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04/10/2022

La inflación no cede, por María Belén Aramburu

Los números de la pobreza y la indigencia siguen siendo alarmantes: 36,5% y 8,8% respectivamente. Son 17.3 millones de personas que se encuentran en situación de pobreza, de los cuales, 4.1 millones son indigentes.

La inflación no cede, por María Belén Aramburu

Con una inflación estimada para el mes de septiembre más cercana al 7% que al 6%, siendo de todas maneras dos índices altos, la proyección anual es de un 100% y un poco más también.

Si bien la inflación es una preocupación mundial, potenciada por la pos pandemia y la guerra Rusia-Ucrania, en los países como el nuestro donde cada vez es mayor, no cede y no tiene freno, constituye una enorme preocupación. Se sabía que el aumento de los precios mayoristas iba a tener su correlato en los minoristas para alcanzar un número indeseado en septiembre. Además, el tipo de cambio, que está en una olla a presión, y el aumento de las tarifas de servicios públicos, cuya aplicación se espera en base a una segmentación anunciada, empujan los precios para arriba, al igual que las expectativas inflacionarias, a las cuales hice referencia en varias oportunidades en otras editoriales de temas económicos de @Haceinstantes. Varios economistas consultados, también mencionan la emisión monetaria como uno de los males que coadyuvan con este aceleramiento. La política siempre influye y, la inestabilidad percibida en los últimos tiempos, recalienta el panorama que percibe la sociedad en su conjunto.

Las remarcaciones preventivas de precios, siempre ligadas a expectativas inflacionarias en alza que, en la psiquis colectiva funcionan con un poder reactivo inmediato de “por las dudas”, apura un nuevo plan de Precios Cuidados. La consideración de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sobre los márgenes obtenidos por las empresas, con el segundo en el ministerio de Sergio Massa, Gabriel Rubinstein fue, al menos, llamativo, pero tendería a estar en una línea de control que es lo que se hizo cuando Cristina era presidenta. Cada rubro es examinado de cerca y la evaluación lleva a un diálogo entre las partes para llegar a un acuerdo de un listado de productos. Con la pretensión de poner un freno en el acelerador inflacionario, la idea es la de una actualización mes a mes que tenga una señal viable y visible para el consumidor, así como también, para todos los eslabones de producción, distribución y venta. El ojo, a su vez, estará puesto en el abastecimiento. En muchos de los locales a los que uno va a comprar, se advierte la falta de algunos productos que tendrá una determinada explicación de acuerdo con el rubro en cuestión. Habrá que ver si esta fórmula de control de precios, aceptada por algunos y repudiada por otros, puede llevar a una solución para contener los precios y garantizar el abastecimiento. Muchas veces no funcionó y la estabilización urge ser vista y demostrada para salir de la trampa de una inflación sin fin y lo que esta trae aparejada.

Los números de la pobreza y la indigencia siguen siendo alarmantes: 36,5% y 8,8% respectivamente. Son 17.3 millones de personas que se encuentran en situación de pobreza, de los cuales, 4.1 millones son indigentes. La fuerte relación entre el consumo de alimentos y la inflación, con fuertes alzas en este rubro que es el que mas ata a las personas que están en esta condición, suma un perjuicio que va en detrimento del sector más vulnerable de la población.

El poder adquisitivo de los salarios formales perdió ante la inflación. Y si bien es muy difícil ganarle, por no decir imposible, los gremios han ido apurando las negociaciones paritarias al compás de la inflación anual que rondaría, al menos, en un 100%. El sindicato de los neumáticos alcanzó un acuerdo, luego de un largo y tedioso conflicto, de un ajuste que garantice un aumento salarial del 10% superior a la inflación acumulada desde julio de este año a junio del próximo. Pablo Moyano, con críticas al gobierno, señalando que este “debería ser más duro a la hora de controlar la inflación”, aseguró que, como “hay una inflación de 100 puntos”, “los Camioneros vamos a pedir más de paritaria” y, de no haber acuerdo, “se peleará en la calle”.

Además de los acuerdos paritarios, alcanzados en segmentaciones porcentuales quienes lo hayan logrado, los sindicatos están arreglando el pago de bonos. Comercio, con Armando Cavallieri a la cabeza, acordó de abril a marzo del año que viene un aumento del 59,5%, pero se volverán a reunir en enero y, lo que marquen las próximas paritarias en otros rubros, también determinará el rumbo que este y otros gremios asumirán, ya que, como se advierte, este acuerdo quedará corto en comparación con los de otros sectores. La UOCRA, Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina, que selló un 76% de aumento anual en varios tramos, habiendo superado el 60%, seguramente también hará un planteo de evidenciarse aumentos mayores a este y de registrarse el índice anual pronosticado.

Podríamos seguir enumerando gremios y acuerdos otorgados o a celebrarse, pero lo cierto es que existe una pretensión de igualar los sueldos con la inflación que, pocas veces se ha visto en la historia de las paritarias, siendo que es difícil alcanzar a la inflación cuando ésta se descontrola y corre desbordada. Lo que sí está claro es que el reclamo de paritarias en los sectores público y privado están a la orden del día y de ello deberán hacerse cargo en los encuentros, los referentes de los trabajadores y las empresas o de los trabajadores y el Estafo, según sea el caso, y ver cómo se sostiene un incremento salarial que, partiendo de una base de reclamo genuino, debería tener a su vez a la correspondencia entre los sectores de la producción y la oferta para el consumo, asumiendo la contrapartida de una demanda que está condicionada por el aumento de los precios y la escasez de los productos ofrecidos.

A todo lo expuesto se suma el ajuste pretendido y revisado periódicamente por el Fondo Monetario Internacional, en un contexto de variables macroeconómicas complicadas y un panorama político que está más supeditado a las elecciones presidenciales del próximo año que a la desesperante coyuntura a la que se le debiese prestar más atención.

María Belén Aramburu

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