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06/05/2024

¿La atomización en la oposición contribuye o perjudica a Milei?

La oposición dialoguista también conforma el panorama político y se acerca o aleja del programa de gobierno, de acuerdo al encuentro o distancia de los puntos que abarque.

¿La atomización en la oposición contribuye o perjudica a Milei?

Está a la vista la atomización que caracteriza a la oposición que enfrenta al gobierno de Javier Milei. Referirse a una oposición tan fraccionada merece un análisis al menos segmentado en las principales partes del todo. Incluso cuando nos referimos a los aliados también los colocamos, para una correcta comprensión del tema, en un lugar que no es el espacio propio del oficialismo, por lo cual pueden ubicarse de un lado o del otro, acentuando aún más la fragmentación señalada para categorizar a la oposición. La oposición dialoguista también conforma el panorama político y se acerca o aleja del programa de gobierno, de acuerdo al encuentro o distancia de los puntos que abarque.

Comencemos por la porción más abundante de la oposición, que es, a su vez, la más claramente visible a los propósitos de su visualización, aunque no comprenda, hoy por hoy, un bloque compacto, sino todo lo contrario. Podría ubicar aquí al peronismo, pero éste también presenta sus facciones de modo tal de representar en algunas de ellas a los aliados al gobierno de Javier Milei, y en otros a la oposición. Y, si de englobar en su conjunto al kirchnerismo como oposición se trata, las declaraciones recientes del ex presidente Alberto Fernández, dejan una vez más al desnudo, las diferencias que aparecen como irreconciliables con la líder de la agrupación, Cristina Kirchner, con quien ya había mostrado y demostrado su distancia, que permanece hasta el día de hoy.

El ex presidente Alberto Fernández se encargó de aclarar que “uno de los fundadores del kirchnerismo fui yo” y que se debe discutir “qué es el kirchnerismo”. Declaraciones fuertes si las hay, ya que pone en duda la fundación y devenir de este espacio. En busca de trascender lo propio para ir por el rescate del liderazgo partidario, señaló al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, como “algo nuevo”, pero sin ser "el único" en condiciones de liderar, y que tendría proyección de “ganar autonomía respecto de Cristina”, pero rescatando que “si hay algo que sobra son buenos dirigentes”, apuntando a quienes podrían ser protagonistas de un recambio: Jorge Ferraresi, Victoria Tolosa Paz y Gabriel Katopodis. “Discutamos dónde está el sentido del kirchnerismo”, señaló Alberto Fernández, y ahí pateó la misma esencia del espacio más crítico del gobierno sustentado en forma mayoritaria. Otro que pateó el tablero fue Andrés “Cuervo” Larroque, Ministro de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, quien no solo criticó al ex primer mandatario nacional, sino también a la ex vicepresidenta, Cristina Kirchner, y a los dirigentes de La Cámpora. Fue uno de los que abiertamente señaló una “guerra a cielo abierto” entre los integrantes del gobierno anterior, sobre todo responsabilizando a Alberto y a Cristina.

En el Congreso, donde toda esta situación se ve reflejada, sobre todo en lo que al tratamiento parlamentario de la Ley Bases se refiere, antes en Diputados donde obtuvo su media sanción, y ahora en vísperas de su paso por el Senado, los gobernadores toman posición, en principio en base a las reuniones que mantienen con el Ministro del Interior, Guillermo Francos, y con Santiago Caputo principalmente, quienes después bajarán línea a legisladores propios. En el caso de Raúl Jalil, el gobernador de la provincia de Catamarca, su apoyo explícito al proyecto de ley, que incidió en Diputados, también busca tener su impronta favorable a través de sus senadores, de entre los cuales la ex gobernadora, Lucía Corpacci, aunque con reparos, y Guillermo Andrada, buscarán “algún tipo de encuentro con el gobierno nacional”, a través del gobernador, para aprobar la Ley Bases. Y quien se mostró desde un primer momento aliado del gobierno de Milei, el Ejecutivo de la provincia de Tucumán, Osvaldo Jaldo, también presiona a sus legisladores para que voten a favor, argumentando que “el Congreso tiene que dar los instrumentos legales para que el Presidente pueda gobernar”, habiéndose escindido previamente de Unión por la Patria con bloque propio.

Mientras la Ley Bases y el paquete fiscal aguardan su sanción definitiva, la ex vicepresidenta Cristina Kirchner, quien como tal fue titular del Senado durante la gestión gubernamental anterior, tiene contacto permanente con algunos de sus legisladores más afines y, a sabiendas de que tiene un bloque de 33 senadores, busca alcanzar más adhesiones para rechazar de plano el proyecto, sin que quede siquiera un vestigio, susceptible de modificación alguna para su regreso a la Cámara de Diputados. No solo mantiene distancia con Alberto Fernández, con quien compartió gobierno, sino que además se le suma la interna de La Cámpora y la elección a favor de la inclinación hacia su hijo Máximo en el enfrentamiento de dirigentes en la provincia de Buenos Aires, frente al gobernador Kicillof, quien se apunta a liderar el partido de serle posible, y sin apuro para alcanzar este objetivo, habida cuenta del pedregoso camino que transita.

