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14/12/2022

Sin Cristina candidata, Alberto Fernández reitera su candidatura, por María Belén Aramburu

La firmeza de su candidatura se apoya en sus propias palabras y deseos, y el afianzamiento que tuvo en su oportunidad, principalmente, de parte del Ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y del canciller Santiago Cafiero.

Sin Cristina candidata, Alberto Fernández reitera su candidatura, por María Belén Aramburu

Sin Cristina Kirchner candidata, y asumiendo que su anunciada decisión de no ser “candidata a nada”, o sea a ningún cargo, ni a la presidencia, ni al Congreso, ni “a nada”, quede firme, el Frente de Todos se plantea quién/es pueden ser candidatos. Deberán, además, gozar del consenso esperado para poder presentar su precandidatura y, probablemente, como hizo el oficialismo en 2019 con la fórmula Fernández-Fernández y, en 2015 con Scioli como único precandidato presidencial, o sea una sola postulación, se intente evitar ocasionar heridas que compliquen, aún más, las divisiones partidarias internas.

Habría que aclarar, una y mil veces, que Cristina nunca oficializó una candidatura presidencial para el 2023, aunque sí se veía y se la veía más firme para seguir ejerciendo un cargo desde el Congreso Nacional en representación de la provincia de Buenos Aires, bastión del kirchnerismo. Las ilusiones las plantearon, desde este sector, quienes, esperanzados en que su jefa política se presente nuevamente para otro periodo gubernamental, proyectaban una continuidad del oficialismo en el gobierno con una prevalencia del kirchnerismo en la composición del Frente de Todos.

Los coqueteos de Cristina con sus militantes y fans, en sus últimas apariciones públicas, dando a entender un “quizás me presente, quién sabe”, fueron dilapidados por su condena. O, por lo menos su intención pretendida de mostrar un desinterés de poseer fueros que la protejan, aún cuando el proceso judicial será largo, cuestión que desarrollé en mi editorial anterior de @Haceinstantes. Sin estar firme su candidatura, al igual que sin estar firme su condena, la única certeza, que a su vez se tiñe las expectativas de incertidumbre, es su renunciamiento público a una candidatura que nunca existió oficialmente, pero que fue imaginada y soñada por su entorno, y, hasta evitada por el sector albertista del gobierno, en su afán por el logro de una reelección por parte del presidente. Y también, por qué no, imaginada y soñada, por momentos, por la propia vicepresidenta.

¿Vos pensás que Cristina no va a ser candidata?, preguntan quienes descreen hasta de las palabras de la vicepresidenta en este sentido. ¿Será que sus deseos son más fuertes que la voz que escuchan de su jefa política? ¿Será porque esa ilusión suena interiormente de manera más fuerte que cualquier afirmación externa sobre el asunto? ¿Será porque no avistaron otro candidato que supere esta instancia? El planteo surge de los dirigentes del Frente de Todos y de aquellos que se proclaman kirchneristas, convencidos de la orientación en la emisión de su voto, de los que no ven otra candidatura, más allá de la de Cristina.

El candidato más firme pero sin consenso del Frente de Todos, es el presidente Alberto Fernández. La firmeza de su candidatura se apoya en sus propias palabras y deseos, y el afianzamiento que tuvo en su oportunidad, principalmente, de parte del Ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y del canciller Santiago Cafiero. Una vez más quiso demostrar liderazgo en la alianza que integra y en su propio gobierno. “Garantizo que voy a ponerme al frente para ordenar nuestra fuerza política, vamos a ganar unidos y por el bien de la Argentina”, dando a entender que no ha cambiado de opinión, es más, se va a presentar como candidato y pretende ser el líder de la unidad del Frente.

El consenso en la candidatura del presidente Alberto Fernández brilla por su ausencia. Si bien hoy se especuló con ausencias físicas durante un acto celebrado por el primer mandatario en el Parque Colón, detrás de la Casa de Gobierno, tampoco el mismo redituó en cantidad y carácter nominal de presencias. Pero, como las más significativas estuvieron ausentes, se especuló con la falta de apoyo que sus palabras tuvieron cuando las pronunció, afirmando que “me voy a poner al frente de todos nosotros sin exclusión, para que en diciembre de 2023, el presidente que asuma sea uno de nosotros”, no por su contenido que, desde ya, es común al Frente de Todos, si no por el mensajero con su pretensión de marcar un liderazgo desde su candidatura y gestión presidencial.

