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08/01/2020

Ricos en tecnología, pobres de espíritu, por María Belén Aramburu

¿En qué se ha convertido el ser humano?

Ricos en tecnología, pobres de espíritu, por María Belén Aramburu

Podría estar escribiendo sobre política internacional y la guerra desatada entre Estados Unidos e Irán a partir de la muerte del general iraní Qasem Soleimani y el jefe militar iraquí Abú Mahdi Al Muhandis con un dron norteamericano en la ciudad de Bagdad.

El cierre de 2019 había sido traumático. Cohetes cayeron sobre la base militar de Al Taji . Allí se encontraban soldados estadounidenses. Bases de Hezbolllah en Siria e Irak habían sido atacadas por fuerzas norteamericanas previamente.

El Pentágono confirmó el ataque con más de doce misiles a bases militares norteamericanas en Irak. Con el nombre de “Mártir Souleimani” el operativo fue bautizado por parte de la Guardia Revolucionaria Iraní. Los misiles fueron lanzados desde Irán. Esto está clarísimo para el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con atacar 52 objetivos iraníes, el mismo número de soldados y civiles norteamericanos tomados como rehenes en 1979.
La amenaza de Irán es sobre 13 escenarios que serán distribuidos geográficamente para vengar la muerte de Soleimani. Al destruir completamente la base de Al Assad el primer objetivo de estos ataques estaría cumplido para darle continuidad al resto. Y al ser consideradas como “terroristas” las fuerzas armadas estadounidenses a través de una ley sancionada por el Congreso de Irán, el tratamiento que le darán se corresponderá con este concepto.

 

Como bien les mencioné al comienzo de mi editorial, podría estar desarrollando este tema en base a un análisis de política internacional y cómo irá derivando en una escalada de violencia que irá cobrando cada día más vidas humanas, pero prefiero poner el énfasis en el título que le dio abordaje a mi pensamiento inicial, aquel que se vincula más con quienes somos y podemos y queremos ser que con los aspectos de la guerra desatada.

Con quienes somos me refiero a lo que el ser humano es hoy. Con quienes pretendemos ser tanto como lo que queremos ser tiene una relación más directa con lo que potencialmente el ser humano está desarrollando en su base más esencial.


En momentos en que muchos analistas están interpretando estos iniciales ataques como una tercera guerra mundial, aproximaciones mayores o menores a este concepto, ideologías afines a uno u otro sector que aparecen contrastados en bandos que muestran su capacidad de ataque en base a su desarrollo armamentístico más sofisticado, amenazantes en el uso de la fuerza y la violencia, sorprende en esta era y después del sufrimiento que sabemos trajeron aparejadas las dos guerras mundiales y las guerras de cualquier tipo, aunque guerras al fin, que una vez más vivamos una situación que nos sumerge nuevamente en tempestades furiosas que remiten a dolor, muerte y secuelas permanentes e incurables.


El ser humano ha sabido utilizar su inteligencia para desarrollar la tecnología y vivir supuestamente más y mejor. ¿Más y mejor en este contexto? ¿O es menos y peor en situaciones como las ya señaladas? ¿Es esto lo que eligió el ser humano en su acumulación de experiencias propias, ajenas, ancestrales, de otras épocas? ¿Cuál es su ambición? ¿En qué se ha convertido? ¿Qué quiere para sí mismo, su entorno y las próximas generaciones? ¿Miedo, sangre y muerte o paz? ¿Qué pensó que estaba construyendo cuando en realidad terminó destruyéndose?


Mi invitación es la de trascender el tema puntual del enfrentamiento del cual vamos a estar recibiendo información en forma permanente.
Mi invitación es a la reflexión  y qué podemos hacer para evitar que se propague la guerra y se construya la Paz.


Sé que cada uno de nosotros se sentirá impotente ante la magnitud de la fuerza utilizada. Y muchos pensarán que nada se podrá hacer al respecto. Otros, sin embargo, utilizarán una fuerza muy diferente a la de la violencia  armamentística. Harán uso del poder de la oración. Algunos otros del de la meditación por la Paz, recurriendo a un encuentro con el Ser pacífico que cada uno es en su esencia.


Lo cierto es que cada vez somos más pobres. El ser humano es cada vez más pobre espiritualmente. Y cada vez más rico en su desarrollo material y tecnológico. ¿Podrá pensar qué tan poco le sirve este enriquecimiento ante su extinción en una guerra desatada entre naciones, pueblos, hermanos que comparten un mismo planeta, un mismo mundo mientras viven con sus diferentes cosmovisiones?


A algunos el cambio les parecerá prácticamente imposible. Otros lo verán como que todo sucede afuera, como algo fuera de su órbita, lejano, distante...
Pero mi invitación es más profunda. Es al reencuentro con quienes somos de verdad, en nuestra esencia. Con el ser pacífico que reina en nuestro interior y que invita al otro a ser sí mismo en este cabal sentido.


La Madre Teresa de Calcuta, al ser consultada por la paz, sabiamente expresó su interés porque la invitaran a marchar para defender la paz, no “en contra de...” la violencia.
Es así que cada uno puede iniciar un proceso personal por la paz que a su vez sea una invitación hacia el otro a manifestarse de la misma manera.


Cada uno puede comenzar consigo mismo.

 

Por María Belén Aramburu

 

 

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