sábado 27 de abril de 2024
Cielo claro 12.9ºc | Buenos Aires
20/02/2024

¿Por qué la gente tolera el ajuste?

Las respuestas de la gente frente al ajuste nos invitan a sacar nuestras propias conclusiones y observar atentamente la temporalidad que conlleva.

¿Por qué la gente tolera el ajuste?

Hace tiempo que tengo esta inquietud, ¿Por qué la gente tolera, aguanta, soporta, transita el ajuste que, en base a las recientes medidas económicas implementadas por el gobierno, debe atravesar? Si bien el proyecto de ley ómnibus que tuvo su desembarco en el Congreso no prosperó en la Cámara de Diputados, obstaculizándose su correspondiente tratamiento parlamentario, y fue finalmente retirada del ámbito del Poder Legislativo, los aumentos de precios en alimentos y bebidas principalmente, y de aquellos que resultan imprescindibles, colocaron a la población en una situación difícil de soportar.

El último índice inflacionario de enero, que marcó en el termómetro un 20,6%, elevando el interanual al 254,2%, con un aumento de los precios del orden del 211,4% al cierre de 2023, trajo entusiasmo al gobierno por la desaceleración de casi 5 puntos porcentuales respecto del último mes de diciembre, número que a su vez marcó un récord en 30 años. Al compás de la devaluación del tipo de cambio oficial de un 51%, y la continuidad por el momento, del cepo cambiario, vinieron, de la mano de la quita de subsidios, los aumentos de las tarifas en los servicios públicos, las del consumo de energía, prepagas, matrículas de colegios, ayuda mediante que ofreció el gobierno, etcétera, etcétera, mientras los salarios se deprimen cada vez más, ubicándose en US$150 el mínimo, siendo el peor de la región y sólo por delante de Venezuela.

En la respuesta a la pregunta queda involucrado el casi 56% de la ciudadanía que optó por Javier Milei como presidente, que apostó a un cambio radical y profundo, versus el status quo que ofrecía la alternativa del ex Ministro de Economía de Alberto Fernández, Sergio Massa, excluyendo a quienes no se encuentran en condiciones de tolerarlo, sino que, lamentablemente marginados desde antes, y hace años, del funcionamiento del sistema económico, no pueden sino sufrir las consecuencias de un ajuste, agregando, a su vez, a quienes no lo votaron, se oponen a este plan, pero tampoco gozan de gran repercusión al momento de manifestarla para expresarse sobre el mismo.

La cada vez más castigada clase media cambia dólares que tenía ahorrados por cualquier eventualidad y a manera de resguardo, para poder pagar las cuentas y llegar a fin de mes, cuidando meticulosamente cada gasto que realiza, suprimiendo alguno y privándose de otros. Las clases sociales de mayor poder adquisitivo los cambian, de ser necesario, para mantener el nivel de vida anterior al ajuste. A ninguno de los dos sectores le alcanza con lo que tiene para solventar sus gastos. Los estratos socio-económicos más bajos que votaron para que asumiera Javier Milei como presidente, y hasta proclamaron a viva voz las ideas libertarias promocionadas por el líder de La Libertad Avanza, toleran el ajuste mientras no les alcanza para llegar a fin de mes, confiando en el cambio de voto al que apostaron en las últimas elecciones presidenciales.

Todos ellos confían, algunos desde una posición más cómoda que otros para transitar el ajuste que, en palabras del gobierno, y a través del vocero presidencial, Manuel Adorni, se advierte que “claramente falta mucho por recorrer”. Confianza es una palabra clave para mantener una expectación de esperanza que permita transitar por la tolerancia a situaciones adversas. Y, por el momento, le dan la derecha al presidente Milei, su equipo, y su política económica. Aunque les duela. Porque creen que todo va salir bien y va a ir mejor. Y en esta instancia entonces, aparece mi pregunta que, más allá del desarrollo de la coyuntura de la política y economía, pero estrechamente ligada al contexto actual en la que se formula, merece respuestas desee el abordaje de las disciplinas de la psicología y la sociología.

