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25/01/2023

CELAC: Ideología y democracia, por María Belén Aramburu

La CELAC dejó una impronta divisoria marcada por ideologías contrapuestas y una duda que nunca debiese existir sobre el concepto de la democracia y, menos, sobre su funcionamiento.

CELAC: Ideología y democracia, por María Belén Aramburu

Me preguntaba, como siempre lo hago luego de una reunión entre primeros mandatarios regionales, sea cual fuese, qué había dejado el encuentro de la CELAC, la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en la que el gobierno de Alberto Fernández ha puesto muchísimo énfasis, siendo, en esta oportunidad, su presidente pro tempore y, como tal, anfitrión. La ideológica ha sustentado los discursos de todos los asistentes, que, de este modo, se orientan a la consecución de una determinada política exterior. Y el concepto de la democracia en cuanto a su implementación.

De algún modo me recuerda a las pasadas discusiones y debates de la otrora UNASUR, que también se caracterizaban por un fuerte tinte ideológico que respaldaba la posición de cada presidente. Divididos como en la CELAC, los presidentes alzaban su voz, no sólo defendiendo los intereses de su país, si no también adoptando una posición que le era propia de acuerdo a su cosmovisión. El sustento de esa organización era la política, así como lo es en la CELAC, que, a diferencia de la OEA, no cuenta con los Estados Unidos como miembro, aunque sí, en este caso, arribó un representante de Joe Biden, Christopher Dodd.

La OEA, en la que se destaca como país miembro los Estados Unidos, desde que, en 1948, veintiún estados firmaron la Carta de Bogotá, se instituyó como la organización política más importante del continente americano. Entre otros foros internacionales regionales, actualmente, la CELAC, pretende arrogarse el protagonismo , sin que los Estados Unidos estén presentes activamente, haciendo lo propio para que esto suceda, el presidente Alberto Fernández, acompañado en este camino, por su par  mexicano, Andrés López Obrador, que fue representado por su canciller. Así es como bajó la invitación de Luis Almagro, titular de la OEA. Y Dodd pretendió marcar la cancha cuando dijo que

En la Cumbre de las Américas de junio pasado celebrada en Los Ángeles, Alberto Fernandez, pidió que lo despidieran al titular de la OEA. Hasta lo acusó de ser un instrumento de Donald Trump. Y hubo, también, una recriminación al presidente norteamericano, Joe Biden, por excluir a tres aliados suyos, Nicolás Maduro, Miguel Díaz Cancel y Daniel Ortega. La historia se repite en la CELAC, pero lo que se repite con mayor contundencia, es la división ideológica entre unos presidentes y otros, formando de este modo, bloques de posiciones, que a su vez alimentan una delicada cuestión que atañe a la vigencia o no de la democracia en la región, señalando quién cumple y quién incumple, ya que la estabilidad institucional debe ser salvaguardada y por ende, denunciarse de no sostenerse. Tal fue aquel planteo que Fernández se confundió y aludió a la Cumbre de las Américas, confundiendo un foro con otro.

Ideología y democracia marcaron el rumbo de la CELAC.  En busca de definiciones que enmarquen la democracia, las divisiones dentro de la organización fueron obvias y explícitas. De este modo, cada presidente dejó en claro una división basada en principios fundamentales que hacen al orden político, quiénes las respetan, y quiénes no. Pero, ¿qué entiende cada uno por democracia, en base a lo cual se establece su cumplimiento o incumplimiento? En algo que es tan fundamental, no hay siquiera atisbo de acuerdo.

En la inauguración de la CELAC, de la que participaron catorce Jefes de Estado, el presidente argentino afirmó contundentemente que “hay países acá que no respetan la democracia”. Y en el cuestionamiento que varios de sus miembros hacen a la situación política de Venezuela, Nicaragua y México, cabe destacar que no estuvieron presentes ni Nicolás Maduro, ni Daniel Ortega, ni Andrés López Obrador. Maduro aseguró que la ultra derecha le iba a tender una emboscada estando en territorio extranjero. López Obrador, además de apoyar la ausencia de Maduro, refirió a la propia por tener “bastante trabajo”.

La sintonía afín del gobierno argentino con los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, se pusieron de manifiesto en varias oportunidades, como cuando Alberto Fernández hizo referencia a “los bloqueos” que, aseguró, “son un método muy perverso de sanción, no a los gobiernos si no a los pueblos, por lo tanto, no podemos seguir permitiéndolo”, por si quedaran dudas sobre su apoyo, en circunstancias en las que están bajo la lupa los sistemas políticos de estos gobiernos por alejarse de la democracia y hasta acusados de violación a los derechos humanos. En el caso de Venezuela, ha sido la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien, como, titular de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, denunció a Venezuela.

Ante los cuestionamientos y denuncias, anteriormente señalados, Alberto Fernández hizo hincapié en que “todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos y sus pueblos los legitiman como gobernantes”. Pero advirtió que “la democracia está en riesgo”. Posicionándose ideológicamente, al igual que lo han hecho todos los primeros mandatarios, señaló que “los sectores de ultra derecha se están poniendo de pie y amenazando a nuestros pueblos”, para agregar que “esa derecha recalcitrante y fascista pone en riesgo la institucionalidad de nuestro pueblo”, encontrando así, apoyo a la vez que desaprobación entre los presidentes de la región.

Fue Luis Lacalle Pou quien, advirtiendo las distancias y diferencias ideológicas entre los miembros de la organización, aseguró que “no puede haber aquí un club de amigos ideológicos”, para agregar que “mal hacemos en ponerle un tinte ideológico a la CELAC”. Fue más allá de estas palabras diciendo que había que tener “cuidado con la tentación ideológica en los foros internacionales”.

Hubo varios temas en cuestión, como la situación de Brasil y Perú, entre otros en los que cada uno fijó su posición al tomar la palabra. La presencia de Lula da Silva fue trascendente también, y el presidente brasileño se entusiasmó con la integración estratégica con la Argentina, avanzado en iniciativas de orden bilateral y proponiendo una moneda común.

La CELAC dejó una impronta divisoria marcada por ideologías contrapuestas y una duda que nunca debiese existir sobre el concepto de la democracia y, menos, sobre su funcionamiento.

María Belén Aramburu

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