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14/05/2021

Saldo de la gira de Alberto Fernández por Europa, por María Belén Aramburu

Un viaje que podría calificarse de manera positiva.

Saldo de la gira de Alberto Fernández por Europa, por María Belén Aramburu

El saldo de la gira del presidente Alberto Fernández por Europa podría ser calificado de manera positiva en base a los encuentros concretados, las conclusiones resultantes de los mismos y el broche de la reunión con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.
Para poder analizar la gira debemos abordar los objetivos trazados para iniciar y desarrollar el viaje por varios países de Europa y si los mismos se cumplieron tal como fueron establecidos en orden a sus expectativas en una hipótesis de mínima. De ahí en más lo que se quiera.

Siendo el principal objetivo de la gira presidencial la obtención de apoyo de parte de los primeros mandatarios de los países visitados para encarar la negociación del pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, podríamos decir que absolutamente todos le brindaron su respaldo. Otro tema de agenda fue la pandemia y la vacunación. Vamos a analizar brevemente cada encuentro.

La visita a Portugal, siendo el primer país al que arribó, está teñida de contar con un antecedente que la destacó por haberse plantado frente al organismo financiero internacional y haber salido de su situación económica crítica con recetas que tuvieron origen en ideas propias, aplicando un plan con el que cumplió por demás las metas fiscales que había acordado con sus acreedores, dejando de lado la austeridad exigida desde el Fondo, la Comisión Europea y el Banco Central de Europa. Fue el Primer Ministro, Antonio Costa, con quien también se reunió Alberto Fernández, quien se adjudicó el logro junto con el Ministro de Finanzas Mário Centeno llegando a niveles de inflación del 0,5% interanual desde marzo del año pasado, sin emisión de moneda ya que la suya es el euro como parte de la Comunidad Europea, reduciendo el déficit fiscal del 4,4% al 1,9% en un año, logrando la recuperación de la actividad económica, y con una deuda que al inicio de su gestión era de 90.000 millones de dólares contraída por el gobierno anterior. Habiendo obtenido el apoyo de su par en Portugal y del Primer Ministro, de extracción socialista, el presidente Fernández pidió “cambiar algunas reglas del sistema financiero internacional” llevándose de parte de Costa palabras comprometidas a los propósitos de “sensibilizar” al Fondo Monetario Internacional.

A España llegó para encontrarse con un presidente ideológicamente afín como lo es Pedro Sánchez, de quien obtuvo el respaldo necesario para seguir adelante en lo que será el esquema de negociación con el Fondo, cuyos alcances, más allá de las alternativas viables y conocidas, aún no se han hecho públicos.

Si bien con anterioridad a este encuentro el presidente Alberto Fernández había recibido el apoyo explícito de su par francés Emmanuel Macron, en París este último expresó que quiere “que la Argentina alcance un acuerdo con el FMI”, que “Francia está a su lado” y que quiere que “Argentina hable en forma constructiva con los acreedores del Club de París”. Más que una expresión de buenos deseos.

En Italia, los encuentros protagónicos fueron los del presidente Alberto Fernández con el Primer Ministro, Mario Draghi, quien fue presidente del Banco Central Europeo y se mueve como pez en el agua en la banca privada internacional, quien renunció a su sueldo de 110.000 euros brutos al año y está ejerciendo sus funciones desde hace tres meses.

