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15/02/2024

LLA + PRO = ¿Convergencia o cogobierno?

De profundizar el acuerdo, la nueva grieta entre leales y traidores al gobierno quedará más claramente delineada entre los que quieren y los que se oponen al cambio.

LLA + PRO = ¿Convergencia o cogobierno?

El acuerdo programático alineado en una clara base ideológica, hacen de La Libertad Avanza y el PRO, un bloque compacto en el Congreso cuando se trata de un proyecto enviado por el Poder Ejecutivo como lo fue el de la ley ómnibus. No todos los legisladores que integran La Libertad Avanza ni todos los del PRO actúan al unísono, como lo hemos visto, y lo hacen saber ya sea, por cuenta propia, o como respuesta a un alineamiento con dirigentes políticos de su partido. Pero la gran mayoría se conduce en una misma dirección con su voto, tendiente a proveer al gobierno de Javier Milei de las herramientas consideradas necesarias para llevar a cabo su política económica que, en términos de aliados, difieren de aquellas planteadas por Patricia Bullrich en campaña, a través del economista Carlos Melconian, candidateado para ocupar el Ministerio de esa área, y mucho menos con las del ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodriguez Larreta, que pareciera no ser parte de la actual fisonomía y rumbo que está tomando el PRO. Gran parte del PRO prefiere darle el visto bueno y apoyo al presidente Milei y a su gestión, en cuanto a su representación del cambio al status quo vigente antes de la llegada de Milei al Poder Ejecutivo.

La convergencia, término al cual hizo referencia recientemente el presidente Milei, para referirse a una ¿alianza, fusión, coalición? Entre La Libertad Avanza y el PRO tiene varios pesos pesados en términos de una negociación que permita arribar a alguna conclusión, que sólo pondrá las cartas sobre la mesa, del acuerdo que en Acassuso marcó el principio de una acción conjunta que derivó en algunos puestos ministeriales como lo son el de Seguridad con Patricia Bullrich a la cabeza, y el de Defensa con la titularidad de Luis Petri, algunas segundas o terceras líneas en la administración pública, pero no tantas como el PRO hubiese querido tener, y podría obtener, de profundizarse el acuerdo. Sumo a Luis “Toto” Caputo como Ministro de Economía, ex titular de la misma cartera con Macri, a Santiago Bausili, titular del Banco Central, quien se desempeñó como subsecretario de Financiamiento bajo la órbita de Caputo durante la presidencia de Mauricio Macri, y a Federico Sturzenegger, quien ocupó el cargo que actualmente tiene Bausili también durante la presidencia de Macri, ahora asesor de Milei. Vamos a ir viendo cuál es el comportamiento de cada uno de estos pesos pesados de la política, que comienza con la investidura de Javier Milei como presidente de la Nación.

Patricia Bullrich, además de Ministra de Seguridad, sigue siendo la presidenta del PRO, por lo cual, actúa y habla en nombre del partido y a título personal. Pone claro sobre oscuro cuando califica al acuerdo de La Libertad Avanza con el PRO como “re fácil”, ya que, explica, “el votante nuestro fue masivamente en la segunda vuelta a votar a Milei porque tenía una opción muy clara: votaba a Milei o a Massa”, con la tendencia que marcó el voto, según la ministra, a “votar por el cambio”. Alineada con Javier Milei a ese respecto, y diría la más alineada, más allá de los funcionarios económicos que, por sus cargos en la función pública, deben continuar la línea trazada por el presidente, que, a su vez y principalmente, es economista. Alejada de la idea de un cogobierno, es la que más se aproxima a poner las cartas sobre la mesa de lo que es un hecho, por lo que afirma que, el posible acuerdo entre el PRO y LLA es “espuma” porque el partido “ya está en el cambio”.

El 19 de marzo es una fecha clave a la que habrá que estar atentos, ya que se definen quiénes van a conducir el PRO. La actual titular del partido, Patricia Bullrich, si bien ha aclarado que no se va a presentar para encarar la presidencia del partido en el próximo período, dedicándose plenamente a su función gubernamental, puede tener como su delfín a otro dirigente político que responda a sus intereses, debido a que ella afirma que representa “a la parte mayoritaria del PRO”, o quizás evaluar la posibilidad de ser vicepresidenta del partido. Distanciada del ex presidente Mauricio Macri, éste aparece dispuesto a sucederla en el cargo, pretendiendo tomar las riendas del partido, mientras, fuera de una gestión en el gobierno de Milei, lo sigue asesorando y manteniendo conversaciones en las que “no pide nada a cambio”, siendo absolutamente “incondicional”, tal como lo viene haciendo desde el acuerdo de Acassuso, según sostiene públicamente Javier Milei.

Mauricio Macri, con aceitada relación con el presidente Javier Milei, pareciera más cerca de ofrecer segundas y terceras líneas para la administración pública nacional del actual gobierno, más que dirigentes del PRO para los ministerios, aunque esto último podría ser tentador, extendiendo su influencia sobre el programa gubernamental y las decisiones que de él deriven. Está pensando en la conquista de la titularidad partidaria, por lo que mantiene reuniones en Cumelén, en la Patagonia, que lo conduzcan a este objetivo, descartando, por el momento, un cogobierno, coincidente con el pensamiento de Milei, que también lo da por descontado.

