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27/07/2022

Se viene el ajuste económico y político, por María Belén Aramburu

La ministra de Economía, Silvina Batakis, debió dar tanto explicaciones económico-técnicas, como también políticas, ante la titular del FMI.

Se viene el ajuste económico y político, por María Belén Aramburu

La Ministra de Economía, Silvina Batakis, debió dar tanto explicaciones económico-técnicas, como también políticas, ante la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, otros funcionarios del organismo, economistas e inversores, sobre todo de Wall Street, durante su permanencia en los Estados Unidos, mientras el ámbito doméstico ardía.

El respaldo político al que siempre hago referencia en mis editoriales de @Haceinstantes, fue señalado como contundente por la Ministra Batakis en la ciudad de Washington, señalando que tiene el apoyo de los principales dirigentes del Frente de Todos, que, sin necesidad de aclarar, involucra más específicamente a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, con quien mantiene reuniones para convalidar el proyecto económico sostenido por el presidente Alberto Fernández, que es aquel que fue a mostrar, para su fiel cumplimiento, al Fondo Monetario Internacional. Su argumento de credibilidad se basó en que “nosotros hoy estamos en una coalición de gobierno y dentro de esa coalición hay un equilibrio que efectivamente está dado para que podamos implementar estas medidas...” insistiendo, sin ninguna ingenuidad de su parte, a sabiendas de los oídos atentos que esperan su confirmación, que “yo creo que, en ese sentido, hoy hay un apoyo fuerte de todos los sectores en nuestro espacio político”. Recordemos que mucho se habló sobre la procedencia de la designación de la ex ministra de Economía del gobierno de Scioli en la provincia de Buenos Aires, siendo que se pretendió aclarar que, si bien, no surgió del espacio del kirchnerismo, tal como se había especulado, tampoco su nombre fue rechazado por éste.

La frase anterior continúa hilándose con un “...para ir desarrollando todo lo que tenemos que desarrollar para calmar un poco la economía argentina”, intentando, de este modo, brindar solidez ante tanta incertidumbre, en los ámbitos externo y doméstico, aunque los chispazos en el frente interno, aunque continúen de manera explícita o, como ahora, más solapada. Fue el ex ministro Martín Guzmán quien debió encarar la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y, quien se acercó, a Georgieva, con el apoyo adicional que en su oportunidad, le brindó el Vaticano. Después de su renuncia y el panorama incierto tras el anuncio de la Ministra Batakis de las primeras medidas económicas, fue ella misma la que debió, personalmente, presentarlas ante el organismo financiero, para demostrar la fortaleza de sus decisiones y la vigencia del acuerdo.

El panorama económico tuvo, como eje principal, el ajuste fiscal. Tal fue el rumor sobre la modificación de los planes acordados, basada en la actual situación económica empeorada, que tuvo que aclarar que, lo que busca el gobierno, es emprender una serie de medidas que permitan alcanzar las metas fijadas con el Fondo. En este contexto, el ajuste económico pasa por llegar a la meta de un déficit primario del 2,5% del PBI. El tema es cómo lograrlo. La segmentación de las tarifas de gas y electricidad, por ejemplo, no está logrando el registro esperado de usuarios, por lo que el Secretario de Energía, Darío Martínez, extendió la inscripción hasta fin de este mes.

En cuanto al BID, el Banco Interamericano de Desarrollo, primero cuento la buena noticia. La Ministra Batakis, logró la liberación de un desembolso de US$ 200 millones “para promover un crecimiento sostenible en la Argentina”. La mala es el tironeo que existió cuando el titular de la entidad, Mauricio Claver Carone, le negó un préstamo “incondicional” de US$ 500 millones. Quien asumió al frente del organismo en el último periodo del mandato del ex presidente norteamericano Donald Trump, y quien pugnó a favor del otorgamiento del crédito stand by para la Argentina durante la presidencia de Mauricio Macri, (lo que generó el repudio de Alberto Fernández en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, delante de Joe Biden), argumentó que “no puede dar el visto bueno a las solicitudes, sin asegurarse prudentemente de que tiene un impacto en el desarrollo”. El tema político de fondo con su titular siempre asoma como un fantasma, luego de que Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos, no pudo alcanzar el tan anhelando cargo en el organismo.

El llamado dólar soja para el campo, permite, según cálculos del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, contar con US$ 2.500 millones de exportaciones. El trasfondo político, que dejó al descubierto la pelea del gobierno con el campo, de la cual escribiré en otra editorial de @Haceinstantes, cuando el presidente Alberto Fernández refirió, dos veces en los últimos días, de “especuladores que en esta situación tan difícil, retienen US$ 20 millones para que unos pocos ganen y muchos pasen hambre”, se corresponde con una marcha a la Sociedad Rural, organizada por Daniel Menéndez, dirigente de Barrios de Pie y subsecretario de Integración y Promoción del Ministerio de Desarrollo Social. Será este sábado, en coincidencia con el día del acto de inauguración de la exposición anual, y con la concurrencia de otras organizaciones sociales afines al gobierno además del apoyo que recibieron de la CTA.

La inflación como talón de Aquiles, y un estimado para julio que puede rondar el 8%, atormenta al gobierno de Alberto Fernández. El ajuste económico es a su vez político, o debiese serlo. En un sentido más profundo, la revisión del rol de la política y sus dirigentes es inevitable. En un sentido pragmático estaría ceñido a un ajuste de los cinturones de los propios funcionarios que, por caso, aumentaron sus dietas en plena crisis. Debiesen ganar muy bien los políticos. Debiesen ganar muy bien todos los ciudadanos. Soy de la opinión de que hay que nivelar para arriba. Pero no se puede pedir a los demás lo que no se pone en práctica. Y, con el ajuste, los que menos tienen son los que más pierden. La reducción del gasto social será parte del ajuste solicitado y pactado con el Fondo Monetario Internacional, por lo cual esto quedará en evidencia. Los montos de los planes no alcanzan para los que los tienen, pero sólo podrían ser sostenidos con una contraprestación de trabajo. De este modo dejarían de ser gasto para convertirse en bienes y servicios.

Otro ajuste político podría pasar por una reestructuración del gabinete presidencial. ¿Se trataría de que se vayan “los funcionarios que no funcionan”, en palabras de Cristina Fernández de Kirchner? ¿De la llegada al gabinete del actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa? ¿Perdió peso esta versión en las últimas horas o es probable? Su mujer, Malena Galmarini, acaba de publicar un video que en realidad es un viejo spot de campaña titulado “todo vuelve”. Y en rigor de verdad, todo está por verse. Lo que si o sí debiese contemplarse es la aprobación de las medidas económicas a implementarse, de parte de todos los sectores que integran el Frente de Todos, para ser mostrado puertas adentro y en el exterior, como se ha visto recientemente con el viaje de la Ministra Batakis a Washington.

La demora en la adopción e implementación de las medidas de política económica, de la mano de los anuncios, se entrelaza con el retraso que sufrió el vuelo que traerá de regreso desde los Estados Unidos, a la Ministra Batakis. La demora también arrastra más incertidumbre, por lo que, el anuncio que sea, deberá ser brindado lo antes posible. Sin demora.

María Belén Aramburu

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