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07/06/2023

Ampliación de JxC: ¿dónde está la frontera? ¿y el liderazgo?, por María Belén Aramburu

Juntos por el Cambio sabe que no sólo se debe mostrar unido, sino que debe estar unido, para enfrentar estas elecciones que lo podrían ubicar en el gobierno.

Ampliación de JxC: ¿dónde está la frontera? ¿y el liderazgo?, por María Belén Aramburu

Para ampliar un frente político, sea cual fuese, en Argentina o en cualquier país del mundo, se debe conocer la frontera, o sea el límite delineado o a delinear en los constantes vaivenes de la vida política, que no se puede traspasar, ya sea que se persigan objetivos de estrategias meramente electoralistas o, en el mejor de los casos, y apelando a una mayor profundidad en la cuestión, porque no encajan con el programa de gobierno, vinculado éste, a ideologías e ideas que se defienden a rajatabla y se encuentran establecidas tanto implícita como explícitamente.

Así como en la anterior editorial planteé, a modo de interrogante, cuál era el límite para la ampliación del Frente de Todos, ante los reclamos, primero de Máximo Kirchner, y luego de “Wado” de Pedro, a una apertura y ampliación del Frente de Todos, acercándome a algunas conclusiones, en el frente de la oposición, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y precandidato presidencial, decidió ampliar la base del formato que venía funcionando desde la campaña electoral de 2015, no sólo para sumar a un peronista, y con él, a los que se adhieran por efecto multiplicador ideológico, programático y electoralista, sino para demostrar quién manda en el armado de la coalición y, de resultar electo, porque hacia allí va, dejar en claro quién mandará en el próximo gobierno.

En 2019, durante la búsqueda de un segundo mandato, el ex presidente Mauricio Macri, sumó a Miguel Ángel Pichetto, y con él, al Encuentro Republicano Federal.¿Habrá querido, en esa misma línea, Rodríguez Larreta, tener a un peronista y, con él, al peronismo no kirchnerista? En el peronismo que quedó afuera del Frente de Todos, allá por 2019, al que finalmente, y con la fórmula Fernández-Fernández se amalgama el Frente Renovador de Sergio Massa, los que eran precandidatos presidenciales continúan con sus intenciones renovadas para el próximo período. Tal es el caso del dirigente elegido por el alcalde porteño, Juan Schiaretti, gobernador de la provincia de Córdoba.

Juan Schiaretti no sólo es el gobernador de la provincia mediterránea, sino que también brinda batalla, a través de su delfín, Martín Llaryora, en el espacio de Hacemos Juntos por Córdoba, para mantener su poder, como lo ha hecho durante un cuarto de siglo en alternancia con Juan Manuel de la Sota. Sabe que no cuenta con la intención de voto suficiente como para ser electo presidente, y que necesita de alguna coalición más grande, que Juntos por el Cambio le puede ofrecer, a sabiendas del peso que tuvo Córdoba en la definición del electorado que llevó a Mauricio Macri al Ejecutivo Nacional, y el que tendrá en las próximas elecciones.

Falta poco para todo. Falta poco para el cierre de listas, de su entrega, de la composición de los frentes, y falta muy poco para las elecciones en Córdoba, donde se presenta como candidato a suceder a Juan Schiaretti en la gobernación distrital, constituyéndose en su directo rival, Luis Juez, representando a Juntos por el Cambio en la agrupación denominada Frente Cívico, que conforma una alianza entre Juntos por Córdoba, la Unión Cívica Radical y Propuesta Republicana. Y si bien Horacio Rodríguez Larreta salió a respaldarlo en las últimas horas, así como a Rodrigo de Loredo en la candidatura por la intendencia de la capital, fue él quien lo propuso y le propuso sumarse al frente, con el solo consenso de Gerardo Morales quien, si bien pretende la presidencia nacional, podría ser el precandidato a vice de Larreta.

