sábado 27 de abril de 2024
Muy nuboso 12.8ºc | Buenos Aires
13/03/2024

Cuando comer, vestirse y otros rubros, son más caros que en Europa

Con salarios nueve veces superior respecto del nuestro, la paridad de precios de los productos de la canasta básica de la muestra sorprende.

Cuando comer, vestirse y otros rubros, son más caros que en Europa

A través de un informe de la cadena de noticias CNN en español, más allá de la información informal que cada uno pueda tener al respecto, se dio a conocer una comparación de precios, vinculados con el costo de vida, entre precios y salarios de la Argentina y España. Con salarios 9 veces superior del país europeo respecto del nuestro, según el informe, la paridad de precios de los productos de la canasta básica de la muestra, nos sorprendió. Incluso algunos están por debajo de los nuestros, haciendo la conversión, medidos en euros, cotización tomada del mercado paralelo, teniendo en cuenta que dicho informe fue publicado a mediados de febrero. Y, de esta manera concluimos que, ¿cómo puede ser que en la Argentina, un paquete de fideos cueste $1.130, o sea 0,87 euros, mientras que en España vale 0,83 euros? ¿Acaso no somos el granero del mundo? Parece increíble. Mientras que un paquete de arroz en Buenos Aires, destaca el informe, cuesta $2.995, o sea 2,31 euros, en Barcelona está a 1,30 euros, de modo de citar algunos ejemplos.

Si bien el Índice de Precios al Consumidor de febrero, se estableció en un 13,2%, por debajo de las estimaciones de las consultoras, e incluso del propio gobierno, ubicadas en alrededor de un 15%, no hay nada para celebrar, ya que la inflación es un flagelo difícil de combatir, y perjudica tanto al ciudadano común, como a toda la cadena de producción y distribución. Si bien podría indicar una desaceleración de la inflación respecto de los meses anteriores, diciembre con un 25,5%, mes que presentó una variación interanual del 211,4%, la más alta del mundo, y de 20,6% en enero, el mes de marzo, estacionalmente, siempre arrastra las complicaciones propias de los precios derivados de los gastos de consumo del comienzo formal de las actividades del año, sumadas al inicio de clases, cuotas crecientes de colegios, compra de útiles y libros cada vez más caros, el registro que se viene dando en el aumento de los precios de alimentos y bebidas, incrementos en las tarifas de servicios públicos a los que se irán sumándose otros, las prepagas que aumentan mensualmente sin dar tregua a los afiliados, etcétera, etcétera. La suba acumulada, en lo que va del año, sumó un 36,6%, y el aumento interanual, un 276,2%. Para el presidente Javier Milei, la inflación “core” del mes de marzo, la que no tiene en cuenta los productos y servicios sujetos a la estacionalidad, está abajo del 10%. Lejos de celebrar el número inflacionario de febrero, el presidente Javier Milei admitió que es una “tragedia”, que es “horroroso”, agregando que, sin embargo, “hay que ponerlo en contexto” ya que es producto de “la catástrofe que dejó el kirchnerismo”, admitiendo que marzo “es un mes con una estacionalidad complicada”.

Si bien el rubro alimentos no fue el que más impacto tuvo en el último índice inflacionario, ya que alcanzó un 11,9%, habiendo sido en enero del 20,4%, y en diciembre del 29,7%, se puede advertir claramente con el sólo hecho de ir a hacer las compras, cómo la mayoría de los productos aumentan de un día para el otro, o de semana en semana, más allá de la cuestión estacional que caracteriza a algunos de ellos. Lo que sucede también es que los alimentos, se situaron en un nivel más bajo que el de la inflación general de febrero pero, en el acumulado anual, el alza de sus precios se ubicó en un 303,8%.

Los supermercados ofrecen promociones, y uno las busca en las góndolas para achicar los gastos, pero aparece el gobierno y les dice, a través del Ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo: muchachos, déjense de poner promociones, necesitamos que los números a la baja que estamos mostrando como alentadores, se vean reflejados en los precios de los productos de las góndolas, palabras más, palabras menos. Es que cuando el INDEC realiza el cálculo de inflación, no puede reflejar el descuento que se ofrece en el segundo producto que se compra, o en el 2x1. El mensaje fue clarito. Tan clarito que el gobierno terminó anunciando, a través de su vocero, Manuel Adorni, la apertura de importaciones para “determinados alimentos de la canasta básica, en pos de hacer los precios más competitivos con algunas quitas de impuestos”. Lo que les dijo Caputo a los supermercadistas acerca de las especulaciones de proyección del tipo de cambio, el presidente Milei lo explicó en números concretos, afirmando que “preciaron bajo hipótesis de dólar de $2.500” y “empezaron con las promos y los precios se ponen caros en dólares”.

