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21/08/2023

¿Todos a los botes? Qué nos dice el fenómeno Milei

Gracias a su discurso anti casta, sus ideas a veces extravagantes y su evidente buena lectura del hastío social, Milei fue el candidato individual más votado de nuestro país.

¿Todos a los botes? Qué nos dice el fenómeno Milei

Este fin de semana, el primero después de unos días demasiado intensos a nivel político y económico por el vendaval que desataron las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, me costó conciliar el sueño pensando en el futuro de Argentina teniendo en cuenta su presente difícil. Realmente no podía parar de reflexionar; y estoy seguro que no fui el único.

Gracias a su discurso anti casta, sus ideas a veces extravagantes y su evidente buena lectura del hastío social, Javier Milei fue el candidato individual más votado de nuestro país. ¿Qué significa? La pregunta daba (y todavía da) vueltas por mi cabeza sin parar. 

¿Qué alarma quisieron prenderle a la dirigencia tradicional las 7.116.352 personas que acompañaron en el cuarto oscuro al líder liberal? ¿Por qué a una porción cada vez más creciente de la población le interesa la idea de la dolarización, aún cuando a esa idea todavía le falten demasiados papeles? ¿Por qué a muchísimos no parece preocuparles demasiado la libre portación de armas con sus consecuentes peligros, la promesa de romper relación ni más ni menos que con nuestro socio comercial por antonomasia como es Brasil sólo porque gobierna Lula, o el regreso de la Teoría de los dos demonios junto con el cuestionamiento del número de desaparecidos de la última dictadura? 

¿Será que la malaria innegable de nuestra tierra y los años y años y años de esfuerzo no correspondido para nuestros habitantes está trazando a los tumbos una nueva línea de análisis? 

¿Será, como dice el periodista e historiador Pablo Stefanoni, que efectivamente la rebeldía se volvió de derecha?
 
¿Será, como dice el sociólogo Daniel Feierstein, que los progresismos se volvieron cada vez más conservadores, por haber minimizado los malestares reales de la gente mientras amenazan que con el de enfrente vas a estar peor?

¿Será, como dice el analista político José Natanson, que estamos ante una sociedad astillada, con bronca, golpeada por la crisis económica y por la pandemia, que expresa un deseo de reseteo profundo a ritmo de shock?

Por último, pero no por eso menos importante: ¿es Javier Milei y su estabilidad emocional a veces cuestionable el mejor vehículo para canalizar el innegable hartazgo… o directamente estamos ante una amenaza más o menos encubierta para el sistema democrático?
 
Mi conclusión: muchas dudas y una certeza. Al fenómeno Javier Milei y La Libertad Avanza hay que respetarlo porque ALGO nos está diciendo, más allá (y me hago cargo de esto que digo) de que buena parte de las políticas que pretende aplicar desde una eventual gestión en la Casa Rosada suenan impracticables o, como escuché en algunos pasillos del poder, contradictorias con la gobernabilidad.
 
Nos guste o no, lo acompañes o no, Milei quebró en tercios a la fracasada política local de los últimos años y aún con apenas un par de años encima como opción electoral y casi nula experiencia en el Congreso se transformó indudablemente en un nuevo actor central de Argentina.

Si gana, estaremos frente a un experimento único. Si pierde, va a tener el suficiente poder de fuego como para condicionar a quien asuma en el Sillón de Rivadavia.

Gane o pierda, insisto, llegó para quedarse. Y su agenda, si no queremos que termine de reventar todo, tarde o temprano va a tener que ser atendida.

Nacho Girón

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