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23/03/2022

La interna que afecta al gobierno y a la gente, por María Belén Aramburu

La interna que afecta al gobierno y a la gente, por María Belén Aramburu

La interna es conocida desde hace mucho tiempo. Seguramente la pandemia en su primera fase, con sus implicancias a nivel nacional y mundial, la hicieron pasar más inadvertida. Pero en la naturaleza de la propia semilla que se plantó para ganar las elecciones en 2019, cuando Cristina Fernández de Kirchner buscó a quien de crítico se convirtió en un aliado para defender algunas de sus causas judiciales, para encabezar una fórmula presidencial que los llevaría, incluso para su sorpresa, al éxito y al poder, se encontraban las diferencias encapsuladas.

Las fórmulas presidenciales deben ser primero programáticas. Lo he dicho siempre y desarrollado en alguna o varias editoriales de Hace Instantes. Las coaliciones de partidos políticos de los frentes también las deben tener. Es lo primordial, la base sobre la cual se sustentarán las acciones a determinar. Y, siendo que una fórmula que pretende gobernar, porque ésa sería la intención en su armado, debiese tener en los distritos ámbitos de gobierno, ideas y acciones a tomar a partir de ellas, además de equipos de trabajo que las sustenten y lleven a cabo, esos acuerdos se pautan en el comienzo de la relación política fijando de este modo pautas de convivencia. Son principios demasiado básicos que quienes hayan tenido experiencia en el ejercicio de la función pública saben muy bien. Entiendo que el desgaste del gobierno puede traer aparejadas disferencias, pero no al punto de quiebre y de tener posiciones que enfrenten a integrantes de un mismo partido como bandos disidentes dentro del Congreso para votar un proyecto que tiene la mirada interna y externa tan pendiente del resultado, como el de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Pero así fue.

Si se recurre al archivo es fácil advertir las diferencias en temas profundos que atañen un frente capaz de llegar al poder o de ejercer el rol de opositor. Entre estos se ubican la relación de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional, el Pacto con Irán, la relación con Venezuela y su gobierno, y otros de esta envergadura que requieren de consenso y se supone se lo tiene antes de formar un frente y, desde ya, antes de armar una fórmula presidencial. Cristina Fernández de Kirchner ya conoce de desavenencias cuando en su primer periodo de gobierno el voto no positivo de Julio Cobos como titular del Senado en carácter de vicepresidente, lo llevó a desempatar en un proyecto que para el kirchnerismo era clave en su lucha contra el campo. La diferencia es que Cobos pertenece al radicalismo, y en representación propia y de su partido, y siendo que además el destino lo llevó al desempate, cuestión que no es tan frecuente en el historial de las votaciones, tuvo su propia inclinación muy cuestionada por la entonces presidenta y su partido. El final ya lo conocemos. Ahora Cristina Fernández de Kirchner es la vicepresidenta, del mismo partido que el presidente Alberto Fernández, a quien ella misma ungió como tal en la fórmula para ganarle al ex presidente Mauricio Macri. La titular del Senado criticó el proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario, hizo un descargo público de cómo ella y su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, se desentendieron del organismo financiero, y su desacuerdo con lo propuesto por el presidente Alberto Fernández, tomando distancia ideológica y hasta física durante la sesión de votación, alejándose del recinto y ausentándose en la votación, tal como expliqué en mi última editorial de Hace Instantes.

La fractura está expuesta. El quiebre es implícito y ya fue explicitado. Cada uno aclaró cuál era su lugar y su rol. ¿O hay una pretensión de desdibujamiento del rol del presidente Alberto Fernández? Por las dudas, el primer mandatario salió a aclarar que valora a Máximo y a Cristina "pero no existe la presidencia colegiada, las decisiones las tomo yo". Eso es cierto. El Poder Ejecutivo es unipersonal. Pero no se puede desconocer que la vicepresidenta es una ex presidenta de dos períodos consecutivos que sumaron 12 años al poder del kirchnerismo luego de la presidencia de Néstor Kirchner, que, despegándose de postularse para un nuevo mandato presidencial, dejó o delegó ese rol a Alberto Fernández, considerando que Cristina era la que traccionaba un 30% de los votos del electorado de un núcleo duro que la acompañó, factura que es muchas veces pasada al presidente, pero que, en épocas de desunión, se profundiza y es, por ese motivo que a la palabra delegó que utilicé le asigno un significado puntual en este contexto. ¿O es Cristina la que pretende ejercer el rol de presidenta y por eso sale a aclararlo quizás de la manera más contundente de las últimas declaraciones Alberto Fernández? ¿Quién toma las decisiones? Alberto Fernández sale a aclarar una vez más que es él en su rol de presidente.

