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23/03/2023

CFK: Operativo clamor x2 y dudas por su candidatura, por María Belén Aramburu

El operativo clamor local más reciente se llevó a cabo en la Universidad Tecnológica de Avellaneda y el segundo en el Centro Cultural Kirchner.

CFK: Operativo clamor x2 y dudas por su candidatura, por María Belén Aramburu

Dos operativos clamor para la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sucedieron en pocos días, uno de carácter local y otro internacional, ambos en nuestro país, y perpetuado a través de una comida que repitió la última escena a modo de reafirmación.

El operativo clamor local más reciente se llevó a cabo en la Universidad Tecnológica de Avellaneda, bajo la consigna de “Luche y Vuelve, Cristina 2023”, que ya analicé en una reciente editorial de @Haceinstantes. La Mesa de Ensenada, donde el intendente Mario Secco oficia de anfitrión de las frecuentes reuniones que nuclean a dirigentes kirchneristas, auspició de núcleo de la organización del encuentro. Fue en una fecha emblemática para el justicialismo, ya que coincidió, siendo un 11 de marzo, con el triunfo electoral de Héctor Cámpora, hace 50 años, que representó el regreso del peronismo después de 18 años de proscripción. Este tipo de operativos tendrá su réplica en varias provincias del interior del país, no sin el aval de Cristina Kirchner, con o sin su presencia.

El segundo se desarrolló en el Centro Cultural Kirchner reuniendo a los principales dirigentes del Grupo Puebla, que se conformó en julio de 2019, en la ciudad de Puebla en México, para constituir, de acuerdo con su declaración, en “un espacio de reflexión y de intercambio político en América Latina” para contener el “avance de la derecha conservadora”. El fundador del grupo es el excandidato a la presidencia de Chile, Marco Enríquez-Ominami, y la pretensión fue y es la de nuclear a líderes políticos con prescindencia de sus partidos e instituciones, por lo que quedaron y quedan convocados en un nivel personal. Se trata, claramente de un polo progresista, para ubicarlo ideológicamente.

Este encuentro, que se realizó durante la jornada “Voluntad popular y democracia. Del partido militar al partido judicial” del III Foro Mundial de Derechos Humanos, contó con la presencia de los ex presidentes, José Luis Rodríguez Zapatero por España, Rafael Correa por Ecuador, Evo Morales por Bolivia, Ernesto Samper por Colombia, su fundador, el ex presidente chileno, Marco Enríquez-Ominami y José “Pepe” Mujica por Uruguay. Este último, sin ser parte del Grupo Puebla, vino por un día para acompañar a la vicepresidenta, además de, junto con su mujer, la ex senadora y exvicepresidenta, Lucía Topolansky, participar de la posterior comida celebrada en San Telmo.

Retomando temas que englobaron a todos los presentes, el “lawfare” en la región fue el más aclamado. Cuando le tocó el turno a Cristina Kirchner, señaló que “no nos persiguen porque somos populistas o de izquierda o derecha, sino porque igualamos a la sociedad...” Cuando Cristina recuerda, en la reunión de Puebla, el gobierno de Néstor Kirchner en 2003 y sus dos mandatos consecutivos entre 2007 y 2015, y afirma que “la década virtuosa en la región”, igualándola al “momento donde mas se redujo la desigualdad económica y social de la región” fueron los tres gobiernos kirchneristas en la Argentina, y los de Rafael Correa en Ecuador, Lula da Silva en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela, “Pepe” Mujica en Uruguay, está, a su vez, asimilándolo, sin fijarse ese propósito, con la UNASUR, que supo ser fuerte en ese entonces, y a la que, por su falta de inercia para lograr su continuidad y los cambios de signo político de los gobiernos de la región, tendió a desvanecerse.

Fue justamente el presidente Alberto Fernández, ausente en la reunión del Grupo Puebla, quien confirmó, horas más tarde, el regreso de la Argentina a la UNASUR, señalando que “en América Latina estamos todos en el mismo bote y la construcción de la unidad debe dejar de lado la utilización política, porque eso nos condena a la postergación”, agregando que, si Brasil y la Argentina estamos adentro, la UNASUR tendrá otra potencia y tendremos que avanzar para que todos los países hermanos vuelvan a encaminarse hacia este bloque regional”.

