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03/03/2023

Narcos en Santa Fe: la peligrosa violencia instalada, por María Belén Aramburu

Como en todo, se entremezcla la política. Ningún gobierno santafesino ni nacional ha logrado, en el transcurso de estos años, erradicar el narcotráfico en la zona.

Narcos en Santa Fe: la peligrosa violencia instalada, por María Belén Aramburu

El gravísimo problema de la presencia del narcotráfico en la provincia de Santa Fe, con sus trágicas consecuencias, producto de su constante actividad, principalmente en la ciudad de Rosario, data, lamentablemente, de muchos años atrás, a los que algunos refieren cuantitativamente contando por veinte, y cualitativamente de manera catastrófica, causando perjuicios cobrados, sobre todo, en vidas humanas, sin poder de reparación alguno.

Como en todo, se entremezcla la política. Ningún gobierno santafesino ni nacional ha logrado, en el transcurso de estos años, erradicar el narcotráfico en la zona, comenzando con el cartel de Los Monos y sus ramificaciones, condenados, algunos de sus miembros tras juicios, algunos de ellos abreviados, pero con la continuidad en la constancia de actividades desarrolladas con absoluta impunidad. Los gobiernos del distrito, de distinto signo político, pasaron por el Frente Progresista Cívico y Social y el peronismo, en sus distintas vertientes, con Jorge Obeid desde 2003, para poner una fecha más cercana, Hermes Binner, Antonio Bonfatti, Miguel Lifschitz y el actual Omar Perotti.

Los jefes policiales destituidos y condenados por la justicia por su comprobada connivencia con el narcotráfico, se convirtieron en noticias que, increíblemente, ya no sorprendían por su habitualidad, más allá de la condena de la opinión pública y la judicial propiamente dicha. La también sospechada connivencia de alguna parte de la justicia, estaba y está a la orden del día. La peligrosidad instalada en las calles rosarinas se incrementó aceleradamente, obligando a muchos, o por lo menos a quienes podían afrontarlo económicamente, a vivir en barrios cerrados, construcciones que fueron creciendo con el tiempo, en busca de mayor seguridad.

Recuerdo el año 2015 en que, se ratificó el acuerdo judicial que atenuó las penas a los integrantes de la banda de Los Monos. A través de un juicio abreviado, con una resolución acordada entre los fiscales y la defensa, se estipuló una pena máxima de 9 años de prisión para su líder, Ariel “Guille” Cantero, con la posibilidad de acceder a la libertad condicional después del cuarto año, además de penas inferiores, para 17 de los 39 de sus miembros. Recuerdo también haber entrevistado a quien luego se convirtió en gobernador, Miguel Lifschitz, proveniente del socialismo, en representación del Frente Cívico y Social, quien repudió las sanciones, por considerarlas blandas en relación con los delitos cometidos. Fue esa decisión judicial la que fue criticada por los candidatos a la gobernación, sacudiendo con fuerza, el clima electoral.

Muchas cosas se dicen sobre Ariel “Guille” Cantero, más tarde condenado a 96 años, cuando se le acumularon sentencias de 8 juicios en los que fue declarado culpable por delitos varios. Dicen que es un sanguinario, lo acusan de ordenar crímenes desde la cárcel, de recibir pagos por la venta de drogas, otros aseguran que sólo se metió con la gente que mató a su hermano, apodado “Pájaro”, etc. Figura real y emblemática del narcotráfico en Santa Fe, sigue alimentando las sospechas sobre su intervención directa en los delitos que se cometen en nombre del narcotráfico en la provincia. La celda de Ariel “Guille” Cantero fue recientemente allanada, una vez más, por las sospechas sobre la complicidad que pueda tener con los jefes penitenciarios para actuar, impunemente, desde la cárcel.

Volviendo a la política, enrevesada en toda esta cuestión, también recuerdo que, en las elecciones de 2019, el peronista, Omar Perotti, ganó las elecciones, dejando atrás 12 años de socialismo en la provincia de Santa Fe, ya que el último gobierno de ese partido había sido entre 2003 y 2007 con Jorge Obeid. Previamente había vencido, en las PASO, a María Eugenia Bielsa, luego de que el peronismo intentara ir en una única fórmula, sin lograrlo, pero que, después de las primarias, derivó en el apoyo prometido y cumplido, de parte de Bielsa.