El cogobierno no está en la cabeza del presidente Milei. Tampoco en la de Macri o en la de Bullrich. Las cartas que se están poniendo ahora sobre la mesa, bajo el nombre que le dio Milei, el de la “convergencia”, son, por un lado, las de avanzar con un acuerdo más sólido y públicamente reconocido entre La Libertad Avanza y el PRO, que implicaría, no sólo la participación del partido del ex presidente en las segundas líneas de la administración pública, sino y, principalmente, el prolijo armado de lo que podría ser un interbloque, o si se animan, aunque sería más osado, el de un bloque compacto. Aquí aparece la figura de Cristian Ritondo, elogiado por Milei por la construcción de un abroquelamiento de voluntades de hecho, en el Congreso, en torno al proyecto de ley ómnibus, pese a haber sido desplazado por la elección de Martín Menem que quedó a cargo de la presidencia de la Cámara de Diputados, pero que bien podría reclamar para sí, en nombre del partido, el rol que inicialmente fue pretendido para él por el PRO y el propio Macri.

Si bien se aunaron fuertemente las voluntades de los legisladores de La Libertad Avanza y el PRO, o para ser más exactos la gran mayoría de estos dos partidos, que, ante los votantes, se mostraron también en un solo bloque, a instancias de promover un cambio que Juntos por el Cambio, si bien coincidía, no podía llevarlo a cabo por no ser parte del balotaje en las últimas elecciones presidenciales, no alcanzó para que el proyecto enviado por Milei avanzara y se sancionara una ley, pese a la instauración de sesiones extraordinarias, que pronto finalizarán, sin siquiera la media sanción de la Cámara de Diputados. La retirada del proyecto por decisión del presidente Milei, para evitar una “ley mala”, que ya había sufrido un profundo desguace, merced a las negociaciones con los gobernadores dialoguistas, que iban a darle continuidad durante el tratamiento parlamentario, pero los legisladores frenaron, en consonancia con las decisiones que tomaron los primeros mandatarios provinciales demostraron la necesidad, basada en la urgencia, de una acción mancomunada entre ambos partidos.  El desarrollo fallido del proyecto dejó en claro que la alianza del PRO y LLA en las dos Cámaras del Congreso, debe quedar sólidamente sellada, de poder avanzar en un destino común, tal la pretensión señalada por ambas partes.

La decisión de una convergencia trajo internas en La Libertad Avanza, tanto en la Casa Rosada como en el Congreso. El presidente Milei fue claro. Su núcleo íntimo más cercano, y con el que continuará tomando decisiones, lo conforma junto con su hermana Karina, Secretaria General de la Presidencia, y Santiago Caputo, asesor y estratega de campaña. Si Milei lo extiende, como él mismo aclara, en este grupo cerrado y hermético, ingresa el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Guillermo Francos, Ministro del Interior, y de confianza del presidente, articulador de los intereses implícitos y explícitos de los gobernadores provinciales, junto con los anteriormente mencionados, no son proclives a una ancha apertura de las puertas de la administración gubernamental con el ingreso de más dirigentes del PRO, sino más bien a preservar sus destacados cargos y roles, ya que, por ejemplo, Diego Santilli ha sido mencionado como nombre para ocupar la cartera del Interior, de existir alguna probabilidad.

Por su lado, esta llamada convergencia, trae aparejada una fuerte interna en el PRO, con Horacio Rodríguez Larreta a la cabeza, a la vez que con sus socios en Juntos por el Cambio, la Unión Cívica Radical, a través y principalmente de su titular, Martín Losteau, como principal exponente opositor de las medidas de política económica que se pretenden llevar adelante, y la Coalición Cívica, con Elisa “Lilita” Carrió como líder, y Maximiliano Ferraro como presidente del partido, quienes decidieron, luego del acuerdo entre Javier Milei y Mauricio Macri, “retomar su propia autonomía”, inclinándose a la conformación, junto con otros partidos, de una unificación de bloques parlamentarios, que los llevaron, por ejemplo, a exponer su oposición al proyecto recientemente enviado por el Ejecutivo, y alejados, de este modo, del PRO y de la UCR. Este escenario conlleva, a su vez, a la reformulación de Juntos por el Cambio, frente que deberá resolver sus diferencias, luego del trazado de un rumbo común y conjunto del PRO con La Libertad Avanza. La ecuación numérica también es un dato a tener en cuenta. El PRO suma más legisladores con sus primitivos socios, que con LLA. Pero el partido de Milei es el que gobierna actualmente, y el que ofrece el verdadero cambio al cual el PRO adhiere y sostiene, con el que comulga ideológicamente y al cual apunta como objetivo programático.

Sin que ninguno se refiera a un cogobierno, el cual todos rechazan al ser consultados, pero que podría llegar a ser un hecho, como ocurre en otros países del mundo, incluso por necesidad, ya sea de recursos humanos para la gestión gubernamental, como numérica para el tratamiento parlamentario de un proyecto del Ejecutivo, relevante para la gobernabilidad, la continuidad de la legitimidad de los votos obtenidos, como por afinidad ideológica con otros partidos, o dirigentes que sustenten las mismas ideas para dar curso al programa de gobierno y a las medidas tendientes a alcanzarlo.

De profundizar el acuerdo, la nueva grieta entre leales y traidores al gobierno, desarrollada en una de mis anteriores editoriales de @Haceinstantes, quedará más claramente delineada entre los que quieren y los que se oponen al cambio, división que marcó la tendencia entre los votantes que se inclinaron en su mayoría por la presidencia de Javier Milei, fuesen partidarios de La Libertad Avanza, o proclives al cambio señalado por algunas de las vertientes de los partidos que conforman Juntos por el Cambio, principalmente el PRO. En la vereda de enfrente quedaron los kirchneristas y partidos de izquierda, además de los que, habiéndose mostrado dialoguistas, modificaron su comportamiento, ubicándose del lado de la oposición.

Por María Belén Aramburu

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