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23/10/2023

Status quo vs cambio

¿Dónde irán los votos de Juntos por el Cambio? y ¿Qué posición adoptarán los dirigentes de los tres partidos que lo integran?

Status quo vs cambio

Las elecciones generales del 22 de octubre ofrecieron dos opciones: permanecer con el status quo conocido, o elegir el cambio en alguna de sus dos vertientes, el más profundo y radical con Javier Milei y La Libertad Avanza, o el de Juntos por el Cambio, con Patricia Bullrich como candidata, siendo este más conocido ya que el frente gobernó por cuatro años a partir de 2015, a la vez que previsible, y con la insistencia de que el verdadero cambio se encontraba en esta opción.

Hay dos modos de ver los resultados en este sentido: Unión por la Patria con el candidato Sergio Massa, fueron el frente y dirigente más votados, con el 36,68% de los votos. Y entre Javier Milei quien obtuvo el 29,98%, saliendo segundo e ingresando en el balotaje del 19 de noviembre, y Juntos por el Cambio, con el 23,83%, suman casi el 54% de los que en las urnas se manifestaron en contra del status quo, conformando una mayoría de casi dos tercios que no desean la continuidad de este gobierno ni nada que se le parezca. A todo esto habría que contar los millones que no votaron, ya que solo lo hizo el 77,65%, casi un uno y medio punto porcentual más que en las PASO, además de los votos en blanco.

Sergio Massa sumó un millón y medio de votos con Unión por la Patria desde las PASO. Los números de la economía, con los altos índices inflacionarios, el aumento persistente y continuo del dólar blue marcando su brecha con el oficial, entre muchas otras variables que se pueden seguir enumerando resultando ser éstas las más tangibles y evidentes para el ciudadano de a pie, ni la corrupción, como la causa de Martín Insaurralde y la de “Chocolate” Rigau como las más recientes en el tiempo tocando al gobierno de cerca, lograron enturbiar el caudal de votos obtenido por el Ministro de Economía.

Sin el apoyo explícito de Cristina Fernández de Kirchner y el kirchnerismo como núcleo duro del frente, ni de Máximo Kirchner y el resto de los dirigentes de La Cámpora, ni del presidente Alberto Fernández, Sergio Massa desarrolló la campaña electoral desde su gestión a cargo del Ministerio de Economía y, ante la ausencia de la presencia presidencial, hasta hizo las veces de primer mandatario para muchos, en varias oportunidades. Se mostró solo, al igual que en la campaña, en el escenario, luego del triunfo que, a través de casi nueve puntos porcentuales, le permite ir a una segunda vuelta. Estaba la chance de no ingresar en el balotaje, pero si se ingresaba en esta posibilidad, se preveía un segundo puesto y no un primero como finalmente ocurrió.

Cristina Kirchner ni siquiera mencionó a Massa cuando, luego de emitir su voto en la provincia de Santa Cruz, se escindió completamente del actual gobierno, expresando que en un sistema presidencialista como el nuestro, su rol de vicepresidenta estuvo a cargo de la titularidad del Senado. Él tampoco la mencionó ni a ella, ni a Máximo, ni a Alberto Fernández. Bien sabe el Ministro de Economía que, más allá de cualquier encubierta o manifiesta separación del kirchnerismo y La Cámpora, el núcleo duro lo sigue necesitando, al menos, para conservar y también para crecer en número de votantes, en vista a las próximas elecciones. Pero, sobre todo, deberá mostrar, desde su gestión de funcionario, acciones concretas para solucionar sendos problemas urgentes e importantes, ya que es él quien maneja la economía del país, mostrando a su vez, un futuro plan económico y de gobierno.

Lo que le juega en contra, de alguna manera también le jugó a favor. ¿Cómo es esto? Los datos de la economía claramente no lo acompañan, más bien le juegan en contra. Pero estos mismos datos aferran a buena parte de la ciudadanía al status quo. ¿De qué? ¿De la inflación, del dólar alto, de la pobreza? No, sino del temor a la disminución y/o desaparición de planes sociales, a la eliminación de subsidios a las tarifas de transporte y servicios públicos, a la pérdida del empleo administrativo estatal o lo que fuese. En la provincia de Buenos Aires, donde hay 6 millones de personas en situación de pobreza, con la reelección del gobernador Axel Kicillof, y sacándole casi 20% de diferencia a Néstor Grindetti, de Juntos por el Cambio, Massa obtuvo un 10% más que en las PASO, alcanzando el 42%. Y este distrito, que es el que más peso electoral tiene, jugó claramente un efecto de tracción de votos a favor de Unión por la Patria.

El libertario Javier Milei y su equipo de La Libertad Avanza, esperaba más. Tenía hasta la expectación de ganar en primera vuelta. Y de no ser así, de salir primero para el balotaje. Los números que prácticamente no tuvieron variante alguna, de 29,86% en las PASO, a 29,98% en las generales, lo dejaron segundo. Le guiñó el ojo a Juntos por el Cambio, al que necesita para ganar las elecciones, sumándolo al combate contra el kirchnerismo, cuestión que les hizo saber desde el escenario, luego del resultado electoral, coqueteando con Jorge Macri, y a través suyo con su primo Mauricio, y el electorado porteño del PRO y el frente político que integra. El cambio por él prometido fue el más convincente para el votante que así lo desea. Pero tratándose de un cambio, al fin y al cabo, Milei pretende sumar su propuesta a aquella embanderada por Bullrich, para poder sacar ventaja en la segunda vuelta electoral.

