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24/06/2021

Cuando los políticos están en permanente campaña electoral, por María Belén Aramburu

¿Cuál es la agenda de los políticos? ¿La propia o la de la gente?

Cuando los políticos están en permanente campaña electoral, por María Belén Aramburu

Cuando los políticos están en permanente campaña electoral parecen olvidarse de lo que la gente necesita de manera más urgente. Y de lo importante. Con esto no digo que todos lo hagan pero sí que hay un enfoque de las necesidades de la gente en modo campaña, de existir el enfoque, y que se vea realmente qué quiere la gente. Se encuentran también aquellos que pretenden ubicarse o ser ubicados en el tablero del juego electoral de manera tal de quedar insertos en el sistema, uno que permite introducirlos sin cuestionamientos, sólo aquellos que pueden abrirse al amparo de los juicios esgrimidos por el propio partido o frente, no por el de la gente que los encuentra en una lista sábana que introduce en un sobre de papel o virtual.

 Todos están en campaña. Hasta el presidente Alberto Fernández la tomó como propia siendo que lo que se juega es la renovación parcial, como cada dos años, del Poder Legislativo, un poder del Estado que es fundamental a la hora de apoyar los intereses que emanan del Ejecutivo a modo de proyectos de ley buscando su sanción o porque surgen del bloque de legisladores que responde al gobierno nacional. El Senado le es un terreno más fácil al gobierno con la titularidad de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, mientras que los hilos que mueven el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y el del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, se tornan más difíciles como se ha visto en el último intento de sacar una ley para el manejo de la pandemia que reemplazaría a los actuales decretos de necesidad y urgencia.

La oposición también se mete por completo en una campaña electoral que pretende le sea favorable para la integración de las dos cámaras del Congreso y que le allane el camino a las presidenciales del 2023. El ex presidente Macri entró de lleno, marcó el terreno de sus precandidatos, estableció que no quiere internas y posicionó a cada uno de sus preferidos en los distritos de acuerdo con una escala de prioridades. La Unión Cívica Radical quiere tener mayor espacio dentro del frente y la Coalición Cívica, a través de Lilita Carrió, busca lo mismo que la UCR además de que ambos ya no quieren más de lo mismo luego de su experiencia anterior.

Pese a sus diferencias se muestran unidos en ambos frentes. Recordemos que son frentes integrados por distintos partidos políticos en el caso de Juntos por el Cambio y del peronismo en sus distintas vertientes en el caso del Frente de Todos. Es la primera vez que el peronismo gobierna a través de un frente y eso lo convierte en permeable a cuestiones e intereses de cada espacio que lo compone. Lo mismo se puede decir del frente opositor que posee un tironeo propio interno vinculado a cada partido que lo integra.

Las PASO postergadas para el mes de septiembre aceleran la búsqueda de precandidatos y su posicionamiento, peor o mejor, a través de las encuestas. He escrito varias editoriales en Hace Instantes refiriéndome al sentido por el cual se establecieron por ley, el rol de los ciudadanos en la elección de los candidatos y las internas partidarias dirimidas bajo el escrutinio de la población. Si van en listas consensuadas de antemano, ¿cuál sería el criterio de sostener las PASO?, ¿confirmar las candidaturas?, ¿tener un panorama más cercano a los probables resultados electorales en las generales a disputarse en noviembre este año? Un tema para revisar.

Entre tanta interna y campaña electoral, con discursos encendidos y apariciones en los medios de comunicación de ambos frentes, ¿las necesidades de la gente qué lugar ocupan? Estamos atravesando una pandemia que nunca llega a su fin. El virus muta, las vacunas son insuficientes, las actuales deben acomodarse a las nuevas cepas o reverse su fabricación para adaptarlas a las nuevas circunstancias. La incertidumbre reina sobre la certeza. Y llegó para quedarse. Sin empleo o con empleo precario, con sueldos que no alcanzan, una inflación galopante y cifras que suben y bajan, bajan y suben en materia sanitaria con los datos de contagiados, víctimas fatales, porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva, al compás de la pandemia, estados psicológicos personales, familiares y sociales que atender y que complican el panorama, la agenda de la gente no permite ni resiste tanto desgaste de pelea electoral. Desde la incomodidad de un panorama actual y otro futuro inciertos, la constante chicana aleja a la gente de los políticos y viceversa. Las propuestas para darle solución a sus problemas quedan al margen y la ciudadanía se siente desintegrada del sistema, como si no formara parte de éste, acaso esté marginada en muchos casos, además de ignorada e invisible a los ojos de sus representantes y posibles representantes. Si ellos no los miran, ¿por qué habrían de mirarlos?

¿Cuál es la agenda de los políticos? ¿La propia o la de la gente? Y cuando la agenda coincide con las necesidades de la gente, ¿se politizan e ideologizan los temas a solucionar o son abordados objetivamente para encontrarles un destino apropiado?
 No olvidemos que de estas elecciones también participan partidos más chicos que pueden quedar en su formato original para competir o amalgamarse en alguno de los frentes existentes en la contienda.

En las elecciones de este año se enfrentan una vez más, dos modelos de país, dos ideologías y posturas políticas muy diferentes.
Pero la agenda siempre debe mirar a la gente y sus necesidades.

Por María Belén Aramburu

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