¿Se pensó en Schiaretti como vice tal como Pichetto lo fue para la fórmula presidencial de 2019? Mauricio Macri destacó la diferencia de momentos y, sobre todo, de consensos dentro de la coalición. Schiaretti puede jugarse una buena carta en su provincia este año para que, dividido Juntos por el Cambio, pueda ganar su delfín, y permanecer intacto en el poder. Ahora bien, tanta confusión trae a los cordobeses como al electorado nacional en su conjunto, la propuesta de sumar al gobernador. ¿Cuál es la verdadera composición de Juntos por el Cambio? Cuando se vota a Schiaretti, ¿se vota al peronismo no kirchnerista de Córdoba o a alguien que integra el frente opositor? Y si se vota a Luis Juez, ¿se estaría votando a la coalición en su forma primitiva o a ésta con un ingrediente peronista no kirchnerista? La confusión intentó ser saldada por el propio primer mandatario cordobés, al insistir en la creación de un “frente de frentes” en el que “una fuerza política acuerda un programa con otra fuerza política y se arma una coalición política nueva, una alternativa política nueva, que se presenta en las elecciones...”, aclarando que “sin perder la identidad”. “Yo soy parte del kirchnerismo no peronista”, agregó. Y enfatizó sobre la idea de que “yo no pertenezco a Juntos por el Cambio ni voy a pertenecer”.

Vuelvo a una idea central, en la que los actores políticos son fundamentales. Habiendo aclarado el significado que encierra la elección del dirigente peronista Juan Schiaretti, hay otra de fondo: ¿quién lidera Juntos por el Cambio? Más allá de las precandidaturas y cargos, ¿quién tiene la última palabra?, ¿con quién/es se debe buscar consenso para tomar decisiones? Rodríguez Larreta pretendió, con esta jugada, ejercer el liderazgo, disputándoselo a Mauricio Macri, quien, sin un cargo alguno en la actualidad y, habiendo ejercido la presidencia y dos veces la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, se ha venido mostrando como armador de la campaña y aglutinador de las partes que componen el frente, para arribar a acuerdos consensuados.

Sin lugar a dudas, Horacio Rodríguez Larreta, pretende mostrarse ágil, práctico y veloz, como el líder del PRO y de Juntos por el Cambio. Salieron a frenarlo, tan rápidamente como la dirección en que iban disparadas sus pretensiones, el mismo Mauricio Macri y Patricia Bullrich, rival dentro del PRO en la contienda electoral por la presidencia. La titular en licencia del partido, llegó a responsabilizar al alcalde porteño de llegar a producirse una “ruptura” de Juntos por el Cambio. Por su parte, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y Encuentro Republicano Federal, están presionando al PRO para que defina la incorporación de José Luis Espert, así como de establecer si, de incluirlo, sería para una candidatura a la presidencia de la Nación o a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, en ambos casos, a sabiendas de que la tracción de votos que podría provocar, iría en perjuicio de una ocasional pérdida de votantes para Patricia Bullrich.

Otro punto discutible es el sentido de la oportunidad. De sumar aliados, ¿cuándo correspondería incorporarlos? ¿Conviene cuando deben surgir acuerdos forzosos y muchas veces forzados como ocurre en otras partes del mundo? Seguramente ¿O con los resultados electorales en la mano cuando la gobernabilidad lo exige? De ser necesario también es un buen momento. Algunos se preguntan si antes de las PASO, a pocos días de los cierres y las presentaciones de las listas y candidaturas, es oportuno. Los hay que así lo creen, porque sus demandas electorales de este modo lo indican, y quienes creen que esto pone en situación de peligro al frente en cuestión.

En conclusión, Juntos por el Cambio sabe que no sólo se debe mostrar unido, sino que debe estar unido, para enfrentar estas elecciones que lo podrían ubicar en el gobierno. Se deben tomar urgentes y aceleradas decisiones respecto de la inclusión de Juan Schiaretti y José Luis Espert en el frente opositor y, de ser así, definir el modo de su inclusión. Falta poco para todo. El reloj marca un tic tac que genera ansiedad y nerviosismo. La adrenalina se acrecienta y acelera los pasos

María Belén Aramburu

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