, que se presume hoy, es lo más probable. Muchos de ellos por convencimiento y gran parte porque son el núcleo duro de cada partido y/o frente político, que los pone en contacto directo con el candidato o candidata que representa las ideas que ambos sostienen, por lo que el lazo que los une, aparece como indisoluble.

A la vez, cada uno de los participantes, sabía que los escuchaba un electorado indeciso, independiente, y también en parte aquel desinteresado, desahuciado, y hasta asqueado de la política y los políticos, que pueden dirigir el voto hacia ellos si los convencen de hacerlo. Y también captar a los votantes del otro se torna una misión más que deseable, cuando, el que aparecía como tercero terminó primero en caudal de votos, para lo cual arrastró consigo y sus propuestas, a buena parte de los votantes, que de no haberse presentado, hubiesen votado por aquellos que representan a la llamada “grieta”, ya no bipartidismo, de hace muchos años.

¿Los candidatos aprovecharon la oportunidad para atraer otros votantes a sus filas a través de debate? No pareciera que así lo hicieron. Porque cada uno se mantuvo en su posición a través de sus breves disertaciones e intervenciones, tratando de no correrse ni un milímetro de su línea, siendo cuidadoso en cada detalle de presentación, para lo cual se preparó y fue previamente coacheado, como sucede con los candidatos de todo el mundo antes de un debate televisivo, preservando al electorado cautivo que, en y por principio, nadie quería ni podía jugarse a perder.

Cada uno de ellos quedó bastante atrapado en su habitáculo de conocimientos, que le permitieron una performance diferenciadora del resto. Así es como la economía, si bien era un tema a tratarse por todos, siendo éste eje de debate y atención principal del electorado además del de los candidatos, tuvo un desarrollo de intercambio más fluido de parte del economista Javier Milei y del Ministro de Economía, Sergio Massa. Fueron perdiendo la posibilidad de derecho a réplica cuando, al unísono, todos la aprovecharon para tirarle dardos al titular de la cartera de Economía, y por ende, al gobierno de Alberto Fernández y Massa. Claro que Patricia Bullrich, Myriam Bregman, con su principal enunciado contra el Fondo Monetario Internacional, y Juan Schiaretti desde el peronismo de centro, desarrollaron el tema, pero no con el lucimiento con que lo hicieron los anteriormente mencionados. La Seguridad quedó en manos de Patricia Bullrich en cuanto a su destacada intervención, haciendo alarde de su paso como Ministra de Seguridad de la Nación con el gobierno del ex presidente Mauricio Macri. Bregman se destacó por su activo papel junto a los trabajadores y la defensa de sus derechos, y Schiaretti en su intención de proyectar el modelo de Córdoba, al resto del país.

Si bien hubo chicanas, que además sumaron risas y gestos, entre candidatos, asistentes y audiencia, el escándalo desatado por las fotos publicadas por Sofía Clérici. En su viaje de lujo a Marbella junto con Martín Insaurralde, quien terminó renunciando a la Jefatura de Gabinete de la provincia de Buenos, y más tarde a su candidatura como primer concejal en la lista por Lomas de Zamora, no fue utilizado para acorralar a Massa y, en su representación, a Unión por la Patria y al gobierno en su conjunto. Las denuncias contra Insaurralde, que están siendo presentadas en sede judicial, van desde lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y evasión. Hay que ver cómo este tema puede jugar en relación con Massa.

Hay otro debate presidencial el próximo domingo, en el que deberán tomar la experiencia del anterior, para sumar puntos, sin perder los que ya han obtenido con el electorado cautivo y decidido, pero con más audacia y menos nervios que los que demostraron en éste, en varios de sus tramos. Todavía queda un porcentaje bastante alto de votantes indecisos e incrédulos que los están mirando y escuchando, y las chances de revertir resultados, ya sea a favor o en contra, siempre son posibles. Los datos los referencian por cierto. Y los de las PASO también.

María Belén Aramburu

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