En el reciente acto en los alrededores de la Casa Rosada no estuvieron ni la vicepresidenta Cristina Kirchner, ni la cúpula o funcionarios del espacio de La Cámpora, como ser el Ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, ni el Ministro de Economía, Sergio Massa, ni ni ni... De los primeros mandatarios provinciales sólo hubo uno, Osvaldo Jaldo, de la provincia de Tucumán, y algunos intendentes. Sí estuvieron los sindicalistas Hugo Moyano, Héctor Daer, Carlos Acuña y Gerardo Martínez. Tres años de gestión hubiesen sido motivo más que suficiente para lograr adhesión presencial de, por lo menos, todos los miembros de su gabinete, sumados a funcionarios de gobierno en distintas funciones de la administración pública, más los gobernadores peronistas que pudieran asistir en su apoyo, más intendentes del conurbano y provincia de Buenos Aires, más más y más... Pero no fue el caso.

En el Consejo Federal de Inversiones, varios gobernadores y jefes sindicales, dieron muestras de interés para reunirse y sacar conclusiones sobre una reorganización del peronismo, que sustancialmente podría superar, en cuanto a intención, comprendiéndolo en ese conglomerado de partes pertenecientes a un mismo espacio, al Frente de Todos. Apenas pararon un par de días para advertir la diferencia entre ambos encuentros, siendo que, la Casa de Gobierno, le da un marco de mayor impronta a los discursos y sus repercusiones.

El “vamos a ganar, unidos, y por el bien de la Argentina”, podría haber sido dicho y hasta exaltado, por cualquier otro dirigente del Frente de Todos, por lo que su falta de eco en su espacio político fue más bien un rechazo a brindarle el poder de ejercer un liderazgo que, además, le signifique un trampolín para las próximas elecciones. Como bien sabe Alberto Fernández sobre su cuestionada autoridad en el Frente y de los cimbronazos que el enfrentamiento con la vicepresidenta Cristina Kirchner y La Cámpora trajo como consecuencia, hizo mención de lo que sobre él cree el kirchnerismo en términos de liderazgo, resaltando que “el liderazgo no se ejerce gritando ni golpeando la mesa, sino convenciendo a todos”.

Ni Cristina Kirchner, ni Máximo Kirchner, ni La Cámpora, ni la CGT, ni las organizaciones sociales, ni la totalidad de su propio gabinete, le han dado al presidente Alberto Fernández, la exclusividad de su representación en el justicialismo, ni el aval para que se erija en el líder del movimiento. Tampoco lo cuenta para que, por sí mismo, y tomando per se la decisión, asuma la pretensión de una candidatura inconsulta y desprovista de consenso, a la que tiene derecho, así como también lo tiene cualquiera con sus mismas pretensiones dentro del Frente de Todos.

Lo cierto es que, habiendo reiterado su candidatura y su intención de ser reelecto como presidente, Alberto Fernández no le escapa a una competencia en las PASO con quien tenga la misma aspiración. Ha propuesto las elecciones primarias como el ámbito propicio, legal y legítimo, para dirimir candidaturas, para que, siendo la ciudadanía, mediante su voto, sea la que decida a quién le corresponde la candidatura, asumiendo, de este modo, una interna en el Frente de aparecer probables competidores, y desechando, a su vez, una postulación única emergida del seno de poder que aparezca como predominante en el Frente de Todos, llámese kirchnerismo, La Cámpora o Cristina Kirchner.

Alberto Fernández defiende a la vicepresidenta en público en el marco de los procesos judiciales que la comprenden y su condena por la causa Vialidad, pero también sabe que si se queda solo en la carrera hacia la presidencia, tiene más chances. Desde ya no será el único. Los candidatos mencionados en mi anterior editorial de @Haceinstantes, siguen siendo los contemplados por este espacio: el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, Eduardo “Wado” de Pedro, Sergio Massa, a quienes se podría sumar Daniel Scioli, Juan Manzur, algún gobernador, ¿algún intendente como dicen por ahí?, ¿algún sindicalista o dirigente de las organizaciones sociales? Seguramente estos últimos pretendan tener más peso en las decisiones del Frente y ocupar mayor cantidad de lugares en las listas para la renovación de ambas Cámaras del Congreso.

 Todos van a querer estar en esta carrera hacia la presidencia de la Nación. El río está muy revuelto y, lejos de percibirse la unidad tan mentada y pretendida, las divisiones afloran acompañando ambiciones electorales. De presentarse Cristina Kirchner muchos se enfilarían encolumnándose detrás de ella, sin siquiera mencionar un mínimo atisbo de intentar presentar una candidatura propia o ajena. No siendo así, todos son potencialmente presentables para el 2023.

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