"Ya discutimos mucho, ya nos diferenciamos mucho, ya nos peleamos mucho y la verdad que tanta pelea no le hace fácil la vida a la gente", fue lo que dijo el presidente Alberto Fernández como lo más cercano en el tiempo llamando a "que estemos más unidos que nunca", en un contundente nuevo mensaje llamando a la unidad agregando a modo de ultimátum que "es la hora de terminar con las divisiones". ¿Será posible?

El silencio de la vicepresidenta agudiza la tensión entre los dos mandatarios. Cristina Fernández de Kirchner aún no se ha pronunciado luego de las declaraciones de Alberto Fernández que apuntaron a alejar los fantasmas del quiebre del Frente de Todos en pleno gobierno y a dos años de finalizar su mandato. "De mi parte no esperen un solo gesto que rompa la unidad", advirtió el presidente. "Cuando me propusieron estar a cargo sabía que iba a tener que tomar decisiones. Claro que esperaba que me acompañaran y no me acompañaron y lo respeto", resaltando, a través de sus palabras, que le propusieron estar en el cargo de presidente, vale decir que fue Cristina quien lo hizo, que iba a tener que tomar decisiones en función de que era él quien iba a estar a cargo del Ejecutivo, él y no ella, y que esperaba que lo acompañaran, claro que, al menos en las decisiones más importantes como las que conciernen a un acuerdo de pago de deuda y no llegar a un default con el Fondo Monetario, cuyas posiciones se vieron reflejadas en un acompañamiento, eso sí, de la oposición, claro está para no llegar al default, con los mismos votos pero diferenciados como expliqué en mi última editorial de Hace Instantes, pero no por el kirchnerismo

Cuando el triunfo del kirchnerismo se avecinaba en 2019 pero no era esperado y menos con la diferencia de votos con la que se evidenció, el albertismo no tenía aún un gabinete organizado pese a que el Grupo Callao se ocupó de la formación de cuadros políticos así como el Instituto Patria lo viene haciendo hace varios años. Los que habían sido preparados en su formación en los distintos ámbitos de gobierno, ocuparon un cargo, dividiéndose los ministerios, secretarías y subsecretarías del gabinete de Alberto Fernández entre cristinistas y albertistas. Algunos fueron dados de baja en el camino gubernamental y aún hoy sigue la puja por los principales puestos, sobre todo en la cartera de Economía, liderada por Martín Guzmán quien está muy lejos del gusto y preferencias de la vicepresidenta y el camporismo. La última reunión de gabinete de Alberto Fernández encabezando la primera nacional por el Cambio Climático, intentó enviar una imagen de unidad a la sociedad además de al frente que integra.  

Mientras el 24 de marzo se conmemora el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, una fecha que es emblemática para todos los integrantes y votantes del Frente de Todos, la agenda de Cristina Fernández de Kirchner y de Alberto Fernández también aparecen diferenciadas. El presidente va a participar por la mañana de un acto en el CONICET. La vicepresidenta ya se reunió con representantes de organismos de defensa de derechos humanos.en la sede de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Agenda. La Cámpora, que le dio vuelta la espalda en la votación del proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en el Congreso, estará congregándose en el predio de la ex ESMA y a través de una movilización que prevén masiva hasta Plaza de Mayo, intentarán demostrar el poder que tiene la agrupación que lidera Máximo Kirchner.

Sin ningún acto que los vea juntos, la grieta puertas adentro del Frente de Todos se profundiza.

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