Aquí se presenta la cuestión de adónde irán los votos de Juntos por el Cambio, y qué posición adoptarán los dirigentes de los tres partidos que lo integran, de cara a las elecciones del 19 de noviembre. Otra cuestión a resolver: ¿quien quedaría como líder en este frente? Y qué harán los votantes del cordobés Juan Schiaretti, quien creció de 3,71% en las PASO, a 6,78% en las elecciones generales, siendo estos votos peronistas antikirchneristas, con una fuerte raigambre federal.

Por el momento no hubo declaraciones de ninguno de los referentes de Juntos por el Cambio, respecto de qué harán con su voto, y de esta manera instar a sus votantes a seguirlos en el mismo sentido, si es que pudiesen de algún modo influenciarlos. El ex presidente Mauricio Macri, si bien ha tenido contactos con Milei y hasta lo ha apoyado en algunas declaraciones en cuanto a sus ideas, con las cuales comulga, pero considera no tienen sustento sin estructura que las respalde, según dijo, no se pronunció públicamente al respecto. Patricia Bullrich ni lo nombró en su discurso cuando se conocieron los resultados electorales, aunque sí se refirió a Massa, afirmando que este es “el peor gobierno de la historia”. Ningún dirigente del PRO tomó partido. Pero se podría inferir que el voto del núcleo duro macrista del PRO es afín a las ideas e ideología del libertario, más que a las de Massa, aunque no lo hayan votado por otras consideraciones.

En lo que se aventura como una fragmentación, que hasta puede convertirse en ruptura de Juntos por el Cambio, ya sea institucional en cuanto a la conformación de un frente, como en las decisiones que se tomen en las votaciones a venir en el Congreso, la Unión Cívica Radical, que se juega su propia interna y diferencias, irá mostrando su juego. Algunos se comunicaron con Sergio Massa luego de su triunfo y de haber quedado afuera del juego electoral. Los radicales están más cerca del peronismo que del liberalismo extremo de La Libertad Avanza, quien se animó a criticar al ex presidente Raúl Alfonsín, y hasta alguno que otro de sus filas, se pasó a las del PJ, antes incluso, de 2019. También los peronistas o aquellos que tienen inclinación hacia el peronismo en Juntos por el Cambio tendrán a su vez un direccionamiento de su voto hacia Massa. La tercera fuerza de Juntos por el Cambio, la Coalición Cívica, estuvo presente en el escenario luego de las elecciones generales, con Elisa Carrió aplaudiendo junto con Maximiliano Ferraro, presidente del partido. Esta agrupación no quiere ni a Milei ni a Massa. Distinta es la situación de Horacio Rodríguez Larreta, quien, si bien iba a integrar un probable futuro gobierno de Bullrich, siempre mostró encono y diferencias sustanciales con la ex Ministra de Seguridad, y quienes lo votaron en la interna podrían dividir su voto hacia una dirección u otra, siendo que algunos se verían mas cercanos a Massa, comulgando con la idea aperturista tanto del Jefe de Gobierno porteño como del titular de la cartera de Economía.

La atractiva oferta de Sergio Massa de construir un gobierno de unidad de ser el presidente de la Nación, acerca a propios y ajenos ante la posibilidad de ocupar un cargo en el futuro o ser parte de una estructura de triunfo. El Ministro de Economía aclaró que él no tendría, de ser presidente, a la mitad de los funcionarios que actualmente integran el gabinete de Alberto Fernández, pero sí representantes de otros partidos políticos que se sientan consustanciados con su proyecto gubernamental.

Lo que resulta fundamental, y trascendiendo los recientes resultados electorales, es que el tránsito entre el 22 de octubre y el 19 de noviembre, debe estar marcado por la gobernabilidad e institucionalidad, lo mismo que entre la fecha del balotaje y la asunción del próximo gobierno el 10 de diciembre.

Tanto Sergio Massa como Javier Milei deberán exhibir su plan de gobierno de manera detallada y hasta me animo a decir que también necesitarán mostrar a los integrantes de un probable gabinete de ser electos, siendo más concretos a la hora de expresarse ante sus votantes actuales y potenciales. Mientras el Ministro de Economía habla con un tono mesurado y moderado, siendo claro en cuanto a sus expresiones, Javier Milei, seguramente bien asesorado, está cambiando su tono de voz y sus gestos en sus declaraciones públicas. Hasta falta otro debate. Sí, otro más, que ahora será entre Massa y Milei, además de las entrevistas en los medios de comunicación, espacios publicitarios habilitados a tal propósito y, en el caso de Massa, con actos de gobierno.

Las opciones serán las mismas: status quo vs cambio, un status quo que quizás se pueda diferenciar del actual prescindiendo del kirchnerismo y sus representantes, y un cambio contundente y de raíz que sea más que evidente en los hechos.

María Belén Aramburu

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