Las voces de los dirigentes de la UIA no tardaron en hacerse escuchar. Éstos expresaron, a través de una carta, que el anuncio del gobierno “afecta seriamente la competitividad de las empresas que operan, producen y emplean en el país”. El vocero presidencial, Manuel Adorni, respondió, aunque de manera más general y sin apuntar a la institución liderada por Daniel Funes de Rioja, que hay que tener “cuidado con cerrar el país para proteger la industria nacional porque ha dado muestras del absoluto fracaso”. Apareció también el ex presidente, Alberto Fernández, para exigir “que es hora de cambiar el rumbo” del gobierno de Milei, ante lo que denominó “debacle”, palabras que recibieron la respuesta de Adorni, afirmando que “ha sido el responsable de uno de los peores gobiernos de la historia”. Por su parte Milei lo llamó “termo”, responsabilizándolo por la inflación de arrastre y vigente. Hasta habló Guillermo Moreno, ex Secretario de Comercio Interior de Cristina Kirchner, quien desde su función, estableció acuerdos de precios con los empresarios, poniendo el INDEC bajo su órbita, para despotricar contra el Ministro de Economía, argumentando que “Luis Caputo lo que decide es importar comida, que es lo que más tenemos”, tildando de “imbéciles” a los funcionarios que tomaron esa determinación.

Las palabras del presidente Javier Milei, en tono optimista, afirmando que “nadie imaginó esta desinflación, más profunda que en la convertibilidad”, tuvieron su contraste en lo que a su vez se percibió, en palabras del propio Adorni, como una “suba de precios por encima de la expectativa de la inflación”, en referencia a los alimentos, porque, según el vocero, el mercado había hecho su propia evaluación, teñida de un escenario “catastrófico” que “no ha ocurrido”. En línea con lo que el Ministro Caputo les aseguró a los supermercadistas, respecto del incremento y remarcación de precios que estaban llevando a cabo, el vocero presidencial aseguró que “la economía se va normalizando”. En este sentido, la apertura de las importaciones de algunos productos tales como café, atún, productos de cacao, carne de cerdo, bananas, papas, además de otros rubros ajenos a los alimenticios, como insecticidas, pañales o shampoos, cuyos precios en el mercado local superan a los internacionales, cree el gobierno, va a bajar el nivel de precios y mejorar la competencia. “Dado que las empresas del sector no quieren corregir los precios, la única forma de corregir es generando competencia”, aseguró el presidente Javier Milei, agregando que “la importancia y el peso de los alimentos”, “amerita” tomar estas medidas.

La medida consiste en la reducción del plazo de pago de dichas importaciones a 30 días por parte del Banco Central, además de la suspensión, por 120 días, del cobro del IVA adicional e impuesto a las ganancias a las importaciones de estos productos y de los medicamentos. Pero no son los únicos rubros que padecen aumentos. Lo significativo es, principalmente, cómo afecta al ciudadano de a pie, que debe cubrir sus necesidades básicas, por lo cual el rubro alimentos, no es uno cualquiera para ser considerado por el INDEC, ya que la lectura que sobre su proyección hace el gobierno, además de la ponderación respecto del peso específico que tiene en el índice inflacionario, es sobre el fuerte impacto que tendrá en el bolsillo de los estratos medios y los más vulnerables de la sociedad. Porque en las medidas que el gobierno tome para reducir la inflación, se verá cuál será su resultado, que, según declaró Adorni, tendrá consecuencias alentadoras, luego de haber alcanzado déficit fiscal cero el mes pasado, con la probabilidad de contar con superávit en el corto plazo.

