Tusam fue por la revancha

Leonardo Tusam lo hizo de nuevo. Después de la frustrada experiencia el sábado pasado (en el que estuvo en riesgo su vida), entrenó duro durante la semana y aseguró que estaba listo para reintentarlo. El desafío en cuestión implicó control mental y dominio orgánico al extremo, involucrando la respiración y el ritmo cardíaco. El mentalista se encerró en un ataúd de acrílico, con más de 200 mil bolitas del mismo material y 1500 litros de agua que provocaban una presión de 600 kilos y que evitaba que el cubículo tuviese alimentación de oxígeno. En estas condiciones, cualquier ser humano podría respirar sólo cuatro minutos, pero Tusam había logrado en 2005 estirar la capacidad a 18. La apuesta era igualar o superar la marca. Hacía siete días, Leo había registrado 8 minutos apenas.Ésta vez, el equipo de Tusam agregó un medio de comunicación con el mentalista que sostuvo un dispositivo electrónico con una luz parpadeante que se accionaría si algo fuera de lo previsto ocurriese en la prueba para solicitar auxilio. Al igual que el sábado anterior, el Dr. Labonia estaba equipado para asistirlo y una ambulancia estaba lista en la puerta del estudio.Una vez que superó su marca, la producción y el médico comenzaron a inquietarse y a solicitar que terminen la prueba. Sin embargo, desde adentro de su “caja de cristal” Leo le avisaba a su equipo que sigan adelante. En la década del noventa, había registrado 32:06 y llevaba 29:47 cuando empezaron a desmontar la celda de acrìlico. Leo alcanzó los 30:56. “Vengo haciendo un ayuno desde el mediodía y hace horas que no tomo nada. Hay que llegar limpio a la prueba. Cuando se quiere se puede. No llegué a sentirme mal, pero creí que era el tiempo justo” dijo el escapista.