La revitalización de la UNASUR va de la mano con el encuentro del Grupo Puebla, ya que, en el periodo que Cristina Kirchner menciona, los países y sus respectivas políticas progresistas, se encontraban entrelazadas, en este grupo institucional. Defendían sus intereses conjuntos Michelle Bachelet, Evo Morales, Rafael Correa, Hugo Chávez, Néstor, quien fue su secretario general en 2010 y fuerte impulsor de esta agrupación, Cristina Kirchner, y Lula Da Silva, a quien he visto, además, actuar de mediador entre Chávez y el entonces presidente colombiano, Álvaro Uribe, por los conflictos fronterizos entre Venezuela y Colombia.

En el Grupo Puebla algunos se ven identificados con la vicepresidenta argentina. Ya sea Rafael Correa, condenado a 8 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos por 25 años por corrupción y quien también denuncia ser víctima de persecución judicial, y quien arribó a nuestro país, justamente en medio del conflicto diplomático con Ecuador, luego de que María de los Ángeles Duarte, ex Ministra de Transporte de ese país, fue condenada por corrupción con la obra pública, recibió refugio y luego asilo político en la residencia del embajador argentino en Quito, y apareció, pocos días atrás, en Caracas, Venezuela.

Otro es Evo Morales, quien agradeció a México, donde estuvo asilado, y a la Argentina, donde luego se instaló, para más tarde, con Luis Arce presidente, regresar a su país de origen. La lista puede seguir pero es sólo para mostrar similitudes que presidentes y expresidentes encontraron como eje de sus discursos y de su encuentro del Grupo Puebla, en medio del clamor y apoyo a Cristina Kirchner. Y, desde ya, la semejanza surgió también con el presidente Lula da Silva, quien fue condenado a 12 años de prisión por corrupción y cumplió 19 meses de condena, antes que ésta fuera anulada por la justicia por defectos procesales.

El operativo clamor Cristina de orden internacional, a propósito de la reunión del Grupo Puebla en Buenos Aires, la recibió con el ya clásico “Cristina presidenta”, cántico repetido en varias oportunidades a lo largo de las tres horas que duró el encuentro. Todos, absolutamente todos, respaldaron a Cristina. “No me importa si me van a meter presa, sino que volvamos a reconstruir un Estado democrático en el cual las garantías de la Constitución no sean cartón pintado”. El concepto de “lawfare” y proscripción estuvieron presentes en la reunión. Aún no pesa sobre ella una condena firme pero considera que está proscripta.

Aún hoy nadie, ni siquiera Cristina, puede afirmar que no se va a presentar como candidata a la presidencia para las próximas elecciones. Ya sabemos que afirmó que no se va a presentar a nada, además de asegurar que está proscripta, pero lo cierto es que se puede presentar, y de resultar electa, gobernar. El proceso de apelaciones judiciales es largo en el tiempo y no habría definiciones antes de agosto y octubre.

¿Cristina Kirchner quiere ser candidata? Cuando me lo preguntan contesto que no. No crea que quiera asumir un nuevo mandato, aunque el poder la tienta en cuanto que es la que posee la base férrea y gruesa del voto cautivo del kirchnerismo y del Frente de Todos. No hay otro candidato del frente o por fuera de él pero dentro del peronismo, que la iguale en cuanto a caudal de intención de votos. Los operativos clamor no gozan precisamente de inocencia. Desde ya, son consensuados y avalados por la vicepresidenta, más allá del deseo de quienes la proclaman.

Para muchos kirchneristas Cristina es la mejor opción electoral. La demostración está en las últimas participaciones de dirigentes de su agrupación en encuentros públicos clave, incluso en la comida que la vicepresidenta ofreció en la Ciudad de Buenos Aires a los participantes del Grupo Puebla, tales como las de su hijo Máximo Kirchner, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, Eduardo Valdés, Andrés “Cuervo” Larroque y, sobre todo, Eduardo “Wado” de Pedro, Ministro del Interior, a quien sentó a su lado, a sabiendas que lo promociona como precandidato presidencial por su agrupación.

“Se trata de volver a construir un país como el que alguna vez tuvimos, se puede hacer porque alguna vez lo hicimos” parece ser la voz de una Cristina candidata que quiere demostrar que ya lo hizo durante dos mandatos, contrastándose con el presidente Alberto Fernández, y que lo podría volver a hacer. Siempre acompañada por los operativos “clamor”: “Cristina presidenta”, ante los cuales sonríe ampliamente, sin brindar definiciones.

María Belén Aramburu

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