Hacemos Coalición Federal, de extracción peronista, pero con un jefe partidario que también transitó una vía política de la mano del ex presidente Mauricio Macri, presentándose como candidato a la vicepresidencia en una fórmula que perdió votos frente a la de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, puede ser catalogado como oposición o aliado, u oposición dialoguista, dependiendo del contexto a analizar y de las medidas gubernamentales a acompañar o rechazar. El acuerdo que mantenía con Elisa “Lilita” Carrió, de la Coalición Cívica, quien a su vez se había separado de sus socios del frente Juntos por el Cambio, se rompió, obligándolo a buscar nuevos aliados en el Congreso.

La Unión Cívica Radical, quien enfrenta grandes dilemas hace tiempo, los cuales va resolviendo como va pudiendo, padeció su propia fragmentación interna, respondiendo a intereses ligados al kirchnerismo o a sus socios de Juntos por el Cambio, principalmente durante el gobierno de Mauricio Macri, y después con el de Alberto Fernández, agudizándose en la última campaña electoral, que incluso ubicó a su ex titular, el ex gobernador de la provincia de Jujuy, Gerardo Morales, en la fórmula con la candidatura del ex Jefe de Gobierno, Horacio Rodriguez Larreta, y a Luis Petri secundando a Patricia Bullrich en las PASO. Su actual presidente, Martín Losteau, se rebela más que los anteriores líderes partidarios ante el paradigma que lo obliga a situarse en un lugar u otro frente al gobierno nacional, para acompañar o no, el proyecto de Ley Bases y el paquete fiscal. La mayoría de las veces, desmembrados, los radicales optan por la mejor opción que consideren en su oportunidad, por lo que rumbean para ser aliados, como su socio el PRO, de Juntos por el Cambio, del gobierno de Milei, presentándose otras veces como opositores dialoguistas, u opositores a secas. En el caso concreto de la votación del proyecto de Ley Bases, les es difícil adoptar una posición común. De hecho, y muy cerca en el tiempo, y en simultaneidad con las observaciones que le van haciendo al proyecto del Ejecutivo, apareció una eventual expulsión de la Unión Cívica Radical del Ministro de Defensa, Luis Petri, incluso sin definir, de que en caso de tomarse una decisión, se debiese hacer cargo la estructura partidaria nacional o la provincial de Mendoza. Para poner un ejemplo claro, además de la división interna que se advierte en el Congreso.

La situación del PRO no escapa a los condicionamientos que atraviesan los otros partidos, con la diferencia de que, quien asumió como titular, el ex presidente Mauricio Macri, se declara a favor del gobierno de Javier Milei en la enorme mayoría de los casos, minimizando sus diferencias e intentando evitar, ingresando en esta sintonía, quedar fagocitado por La Libertad Avanza junto con el presidente de la Nación. La gran mayoría del PRO sigue este camino, aún cuando no adhiera totalmente a los lineamientos trazados por el gobierno nacional.

La izquierda es acérrima, opositora al programa de gobierno de Javier Milei, y lo demuestra cada vez que puede, sobre todo en el ámbito del Congreso de la Nación. Su posición ha sido clara desde el principio, a partir de la campaña presidencial.
El caso de los dirigentes sindicales también se muestra dividida entre posiciones ideológicas y de ideas y de acciones a llevar a cabo, como en el caso de las movilizaciones y paros.

La atomización de la oposición puede dar ventaja al gobierno de Milei, permitiéndole a sí mismo y sus funcionarios y dirigentes, infiltrarse en las filas partidarias ajenas, desmenuzadas por las internas que las azotan para, mediante permanentes negociaciones, obligadas por la circunstancia de no contar con tropa propia entre los gobernadores, y siendo escasa entre los legisladores, para lograr votos a favor que, de encontrarse con una oposición abroquelada, sería más difícil de conciliar, de enfrentarse a sus proyectos. El kirchnerismo lo sabe y por ello la aparición de Cristina Kirchner, para liderar en el Senado, atendiendo a la estricta cuestión del proyecto de Ley Bases, que le permitiría a Milei, de sancionarse, navegar con más tranquilidad, las turbulentas aguas del mundo político y económico actual. Siendo como se plantea, el gobierno de La Libertad Avanza, continúa negociando uno por uno cada punto en cuestión en disidencia, con el objetivo de materializar el anhelo y sueño del presidente: el Pacto de Mayo, que encumbraría su incipiente gestión y mostraría el resultado positivo de dicha negociación.

Por María Belén Aramburu

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