“Venimos de dos gobiernos que fracasaron en términos económicos, el de Mauricio Macri y el de Alberto Fernández” afirma el Dr Marcelo Salas, Director de la licenciatura de Sociología de la Universidad del Salvador, “que generaron un caldo de cultivo, basado en la pérdida del poder adquisitivo, el proceso inflacionario que tomó cada vez más velocidad, el desorden de precios relativos, relación poder adquisitivo, salarios y precios” para agregar que esto provocó “bronca y hastío hacia esos espacios políticos, que además coinciden con trayectorias históricas-políticas argentinas y tienen un importante peso en nuestra tradición, lo que permitió que apareciera un outsider, que entiende que puede unificar a los dos fracasos en un mismo slogan, como que los dos son parte de la casta, proponiendo algo nuevo, aunque con recetas viejas, ya probadas”. El Dr Salas sostiene que “luego de la bronca y el hastío que se confirma con las elecciones, ahora aparece un período en el que los votantes tienden a legitimar su voto, a autojustificarse el resultado de la elección y, como todavía estamos dentro del período de gracia de los 100 días, y lo habitual es tenerle paciencia al nuevo gobierno, en una especie de luna de miel”. “Quienes confiaron en las propuestas y el diagnóstico de Milei”, afirma, “se encuentran en la situación de tener que defender cuál ha sido su opción”.

Según el Dr Luis Gratch, médico psicoanalista, “el ser humano tiene una tendencia natural a sobrevivir desde tiempos prehistóricos, lo cual los psicoanalistas denominamos pulsión a la conservación, o sea que, frente a situaciones adversas, pone en marcha mecanismos adaptativos, como pasa en el fenómeno del stress, por los cuales lucha por sobrevivir, y lo hace porque tiene una tendencia a tener una esperanza de que el futuro va a ser mejor, salvo que el sujeto esté deprimido, o con ansiedad o alguna fobia”.  La psicóloga Beatriz Goldberg, afirma que la economía está íntimamente ligada a la confianza por lo que, “cuando todos confiamos apuntando a que todo va a ir mejor, uno se vuelve más tolerante, pasa más pruebas, en la expectativa de una meta, de un resultado, y tal como expongo en mi libro Nunca es tarde, siempre estamos a tiempo de lograr objetivos, cambios en todas las áreas, como una segunda oportunidad, en la que uno debe implementar la inteligencia emocional y espiritual”.

“Si bien hay alguna ruptura del pacto electoral y las promesas realizadas”, expresa el Dr Marcelo Salas, “la presencia del ajuste duro, fuerte, está presente desde el inicio, y plantea, en términos de una filosofía que Milei sostiene, de que hay una necesidad de sufrir al principio, con un costo derivado de estas medidas de ajuste, para después reordenar la economía, que debería dar un espiral virtuoso”. Continúa explicando que “la pregunta ahora sería cuánto efectivamente puede aguantar la gente, porque ya empieza a tener dificultades en condiciones materiales de vida de orden cotidiano”, preguntándose “cuánto tiempo, este trabajador pobre del conurbano que se encuentra en el segundo o tercer cordón que tiene que tomar más de un medio de transporte para llegar a la ciudad de Buenos Aires, puede sostener, con esta retracción de los ingresos, el costo del trabajo”. La Licenciada Beatriz Goldberg sostiene que “hay un gran descreimiento en la política, por todas las situaciones difíciles que hemos atravesado los argentinos, por lo que, cuando llegó un outsider, con otra fórmula, con otro estilo, apuntando al cambio, la gente creyó en él aunque se hayan tomado medidas por las que la gente tiene que ajustarse, pero con ganas de tener esperanza y de creer, ya que la desesperanza trajo mucha quietud, depresión y estancamiento.”