La aclaración que el Ministro de Economía, Luis Caputo, realizó a los supermercadistas durante su encuentro, en relación a que no habrá una devaluación, por lo menos no en el corto plazo, apuntó a alertar sobre el aumento desmedido de precios, centrado en futuros ajustes a la suba del tipo de cambio y una inflación que no ceda. La cadena de provisión y distribución se cubre frente a futuros probables aumentos, cuestión que hemos vivido, lamentablemente, en varias oportunidades en nuestro país. Los empresarios, grandes, medianos y pequeños se cubren ante el alerta de los aumentos que les podrían venir, claro que, los primeros, con espalda mucho más ancha que el resto. La facilitación de dólares para la importación de productos terminados de la canasta básica tuvo su lectura de parte de los fabricantes locales que seguirán con las dificultades propias que les impone el mercado por la falta de disponibilidad de dólares para la importación de insumos, además de sus valores, y la competencia que sus productos tendrán en el mercado local con los importados que, con facilidades, intentan impedir, por medio de su ingreso, la suba de precios de las empresas de mayor respaldo y capital. Los empresarios habían pedido la derogación de las leyes de Góndolas y de Abastecimiento, además de los controles de precios, y el gobierno actuó en consecuencia con estos reclamos, según les advirtió Caputo, pero sin embargo, los precios no dejaron de escalar, y los que bajaron, fue producto del bajo consumo. No nos olvidemos del aspecto psicológico de la inflación y su desenlace es un tema que he desarrollado anteriormente y del cual he advertido en sendas oportunidades a través de editoriales en @Haceinstantes. Y el “por las dudas aumento y me cubro”, está relacionado con la incertidumbre, pese a que el ajuste, hoy por hoy, sigue siendo tolerado por el sector de la población que adhiere a la política económica gubernamental, con la firme expectación de una salida a la crisis económica vigente. Y los que no, también obligatoriamente, deben pasar por la situación de ajuste, reclamos y quejas mediante. Resulta ser una cadena de aumentos, en la que todos se quejan de todos por los aumentos que les llega, que los impelen, de acuerdo a lo que sostienen, a la suba de precios.

A su vez se presentan otras cuestiones de abordaje financiero. El dólar y sus distintas vertientes, que tenderían a unificarse, más temprano que tarde, que presenta una brecha entre el oficial y el financiero, una canasta de monedas o la libre competencia de divisas, el valor del dólar, por el momento aplastado, aunque se haya levemente despertado ante el anuncio de las importaciones y, principalmente, de la reducción en las tasas de interés de los plazos fijos en pesos, la culminación del cepo, la eliminación del Banco Central, todas medidas que el gobierno está tendiendo a adoptar, habiéndolo intentado mediante un decreto de necesidad y urgencia, y el proyecto de ley ómnibus del Ejecutivo, que quedarían reducidos en lo que sería su presentación oficial el 25 de Mayo, a través de un acuerdo previamente pactado con los gobernadores, con el objetivo de establecer un Pacto, de cuya suscripción será testigo esa fecha histórica, si se alcanza el consenso entre todos, incluyendo a los ex presidentes, según fue anunciado. El consenso político, al que me he referido hace poco, es fundamental para que el gobierno pueda implementar su plan económico y, para ello, requiere aunar voluntades.

El gobierno se mueve en terreno fangoso. La inflación tiene como compañera de viaje a la recesión. El presidente Javier Milei, como economista, bien conoce sobre los peligros de la inflación, advirtiendo que “no hay nada que cause más daño” que ella, por lo que afirmó que “estamos comprometidos a terminarla y lo estamos haciendo “, aclarando que “prefiero soportar un poco más esta situación débil de actividad, pero evitar la hiperinflación”. El enfriamiento de la economía es un fantasma que en estos momentos se cierne sobre el programa del gobierno, pero que está en amarillo en un semáforo que intenta poner, en rojo, los números de los precios de su economía, ante el “sinceramiento de la economía real”, en términos de Milei. Centrado en el tema fiscal, buscando ubicarlo en déficit cero, y con una reducción pretendida de gastos de un 45% a un 25% del PBI, el ajuste es para todos. Y, si bien como expresé anteriormente y lo he desarrollado en otra editorial de @Haceinstantes, todavía se está apoyando en gran medida al plan económico del gobierno con fuertes restricciones en la calidad de vida de los ciudadanos de todo el país, el consenso político que derive del Pacto de Mayo será fundamental para este gobierno que no se sustenta sobre su propia territorialidad ni representación legislativa suficiente en números y que deberá contar con la debida incorporación de las demandas a su vez, consensuadas, de los gobernadores. El presidente Milei pretende ir a Córdoba con este tema resuelto, y una economía en marcha. El corto plazo podría asfixiar sus pretensiones, aunque éstas sólo serán evaluadas por sus resultados. El primer mandatario nacional continúa siendo optimista, empujando el sentimiento ajeno, al asegurar que “creemos que en cuanto abramos el cepo y empiece el rebote del nivel de actividad económica, el salario va a ganar”, considerando que esta medida podría tomarse hacia mediados de año.

María Belén Aramburu

Te puede interesar
Últimas noticias