Habiendo recibido el apoyo de Italia, Alberto Fernández se dirigió al encuentro que esperaba con mayor ansiedad, el segundo desde que comenzó su mandato, pero en circunstancias muy diferentes. La aprobación por parte del Congreso de un proyecto de ley impulsado por el Poder Ejecutivo de la legalización del aborto, distanció al Papa Francisco del gobierno argentino. Un encuentro con un presidente no se le niega a nadie desde el Vaticano podríamos decir, pero en este caso se trata del presidente argentino, siendo un Papa argentino, aunque es el Jefe de Estado del Vaticano y Jefe de la Iglesia Católica cabe aclarar, al que desde ya no le gusta ser utilizado políticamente, concretado en el Palacio Pontificio donde se llevan a cabo encuentros protocolares ya que no es la Residencia de Santa Marta, con una duración de 25 minutos, sin prensa ni fotógrafo presidencial, sólo con registro de imágenes ofrecidas por el Vaticano, y que, como saldo positivo se llevó haber tenido la reunión que es todo un gesto hacia el mundo en momentos de negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. El Papa tiene muy buena relación con la titular del organismo, Kristalina Georgieva, de hecho los seminarios organizados por el Vaticano la reúnen una vez más con el Ministro de Economía Martín Guzmán, luego de aquel encuentro de febrero del año pasado en el que desarrollaron temas vinculados al sistema financiero internacional y a la negociación que debía encarar la Argentina con el Fondo. Desde el Vaticano se refirieron a “las buenas relaciones bilaterales “ y el presidente al “compromiso silencioso” y al “apoyo” del Papa “en todo lo que pueda”. Las caras de ambos no disimularon las diferencias habiendo sido el Vaticano el que eligió las que se exhibieron como muestra del encuentro. Pero el presidente trae como galardón el encuentro y el apoyo implícito para la negociación.

En Italia también, se generó un encuentro con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, que fue el broche final y auspicioso que trae a la Argentina Alberto Fernández. “Nuestros equipos continuarán trabajando para ver cómo podemos seguir avanzando de manera constructiva hacia un programa” afirmó Georgieva, mientras que el presidente sostuvo que “la vocación es encontrar un acuerdo lo más rápido posible”. El primer mandatario argentino dejó en claro que pide más tiempo para pagar la deuda y algunas condiciones como pagar tasas de interés más bajas ya que el país está pagando un 3% anual por el monto desembolsado, haciéndose cargo de sobretasas por el tipo de préstamo otorgado, la nueva emisión de derechos especiales de giro, los DEG, moneda que emite el FMI, que contemple además del reparto a cada país miembro, los de aquellos países que no los utilizan, estirar los plazos de pago, que difiere entre la propuesta a negociar de Martín Guzmán a 10 años y la de Cristina Fernández de Kirchner a 20 años, para lo que se deberían modificar estatutos. El Ministro Guzmán pretende un programa de Facilidades Extendidas. Al momento de escribir esta editorial no se generó el encuentro entre la titular del Fondo y el Ministro de Economía argentino.
Argentina tiene que pagar US$ 2410 millones este mes al Club de París. El tema es que si se no paga el 31 de mayo, nuestro país cae en una cesación de pagos. Tiene un tiempo más pero, como está negociando a su vez con el Fondo Monetario Internacional para pagar la deuda que tiene con el organismo de US$ 44.000 millones, pretende un “waiver”, y así que se le perdone no pagar a fin de mes esta suma de dinero y se le otorgue más tiempo para llevarla a cabo. Parece que podría lograrlo.

Y si alguien faltaba en esta gira, era Angela Merkel. El presidente Alberto Fernández hablará con la canciller alemana la semana próxima buscando apoyo ante el Club de París.

En cuanto al segundo punto en la agenda de la gira por Europa, quedó más que clara la necesidad de acelerar la vacunación y la disponibilidad de la vacuna para todos los países del mundo, para lo cual el presidente recalcó su deseo de que se convierta en un bien global, como pidió en la reunión del G20. Salvo lo que sucedió en España, hubo en cuanto al eje central para abordar la pandemia. Como si hubiese sido dirigida a nuestro país, sin haber tenido esa intención, porque la pregunta fue realizada por una periodista española al presidente español, la respuesta de Pedro Sánchez a la administración de la pandemia recordó la controversia saldada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación de nuestro país ratificando la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, cuando expresó que “una ley ordinaria no va a sustituir nunca a la Constitución española. Esto es de primer año de Derecho”, agregando que “las comunidades autónomas tienen amplios instrumentos para hacerle frente a la pandemia”, que “el estado de alarma es el pasado”y que “el futuro se llama vacunación y vacunación”, siendo que, aclaró, están “a 99 días de lograr la inmunidad de grupo”, y siendo que ahora está encarando una política aperturista para reactivar la economía y el turismo.

A su regreso, lo esperan los temas domésticos, que también están vinculados con la negociación con el Fondo Monetario Internacional en términos de la economía. A esto se le suman los proyectos de ley que el oficialismo introdujo en el Congreso y que la oposición resiste.


Por María Belén Aramburu

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