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20/04/2022

El dilema del radicalismo, por María Belén Aramburu

El dilema es establecer quiénes son los referentes mayoritariamente aceptados dentro y fuera del partido.

El dilema del radicalismo, por María Belén Aramburu

Todos los dirigentes políticos de las distintas fuerzas están pensando y armando estrategias para el 2023 tal como detallé en mi anterior editorial de @Haceinstantes. Y dentro de los frentes, las agrupaciones que los integran dirimen sus propias internas en una demostración de poder endógeno, hacia adentro del partido, y exógeno, hacia afuera del mismo en su relación con el frente que componen.

El dilema de la UCR es, por un lado, establecer quiénes son los referentes mayoritariamente aceptados dentro y fuera del partido de modo de poder presentarse como candidatos a diferentes cargos el año próximo. Una vez finalizada esta instancia, ellos serán las caras visibles del partido para disputar lugares dentro del frente Juntos por el Cambio. Otros, sintiéndose más cercanos al kirchnerismo, han optado por irse a sus filas y jugar el partido con el peronismo de esa vertiente o con Alberto o sector del peronismo al fin. A algunos se los ve más cómodos que a otros, pero en el fondo, la duda sobre la gestación y desarrollo del partido y su continuidad integrando frentes junto con otras agrupaciones políticas, los ha colocado en una situación que, en la definición de conceptos y defensa de proyectos y políticas públicas, los ha enfrentado con el resto de los miembros de estas alianzas.

El gesto más visible en los últimos días lo dio Ricardo Alfonsín, embajador argentino en España, en representación del gobierno del presidente Alberto Fernández. Su cargo lo dice todo. Pero fue por más cuando afirmó que “es imposible hacer radicalismo en Cambiemos. “Cambiemos, Juntos por el Cambio, no sé cómo se llama, es un frente contra natura”, agregando que “creo que el partido tiene que salirse del PRO” y enfatizando en que “no es el radicalismo el que está en Cambiemos. Se llama radicalismo, pero representa otra cosa distinta de la que históricamente representamos nosotros”. Otro convencido de su vuelco, en este caso al kirchnerismo, es Leopoldo Moreau al que, en este sentido, no se lo ve con fisuras en el momento de plantear posiciones contundentes respecto de temas de actualidad.

Dentro de Juntos por el Cambio las mayores dudas respecto de la integración del radicalismo con el PRO, las planteó el gobernador de la provincia de Jujuy, Gerardo Morales, en oportunidad del debate sobre la postura del frente en relación al proyecto de ley oficialista para negociar con el Fondo Monetario Internacional, cuando se diferenció del PRO al afirmar que la deuda había sido contraída por el gobierno del ex presidente Mauricio Macri, en consonancia, de este modo, con lo planteado en ese momento por el gobierno y, especialmente, el kirchnerismo. Más adelante se refirió a la “actitud responsable” de Juntos por el Cambio en la renegociación de la deuda y quedaron saldadas las diferencias públicas, aunque, lo dicho, dicho está y quedó clarísimo en cuanto a enunciación ideológica y de posición doctrinaria. Pero no dudó en volver a criticar a Macri por su reivindicación “a Menem y el neoliberalismo de la década del ‘90”. Si bien otros radicales piensan como él, han preferido no pronunciarse a este respecto y otros temas y mantener el frente que integran a salvaguarda de cualquier probable grieta o ruptura, sobre todo, siendo tan cercano el 2023.

Está claro que, según señalé en el comienzo de mi editorial de @Haceinstantes, las candidaturas se están proponiendo, postulando, desde el partido o desde el que pretende ser candidato en el 2023, por lo que, en este sentido, Gerardo Morales se autoproclamó para jugar su partida dentro de Juntos por el Cambio cuando declaró públicamente que “el radicalismo va a tener un candidato a presidente, yo soy uno de ellos”. Y, desde ya se verá qué rol jugará cada uno en una interna, si la hay, dentro del partido, o dentro de Juntos por el Cambio o si el frente prefiere una interna anterior con pocos candidatos o uno solo. Todo indica que la interna se disputará en las PASO, con la preferencia de que sea abierta y vote toda la sociedad, lo que también les brinda un indicador para los números, aunque no definitivos, siendo sólo una tendencia, de las elecciones generales de octubre.

El candidato que pisa fuerte dentro de la Unión Cívica Radical para presidente es Facundo Manes quien, en las últimas encuestas, ha mostrado un perfil alto alcanzando la cima compartida de un podio en vistas a las próximas elecciones, habiendo sido medido en perspectiva nacional junto con otros candidateables.

El rol de la Unión Cívica Radical quedó expresado por Maximiliano Abad, titular del Comité Provincia de Buenos Aires, y como tal anfitrión de la reunión de esta semana en la ciudad de La Plata, al expresar que “la UCR no va a ser espectador ni acompañante, sino protagonista. Somos un partido de poder que quiere ser gobierno en la Argentina y en la Provincia”. Y con eso dijo todo, abarcando las voces de muchos de los militantes radicales.

La reunión del Comité Provincia ha sido toda una señal puertas para adentro del partido y principalmente de la provincia. A fines de mayo habría elección de las autoridades de la Convención, la cual tiene el rol de sentar las bases para acordar un programa de gobierno, previamente consensuado en el partido, con Juntos por el Cambio y, de este modo, encolumnar a la UCR en una sola dirección, habida cuenta que podrían existir diferentes posiciones para presentarse a candidaturas, como por ejemplo, de vices, sobre todo el de presidente de la Nación, que puedan secundar al PRO y que resultarían, en ese caso, de acuerdo a los mandatos partidarios, señalados como “outsiders” con comportamientos fuera de los establecidos partidariamente.

La territorialidad de la UCR con 32 jefes de comunas al menos en la provincia de Buenos Aires y, 412 a nivel nacional más tres gobernadores le suma a Juntos por el Cambio lo que el PRO por el momento no puede exhibir. En el caso del peronismo, siendo el ala kircnerista la más fuerte y convocante a través, principalmente, de su núcleo duro, tampoco ha demostrado ser suficiente numéricamente para alcanzar el triunfo en las elecciones. El radicalismo no es , en este frente, integrado junto con otros sectores del justicialismo, el principal aportante de votos ni en este aspecto imprescindible, pero sí, un factor de división dentro de la UCR que debilita al frente opositor.

Como a ningún partido le alcanza por sí mismo para ganar las elecciones, el papel de la UCR sería el de la ventaja comparativa en su aporte al escenario nacional y de distritos, a través de los frentes mayoritarios, lejos del partido que, por cuenta propia, supo llegar al gobierno en distintas etapas de la democracia de nuestro país.

Es por todo esto y más que alza su voz de “protagonista” en el mapa político argentino.

María Belén Aramburu

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