jueves 25 de abril de 2024
Nubes 15.8ºc | Buenos Aires
30/08/2022

Recoleta: el nuevo termómetro de los candidatos, por María Belén Aramburu

Los probables y posibles candidatos son observados con una lupa por sus propios partidos políticos y mucho más por los ciudadanos.

Recoleta: el nuevo termómetro de los candidatos, por María Belén Aramburu

El barrio porteño de Recoleta se convirtió en un nuevo termómetro de las elecciones del próximo año. Los probables y posibles candidatos son observados con una lupa por sus propios partidos políticos y mucho más por los ciudadanos, ya que las manifestaciones a favor y en contra que se han concentrado enfrente y en los alrededores del departamento de residencia de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sirven de ejemplo para saber, una vez más, cuáles son las acciones y reacciones de los grupos más representativos del país.

Juncal y Uruguay, donde se encuentra el departamento de Cristina Kirchner se convirtió en el epicentro de enfrentamientos entre manifestantes, de estos con la policía de la Ciudad de Buenos Aires, de cánticos, banderas, bengalas... Un acuerdo pactado entre los gobiernos de la Ciudad y Nación a través de sus representantes de Seguridad, dieron marco a una breve tregua que fue interrumpida por la presencia de aquellos que consideran que Cristina es una perseguida política, luego del pedido de condena a 12 años de prisión e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos, presentada por el fiscal Diego Luciani. Pero la Ciudad denunció la falta de cumplimiento de parte del kirchnerismo, de lo pautado para restablecer el orden el barrio de Recoleta.

Apareció el juez Roberto Gallardo, quien históricamente ha fallado en contra de decisiones gubernamentales de Mauricio Macri durante sus dos gestiones al frente del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y de los mandatos de Horacio Rodríguez Larreta. Considerado parcial, será recusado por el gobierno de la Ciudad, apelación del fallo mediante, luego de que ordenase liberar de presencia policial para custodiar a Cristina Kirchner, las inmediaciones del edificio donde vive la vicepresidenta. Felipe Miguel, vicejefe de gobierno de la Ciudad, respondió que la custodia de la vicepresidenta corresponde a las fuerzas federales y no incumbe a su responsabilidad, por lo que las fuerzas policiales ciudadanas continuarán manteniendo el orden y la seguridad de los vecinos del barrio.

Si la Ciudad y la Nación estuviesen gobernadas bajo el mismo signo político, seguramente sería más fácil de resolver. Pero el lugar en cuestión es el de la residencia de la vicepresidenta del actual gobierno del Frente de Todos, mientras que la Ciudad es gobernada por un dirigente de Juntos por el Cambio. Como si esto no fuera más que suficiente, tanto Cristina Kirchner como Horacio Rodríguez Larreta, se presentan como probables candidatos para las elecciones de 2023, siendo de los más mensurables para los encuestadores.

A Cristina Kirchner se la ve entrar y salir del edificio. Cada vez que lo hace, saluda a quienes hacen la vigilia y los que se turnan para acompañarla y apoyarla. La grieta se hace visible hasta en el mismo edificio en el que, además de la vicepresidenta, reside una vecina antikirchnerista que usualmente se pronuncia contra el gobierno y la propia Cristina. La grieta se instala una vez más y ahora lo hace jurisdiccionalmente en territorio porteño, el que es históricamente adverso a los candidatos peronistas.

La pulseada se refleja en la resistencia de lo que serían dos bandos, representativos de dos modelos de país, de intenciones de voto diametralmente opuestas, y de aceptación o rechazo al pedido de condena del juez Diego Luciani. En la última editorial de @Haceinstantes expuse bajo el título: “¿Es Cristina o es el peronismo?”, que la decisión judicial se toma respecto de Cristina Kirchner y algunos funcionarios de sus anteriores gobiernos, advirtiendo la pretensión de un alcance mayor, que abarque al peronismo en su conjunto, intención que emana de la propia Cristina, a través de sus palabras y gestos, y de la adhesión espontánea o inducida del partido, de funcionarios y dirigentes. Esta situación la coloca en el centro de la escena judicial y política.

Siendo que se trata del edificio donde vive la vicepresidenta, líder del kirchnerismo, y siendo que Rodríguez Larreta pertenece a Juntos por el Cambio, como me refería anteriormente, los dos frentes dirimen posiciones y posturas explícitas en territorio porteño. La vicepresidenta, animada por las muestras de afecto y hasta apoyo cuando se protestó contra la instalación de las vallas, situación de desborde en la que se vio a su hijo, Máximo Kirchner, enfrentado con la policía de la Ciudad, estira la cuerda lo más que puede, en una clara demostración de fuerza y poderío a su favor, que en la circunstancia actual, refiere a la causa judicial que la involucra.

En Juntos por el Cambio la situación es complicada porque la jurisdicción difiere partidariamente de la nacional, y porque se aviva la interna con la fijación de posturas más duras o moderadas respecto del accionar del operativo policial de la Ciudad ante lo que se considera un avance de Cristina Kirchner y, con ella, del Frente de Todos. Patricia Bullrich, titular del PRO, le echó en cara al jefe de la Ciudad de Buenos Aires, no haber mantenido la custodia para evitar que el kirchnerismo “ganara la calle”. Los dos candidatos presidenciables aparecen con disrupciones en cuanto a lo que se hace y lo que se debiese hacer. Para Bullrich la posición de Rodríguez Larreta es demasiado blanda y para Rodríguez Larreta su proceder es el correcto, sobre todo para evitar consecuencias que podrían ser graves, tratándose del territorio que gobierna y en el que, en una pequeñísima porción de un barrio, se mide su capacidad de gestión.

Algunos dirigentes de Juntos por el Cambio consideraron la postura de Patricia Bullrich como el de una candidata en busca de votos y "funcional al kirchnerismo", en palabras de Felipe Miguel, avivando una chispa que divide al frente opositor. Sabe también Bullrich, y así lo expresó públicamente, que el votante promedio de Juntos por el Cambio está observando detalladamente cómo solucionan un problema que se da en un barrio de la Ciudad en el que reside la vicepresidenta, con la enorme representación de liderazgo que ella ejerce en el kirchnerismo. Y así, Bullrich se hace una representación del pensamiento del votante que podría o no depositar su confianza en un espacio político que muestra ceder o no ceder, mostrarse más débil o más fuerte, ante lo que siente como una embestida de lo que políticamente rechaza para su estilo de vida presente y futuro.

En el medio se encuentra Javier Millei, quien aprovecha. Y esto lo hace bastante solo y por su cuenta, la pelea de los dos frentes mayoritarios adversarios, para posicionarse entre quienes ya lo habían adoptado como su intención de voto para las elecciones del próximo año, sea cual fuese el cargo electivo al que se presentase y, entre los indecisos que ven como ajena la lucha de poder entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, no sintiéndose plenamente representados por los dirigentes de estas dos agrupaciones partidarias.

Lejos de ser observadores de un juego de ping pong, los votantes exigen certezas y soluciones a los problemas más acuciantes que los atraviesa, la inflación y la inseguridad entre otros.

María Belén Aramburu

Te puede interesar
Últimas noticias