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22/05/2023

La grieta se profundiza en el oficialismo, María Belén Aramburu

El liderazgo que se pone en juego será el que defina al partido y al frente, que se consolide como tal, ya sea para un futuro oficialismo u oposición. Y nadie quiere dejar de ser de la partida.

La grieta se profundiza en el oficialismo, María Belén Aramburu

A veces parece mentira estar hablando y/o escribiendo sobre la grieta en el oficialismo. Pero este es el caso en el Frente de Todos, en que se hizo cada vez más profunda a medida que fue pasando el tiempo y la gestión avanzaba, con más diferencias que acuerdos que, una vez que tomaron estado público y dejaron de ser rumores, hace mucho de eso ya, se convirtieron en una bola que fue rodando sin rumbo, llevándose, a su paso, todo aquello que encontraba delante suyo, digamos que, al propio Frente de Todos y, quizás también, a los próximos resultados electorales, de continuar esta puja sin fin. Aunque algunos todavía piensen que, de esto, se puede sacar algún rédito.

Si las PASO a veces se evitan, o intentan evitarse, para esquivar internas que puedan exponer a los contrincantes de los partidos o frentes que integran, así mismo se pueden avisorar, por aquellos que a éstas rechazan por sangrientas e inconducentes, los perjuicios de un gobierno que enfrenta al Ejecutivo con su vice. Pareciera que, como ninguno de los dos se presentarán en las próximas elecciones, o al menos esto han expresado públicamente, y ya se dijeron bastantes cosas en voz alta, perdido por perdido...

Lo que se dijo, dicho está. Y si hay alguien que puede estar en alerta por lo que dice y se dice, es aquel político que ejerce la función del cargo ejecutivo y del de su vice, ya que sabe sobre la repercusión de sus palabras, esté más coacheado o no, mas preparado o no, sea más o menos inoportuno, prudente, virtud cardinal por excelencia, o imprudente, medido o desmedido, en sus palabras y gestos.

Se acerca el 25 de mayo y el acto clave que, como expliqué en la anterior editorial de @Haceinstantes, tendrá como protagonista a Cristina Fernández de Kirchner, aún, y pese a su negativa a ser candidata a presidenta, con el eje puesto en el operativo “Clamor: Cristina 2023”, principalmente impulsado por el Ministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, quien insistió e insiste, ahora más por negación ante la realidad que se le impone, que por su deseo inicial, ya que, declinándose éste por la propia potencial postulante, queda vacío en su contenido, y esperanzado en el hallazgo del candidato que todavía no aparece.

Estará vacía en intención la candidatura presidencial de Cristina Kirchner, tanto como lleno de contenido estará su discurso este jueves, del que, por su hermetismo, sólo aparecen conjeturas. La convocatoria del presidente a homenajear a Néstor Kirchner y “escuchar a su compañera de vida, @CFKArgentina”, tal como escribió en un mensaje, es su propia convocatoria a escuchar a su compañera de fórmula y de gobierno, que no resultó, para ninguno de los dos, en la del libreto que está escrito para gobernar a un país en equipo, cumpliendo, cada uno, el rol para el que fue votado.

Como un pretencioso reformulador del peronismo apareció el presidente Alberto Fernández. No porque el partido, el movimiento y el Frente de Todos no lo requiera, sino porque sus críticas sobre que “no creo que el peronismo pueda seguir siendo personalista, verticalista y todas las cosas que fue cuando Perón vivía”, advirtió sobre la posibilidad que, nuevamente sea la vicepresidenta, “su vicepresidenta”, quien lo ungió a él como candidato, resultando luego electo, quien elija el próximo para las elecciones venideras. ¿Y si Cristina unge a alguno en el acto del 25? De esto nada se sabe. Y que nadie se compare con Perón dijo el presidente, cuando afirmó que “habrá gente con más capacidad de liderazgo, habrá gente con mucho carisma, pero no son Perón”. ¿O habrá pensado Cristina que ella lo era?, se cuestionó internamente el primer mandatario para después hacer estas declaraciones.

La “democratización” del peronismo, dejando “que la gente vote”, y que el candidato a presidente sea definido “en las PASO”, en palabras de Alberto Fernández, enfrentan otra vez al presidente, a Cristina Kirchner y el liderazgo que ella detenta y pretende ejercer poniendo orden en el partido para las próximas elecciones, y hasta en el propio gobierno del que forma parte, en absoluta discrepancia con quien ejerce el Ejecutivo.

¿Habrá pensado en algún momento Alberto Fernández concurrir al acto del 25 de mayo, en el que, por el momento, la única oradora será Cristina Kirchner? “Que ni se le ocurra” es lo más leve que por estas horas se escucha de parte de los dirigentes kirchneristas, y ni hablar, de los camporistas. Ennel mismo sentido, desde el entorno del presidente se asegura que nadie dijo que iba a formar parte y estar presente en el acto, pese a su convocatoria a que se sumasen “todas y todos”, por ser el día en que se celebran los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente. Eso confunde.

Si nos remitimos a las declaraciones de Alberto Fernández sobre Cristina Kirchner, señalando que “alguna gente”, ¿sería que no es él sino otra gente?, “puede decir”, lo pone en potencial, “que fue una imprudencia muy grave haber firmado acuerdos con alguien a quien conocían de antes”, a quien conocían era a Lázaro Báez con quien se firmaron “los acuerdos”, “devenido en empresario vinculado a la obra pública”, “devenido en empresario...”, porque claramente antes no lo era. Si bien el primer mandatario agregó una salvedad como que “los descuidos éticos graves que algunos puedan señalar no siempre son delitos”, nuevamente haciendo alusión a “algunos” que, ¿serían ciudadanos comunes, dirigentes políticos o los jueces que la condenaron?, sin aclarar que si no son delitos, ¿qué serían?, ¿descuidos éticos graves, a desprenderse de sus palabras?, ¿punibles o no?

Si uno leyese todas estas expresiones sin saber quién las pronunció, seguramente se establecería que su procedencia es la de un adversario político de Cristina Kirchner. Es que Alberto Fernández y Cristina Kirchner son adversarios políticos. Dentro de un mismo gobierno y un mismo frente. Porque se parecen más a los que ellos mismos representaban en sus papeles de presidenta y ex presidenta, y de crítico a su gestión, que de presidente y vicepresidenta recién electos, ya que, lo que vino después, es una historia de sucesivos y reiterados enfrentamientos y ataques en privado y en público.

Por eso hasta ronda la idea de cambiar el nombre de la agrupación política antes de las elecciones. ¿Y si aparece uno nuevo el 25 de mayo? Que no se trataría meramente de un nombre, sino de un reordenamiento del peronismo, ése que Alberto pretende hacer, pero Cristina también, demostrando su liderazgo, viendo quién prevalece en su intento político.

El liderazgo que se pone en juego será el que defina al partido y al frente, que se consolide como tal, ya sea para un futuro oficialismo u oposición. Y nadie quiere dejar de ser de la partida.


María Belén Aramburu

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