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04/01/2022

Dura pulseada entre el oficialismo y la oposición, por María Belén Aramburu

La gran puja con el FMI. ¿A quién le importa la deuda?

Dura pulseada entre el oficialismo y la oposición, por María Belén Aramburu

La pulseada entre el oficialismo que pretende llegar a un acuerdo para negociar la deuda con el Fondo Monetario internacional y la oposición que descree de las intenciones y el plan económico que dice que no tiene el gobierno del presidente Alberto Fernández, pone en jaque la relación ya distantes entre ambos frentes agudizándola de tal manera que se ve expresada, una vez más, en el ámbito del Congreso de la Nación donde la composición de fuerzas ha cambiado luego del resultado de las últimas elecciones para convertirse en un campo de batalla.


Vayamos por partes. Primero aclarar qué es aquello de lo que estamos hablando. El acuerdo con el FMI . A quién le importa. Debería importarnos a todos. Pero para el ciudadano que está preocupado por si llega o no llega a fin de mes, por si no tiene trabajo o el que tiene lo puede eventualmente perder o quisiera alguno que le permita aunque sea mínimamente pagar sus cuentas y las de su familia, con el fantasma del Covid, si lo tiene, si es contacto estrecho, si debe testearse, si algún familiar lo tiene, la fecha de la tercera vacuna, etc, etc, etc, no parece prestarle atención a este tema. No está en su agenda. Debiese, porque lo que no sabe es que cómo se resuelva este tema influirá en su economía diaria. Independientemente que lo sepa o no, no es quien se ocupará de resolverlo. Será el Poder Ejecutivo y el Legislativo, votados por la ciudadanía, quienes tomarán las decisiones.

 

El acuerdo con el Fondo Monetario es importante. Es importante pagar y resulta importante el cómo hacerlo, en qué términos. Para ello el organismo financiero ha sido claro y explícito exigiendo el acuerdo entre el gobierno y la oposición para que, entre ambos, quede consensuado un plan económico que permita saldar la deuda con sus acreedores en el tiempo y forma que quedarían establecidos para hacerlo efectivo.


La estrategia del gobierno de Alberto Fernández fue rechazada por la oposición. La convocatoria calificada de “institucional" por parte del Frente de Todos fue tildada de “política” por Juntos por el Cambio. Fue Gabriela Cerruti, como portavoz presidencial quien agregó que, además, la invitación es democrática y transparente”. La idea del gobierno de reunirse este miércoles quedó frustrada ante la negativa de la oposición representada por los gobernadores que fueron los convocados a la reunión. Empezando por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien fue el más duro en sus expresiones y los gobernadores radicales de Jujuy, Gerardo Morales, Corrientes, Gustavo Valdés y Mendoza, Rodolfo Suárez, ningún opositor prestó consentimiento a la reunión.


El Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta fue el más duro al afirmar que “como está planteada es una reunión política” aseverando que “el ámbito de diálogo debe ser el Congreso, así lo dice la Constitución” y agregando que “ni siquiera estaban invitados los jefes del bloque parlamentario de Juntos por el Cambio”. Enfatizó sobre el tema de fondo que no es menor y al oficialismo le interesa y preocupa por demás que es que “el compromiso para que el país llegue a un acuerdo con el FMI siempre está”.


Preocupados por la foto, los gobernadores de Juntos por el Cambio, y agrego al de Córdoba, Juan Schiaretti, no están dispuestos a estar embarcados en un ámbito que desconocen en cuanto a su fondo y forma. El fondo es la presentación de un acuerdo que con su participación se supone deberían consensuar en términos generales al menos para acercarse a una negociación que el Fondo considere razonable. Y en cuanto a la forma, porque si bien estarían resguardados los gobernadores presentes de cualquier ataque personal en relación con una deuda contraída por el gobierno del ex presidente Mauricio Macri, todos descreen de este compromiso que supuestamente estaría garantizado para contar con su presencia, sobre todo cuando el argumento principal del Frente de Todos y del propio Alberto Fernández, ni hablar de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, es que la deuda le pertenece al gobierno anterior que no consultó al frente que en ese entonces jugaba el rol de opositor, y que blandió como una espada filosa en la campaña electoral de las presidenciales de 2019 con magros resultados en cuanto a su repercusión por las razones que señalé en el segundo párrafo.


La foto entre todos, oficialismo y oposición, es una exigencia del Fondo Monetario como símbolo de un camino a recorrer juntos, sin fisuras, ante la enormidad de un pago de US$44.000 millones que hay afrontar y que marcaría un rumbo conjunto para fijar un plan socio económico. Ambos lo saben. Pero en el tironeo los que más urgidos y desesperados están son los del Frente de Todos, claro está, por ser gobierno, después del rechazo al proyecto de ley de presupuesto para ser ejecutado en 2022 que dejó a Alberto Fernández sin un instrumento clave para su gobierno además de haberlo dejado expuesto internamente y ante el Fondo. La foto, por decirlo de alguna manera, la necesita el Ministro de Economía, Martín Guzmán, que es el que está negociando con el directorio y, principalmente, con su titular, Kristalina Georgieva y quien aseguró recientemente que “es importante un apoyo amplio para lograr las mejores condiciones”.


Otro asunto en el que reparan es en la actitud asumida por La Cámpora liderada por Máximo Kirchner quien, a su vez, es el jefe del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados. Rodríguez Larreta lo puso en palabras cuando se refirió a que “hicieron una marcha multitudinaria, Máximo dijo ni un peso, te responsabilizan y después te llaman a una reunión para decir que hay un borrador” para luego enfatizar en que “hay que ser más profundos en la búsqueda de consensos”.


Los pasos de cada uno de los actores políticos son detalladamente estudiados y hasta ensayados en momentos en que las encuestas, pedidas o aparecidas en los medios, les muerden los talones, midiendo sus liderazgos en los frentes que integran y, para algunos, hasta su chance de convertirse en presidenciables. Se recuerdan y se les recuerda permanentemente que sus votantes están canda vez más atentos a sus movimientos y que, cualquier paso en falso, tendrá una repercusión inmediata, sumando o restando a sus aspiraciones.


El Congreso es otro fuego cruzado entre paridad de fuerzas que, como detallé en una editorial de @Haceinstantes, hace que cada voto cuente. Y cómo cuenta...

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