Ante la consulta de por qué la gente tolera el ajuste, qué es lo que dispara la tolerancia, el Dr Gratch establece que “los pueblos, al igual que las personas individualmente, pueden ir desarrollando mayores niveles de tolerancia a la frustración”, explicando nuestro caso de que “la adversidad económica, la inflación, las frustraciones económicas que soportamos los argentinos, seguramente un suizo o un alemán, no las podría sobrellevar porque tienen menos tolerancia a la frustración, por estar menos acostumbrados a tolerarla en la vida cotidiana, a diferencia de los argentinos que la hemos ido desarrollando frente a la adversidad, de un modo mucho menos rebelde de lo que ocurriría en cualquier otro país”.  Sobre si esto es bueno o malo, afirma que “es bueno en el sentido que permite que un sujeto tenga una fortaleza mayor frente a la adversidad, pero es malo porque sostenerla hipertrofiada hace que uno se vuelva excesivamente resignado frente a la adversidad y deje de luchar por cambiar, o deje de sentirse autorizado a una calidad de vida mejor”, entendiendo por rebelarse, aclara, “que no significa violentar los principios y leyes generales que rigen la democracia, sino que muchas veces los políticos, los economistas, abusan de la tolerancia a la frustración que tenemos los argentinos, de lo acostumbrados que estamos a la adversidad, en la toma de decisiones”.

“Si uno sigue el mismo camino, da el mismo resultado”, continúa afirmando la Licenciada Beatriz Goldberg, “por lo que la gente buscó, en la elección de un outsider, alguien que le brindara protección, sin dependencia, porque la gente quiere ser más libre para elegir, por lo que tolera determinadas circunstancias para que venga algo mejor, ante una promesa de cambio que considera más sincera, que implica una limpieza, salvo para los que no quieren perder sus favores”. Agrega, en este sentido, que “también los jóvenes de todos los estratos sociales emperezaron a involucrarse en la política, cuestión que antes no hacían, y quieren un cambio de base, quieren tomar las riendas de su propia vida, y no repetir lo mismo” y “la gente aguanta muchas veces porque permanentemente le dan información sobre cambios positivos como el del superávit fiscal que exhibió el gobierno”.

El Dr Marcelo Salas aclara que “en estudios de mercado se suele decir que la satisfacción siempre está en función de las expectativas, y las planteadas por Milei no fueron positivas, sino de ajuste, por lo que todavía la satisfacción respecto al gobierno, tiene que cumplirse en su segundo paso, un período de sufrimiento va a dar como resultado una Argentina mejor”, agregando que “aún nos encontramos en un momento de satisfacción, y tiene que ver con la expectativa en función del fracaso de los dos gobiernos anteriores, el de Mauricio Macri y el de Alberto Fernández”. Esto se suma a “la pandemia”, que de acuerdo al análisis del Dr Luis Gratch, “aumentó la tolerancia a la adversidad y a la frustración y eso redunda, a su vez, en patologías psicológicas a las que recurren las personas para tolerarlas”. El Dr Gratch advierte que “asociamos la fortaleza psíquica, la templanza de un individuo, al concepto de soportar la adversidad, la frustración, y en la cultura en general valoramos mucho la fortaleza psíquica”. “También está el concepto de resiliencia, la persona que frente a una situación adversa ha logrado superado y ser mejor que antes”, afirma, para destacar que “la tolerancia frente a la adversidad es algo digno de admiración”. “Los cambios”, dice la licenciada Goldberg, “son como ejercicios musculares que hay que entrenar psicológicamente y cuando se ven cambios, aparece la confianza para seguir en el cambio”, mientras que “la confianza es lo que hay que recuperar, si no se viene un vacío existencial muy fuerte”.

Las respuestas a la tolerancia de la gente frente al ajuste, nos invitan a sacar nuestras propias conclusiones y observar atentamente la temporalidad que conlleva tras una primera etapa de firme y fuerte adhesión a las ideas aprobadas mediante las últimas elecciones.

María Belén Aramburu

Te puede interesar
Últimas noticias