Fuera del cristinismo y el albertismo, Omar Perotti, peronista como Alberto y Cristina, al fin y al cabo, se quejó fuertemente de no estar contando con el suficiente respaldo de parte del gobierno nacional, en un tema en el cual ser del mismo signo político o no, respecto del gobierno nacional, no puede restar ni un ápice del apoyo imprescindible que se necesita para combatir el flagelo del narcotráfico.

El presidente Alberto Fernández, en su discurso de inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, responsabilizó a la Corte Suprema por haber “tomado por asalto al Consejo de la Magistratura, asegurando que, de lo contrario, “hoy Santa Fe no estaría padeciendo la carencia de tribunales que impiden enjuiciar con rapidez al crimen organizado que se ha expandido en su territorio”. Entre un 30 y un 40% de los cargos de jueces y fiscales federales, que son los que se ocupan, por su fuero, de investigar el delito del narcotráfico, se encuentran vacantes en Rosario. Pero los condenados con crímenes vinculados al narcotráfico, operan desde las cárceles, continuando, de este modo, con la comisión de delitos.

Cuando Alberto Fernández dijo que “algo más habrá que hacer”, es una obviedad que cae por su propio peso. El gobierno de Perotti, a quien no le alcanzan los recursos con los que cuenta para luchar contra los narcos pidió ayuda al gobierno nacional para responder con mayor cantidad de efectivos de las fuerzas federales, tratándose de delitos federales, y bajo ese fuero judicial.

“Messi, te estamos esperando. Javkin es narco no te va a cuidar”, el mensaje dirigido al capitán de la selección argentina, mencionando al intendente de Rosario, encontrado en la puerta del supermercado Único, perteneciente a la familia Rocuzzo, local al que le dispararon 14 veces desde una moto en la que circulaban dos personas, de acuerdo al registro de cámaras de seguridad de la zona, fue otro acto de violencia que puso de manifiesto que la situación no da para más. La madre de Antonella afirmó que nunca se habían movido con custodia y que le sorprendió este hecho.

El gobierno nacional, finalmente reaccionó. El Jefe de Gabinete, Agustin Rossi, antiguo adversario de Omar Perotti en las internas santafesinas -cuestión que, reitero, no debiese tener ninguna, ninguna importancia ni injerencia en la toma de decisiones ante este gravísimo problema- junto con el Ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, firmó un convenio con el gobernador del distrito, con el fin de habilitar el SIS, Sistema de Identificación Segura, además del financiamiento de 600 cámaras de vigilancia con reconocimiento facial. “Con la seguridad no se especula” y que “hay que combatir el crimen organizado” que requiere de “políticas de Estado sostenidas en el tiempo y del esfuerzo de todos los sectores”, le escuchamos decir a de Pedro. Bienvenidas sus palabras, para que se cumplan.

Además, desde la llegada de Rossi, se creó una delegación de la UIF en Rosario para prevenir y mitigar los delitos de lavado relacionados con el narcotráfico y se designó a un delegado del Ministerio de Seguridad de la Nación en la ciudad santafesina. A su vez, argumenta que las autoridades del poder ejecutivo nacional están en diálogo permanente con el gobernador y el intendente local.

Este viernes se anunció un acuerdo para financiar la instalación de 600 camaras de seguridad y  se firmó un convenio para que la fuerza provincial pueda utilizar el Sistema Identificación Segura. Mediante el uso de este sistema, los efectivos del Gobierno provincial podrán realizar la identificación biométrica inmediata y segura de prófugos o personas con antecedentes penales.

Además de estas colaboraciones y compromisos, Perotti pidió refuerzos de fuerzas federales. Pero el Ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, no estuvo en la reunión. Fue quien había insistido en que hay 3.500 efectivos de nacionales en la zona, que “si en 20 años no pudieron encontrar la vuelta para resolver...”, instando a la provincia a la utilización de sus propios recursos para la obtención de resultados, más allá de la colaboración ya obtenida de parte del gobierno nacional, y de la ejecución de políticas distritales, afirmando, a su vez, que el presidente Alberto Fernández no tiene por qué ir a Santa Fe. Se comunicó por teléfono, según dijo, con Perotti, pero parece no haber sido suficiente. En cuanto a acciones concretas, reemplazó al encargado del Comando Unificado que opera en Rosario. Todo ello después de la frase “los narcos han ganado”, que generó críticas por doquier.

En la reunión tampoco estuvo el presidente Alberto Fernández. Además del compromiso que asuma responsablemente el gobierno de la provincia de Santa Fe, el de la Nación debe ser en conjunto con el distrito, en auxilio de la resolución de delitos de orden federal, como lo es el narcotráfico.

Mariá Belén Aramburu

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