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15/02/2023

Atomización: ¿dispersión o falta de liderazgos? por María Belén Aramburu

Ninguno de las dos principales coaliciones, ya sea el Frente de Todos como Juntos por el Cambio, tienen hoy un liderazgo visible que nuclee las expectativas de su respectivo arco político bajo el paraguas de un programa electoral y gubernamental.

Atomización: ¿dispersión o falta de liderazgos? por María Belén Aramburu

Cuando desde el gobierno nacional aparece la queja, y hasta como una excusa, que se complica establecer un diálogo con la oposición, por la falta de liderazgo y, con y por ella, la imposibilidad de resolver con quién/es se debería interactuar, también está refiriéndose a sí mismo sin mencionarse en la ecuación. Ninguno de las dos principales coaliciones, ya sea el Frente de Todos como Juntos por el Cambio, tienen hoy un liderazgo visible que nuclee las expectativas de su respectivo arco político bajo el paraguas de un programa electoral y gubernamental. ¿Se trata de una dispersión, o de falta de liderazgos ante la atomización que cada uno presenta?

Juntos por el Cambio, al estar integrado por tres partidos políticos, podría presentar, a su vez, tres liderazgos provenientes de cada uno de ellos, que de hecho los tiene, pero, además, se caracteriza por la aparición de varios en cada partido, factor potenciado por las elecciones y precandidaturas de este año. Es usual confundir a un jefe con un líder, pueden verse juntos en el espejo de lo que reflejan, al igual que cuando ostentan un cargo político desde el cual remitirse al resto.

El liderazgo, como capacidad que tiene una persona para influir, organizar y motivar a otras, de modo de conseguir determinados objetivos en común, requiere de cualidades innatas y/o trabajadas para la consecución de los propósitos deseados. Y así, un líder, debe ser considerado y calificado como tal, por quienes trabajan con él , y por los de afuera, en caso de necesitarse la validación de un líder para alcanzar la interactuación esperada.

En el PRO, dentro de Juntos por el Cambio y, además multiplicado por la interna partidaria, aparecen varias caras visibles, las del ex presidente Mauricio Macri, el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la presidenta del partido, Patricia Bullrich, todos probables precandidatos. En la UCR también hay varios referentes, ¿cuál sería el líder? Aparecen Alfredo Cornejo, precandidato a gobernador por la provincia de Mendoza, Gerardo Morales, precandidato predilecto a la presidencia de la Nación y presidente del partido, y hay otros cuyos nombres y apellidos siempre suenan fuerte, ubicados en distintos distritos, ejerciendo la función pública de legisladores, pero con peso propio como lo son Mario Negri, Martín Losteau, Facundo Manes y unos cuantos más, que mueven los hilos a su alrededor. Y, si de la Coalición Cívica se trata, si bien Maximiliano Ferraro es presidente del partido, la que marca la cancha es Elisa “Lilita” Carrió, y ni hablar si se presenta como precandidata a la presidencia, tal cual fue su última decisión.

En este frondoso escenario, ¿quién es el/la líder? Si se diese la opción de elegir, lo haría en base a sus propios intereses y representatividad. Pero, mirando hacia dentro de Juntos por el Cambio, y desde el frente, hacia afuera, ¿quién detenta el liderazgo?

Más allá de lo que considere el gobierno, que peca del mismo problema, y se reúne el 16 de febrero en una mesa de diálogo, lo más abarcativa posible, el problema surge en el frente opositor, cuando aparecen las internas nacionales entremezcladas con las provinciales, en tiempos que se van acortando, buscando definiciones de precandidatos que pueden salir electos de las PASO distritales, de ser que no haya una unificación de criterios en uno solo, o sin las primarias, de no estar esa instancia presente, y en vísperas del desdoblamiento de elecciones, que marcan el paso de las definiciones provinciales antes que las nacionales y, de sus resultados, de los que se plasmarán condicionamientos, de haberlos, para las de octubre.

El resultado de las PASO en la provincia de La Pampa, con Martín Berhongaray, del radicalismo, alzándose con 13 puntos porcentuales por encima del precandidato del PRO, Martín Maquieyra, marcó una inclinación de la balanza en aquella provincia, al menos, para las elecciones del 14 de mayo. Referentes radicales como Martín Lousteau, principalmente, quien lo apadrinó en su candidatura, marcharon raudamente a ese distrito para aprovechar la oportunidad de poder expandir el resultado provincial a otros distritos y a la Nación. Puede que esto ocurra como que no, pero sí le permite a la Unión Cívica Radical, esgrimir el triunfo como una carta de disputa de espacios en Juntos por el Cambio, además de la intención de nacionalizar este resultado.

Por el PRO fueron Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, quienes recorrieron territorio pampeano con quien luego resultó derrotado. Martín Lousteau no fue el único en acompañar a Berhongaray en territorio pampeano. Con el precandidato estuvieron, además, Gerardo Morales, Rodrigo De Loredo y Emiliano Yacobitti. A lo que me refiero es que, más allá de respaldar y, otras veces de buscar rédito propio y/o partidario, daba la sensación de que cada uno iba a hacer su juego, trascendiendo los intereses partidarios y frentistas. Y allí es donde se pone la lupa al liderazgo representativo de cada uno. ¿Quién representa al partido/frente como líder? Y esta escena se repetirá en cada distrito donde próximamente haya elecciones.

Mendoza fue la demostración de lo que Juntos por el Cambio debiese evitar: las internas de las internas. Las internas provinciales, respetables en cada distrito que hace a sus intereses e idiosincrasia, atadas a las nacionales y a los fieles representantes de las mismas. Pero el cimbronazo de Omar de Marchi, jefe del PRO en la provincia, quien pretende competir por la gobernación por fuera del frente que integra con su partido, genera tensiones dentro del PRO. Siendo que el precandidato responde a nivel nacional a Rodríguez Larreta, tanto que ha sido su jefe de campaña en el interior, el Jefe de Gobierno porteño le dio su visto bueno para participar de las PASO por fuera de Cambia Mendoza, en pos de “respetar el federalismo”, mientras que Patricia Bullrich se inclinó por un pedido de intervención del partido de la provincia.

Las internas de la UCR se recrudecieron por la pretendida postulación de de Marchi fuera de Cambia Mendoza y se proyectaron a través de los referentes nacionales. Gerardo Morales, como presidente del partido, aunque no muy afecto a Cornejo, avaló su precandidatura por la gobernación del distrito, y hasta le reclamó a Bullrich por esta interna. La presidenta del PRO, quien hasta ha considerado a Cornejo como probable vicepresidente de su fórmula a nivel nacional, tuvo que escuchar a Morales en su queja. El ex presidente Macri se alineó con Bullrich porque vislumbró como peligroso este paso que podría llevar a la ruptura de la coalición local. Y la Coalición Cívica debate qué posición tomar, mostrándose mas cercano al PRO, en este juego de supuestas lealtades y deslealtades. Mendoza puede ser sólo una muestra de futuras y cercanas contiendas electorales provinciales con proyección nacional.

En estos casos es donde la atomización, vinculada a las múltiples ofertas electorales, que no por ser muchas no deben ser contempladas, sino que más bien deben ser ordenadas, cuestiona los liderazgos de los dirigentes del frente, y pone delante de sus ojos y los de todos, las varias alternativas de liderazgo que llevan al vacío por una cuestión de referencia partidaria y frentista.

El Frente de Todos, que peca del mismo problema, incluso dentro del propio ejercicio del gobierno, debatirá abiertamente en una mesa de diálogo, cuyas consecuencias están por verse y analizarse.

María Belén Aramburu

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