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25/01/2024

El Congreso y el paro evidencian que el PJ continúa sin liderazgo

Tampoco se ve una puja de dirigentes para obtener, en momentos de acefalía, un lugar resonante desde el cual impartir una línea homogénea de conductas tendientes a hacer de la oposición.

El Congreso y el paro evidencian que el PJ continúa sin liderazgo

El PJ continúa sin liderazgo y tampoco se lo ve activo en función de buscarlo y encontrarlo. Tampoco se ve una puja de dirigentes para obtener, en momentos de acefalía, un lugar resonante desde el cual impartir una línea homogénea de conductas tendientes a hacer de la oposición, un sector político visible y sostenible durante el mandato del presidente Javier Milei y sus explícitos aliados de Juntos por el Cambio.

Si desde el sindicalismo, al menos desde la CGT, se pretendió hacer una demostración de fuerza política con un paro general, a 45 días de la asunción de Javier Milei, éste no dio el resultado esperado. El vocero presidencial, Manuel Adorni, no solo se encargó de agradecer “a los millones de argentinos que siguen confiando en nosotros y no han adherido”, sino que también sumó el dato de un porcentaje bajísimo, aclarando que “el paro representó solo al 0,19% de los trabajadores”, recalcando su “carácter político”. Por lo que, y sin haber obligado parar el transporte, su ascendente sobre el ciudadano de a pie no fue relevante, aunque sí las palabras filosas de Pablo Moyano quien manifestó, desde el escenario que, al Ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, “lo van a llevar en andas, pero para tirarlo al Riachuelo”, lo que le generó al menos una denuncia en la justicia, y varias expresiones de repudio de propios y ajenos. Incluso se le ha señalado a la central sindical que el Poder Legislativo cuenta con representantes de su sector, de tal modo de oponerse al proyecto, si así lo considera conveniente.

Algunos dirigentes políticos peronistas y kirchneristas se sumaron, creo que más para hacerse visibles a través de sus banderas políticas, que por la adhesión que les generaba este paro y la representación de los sindicalistas involucrados en su organización y representación de los trabajadores. Así el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, formó parte de la marcha, habiéndose aclarado que no iba a encabezar columnas ni ser orador de la protesta. Desde el oficialismo fue la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien apuntó contra su presencia, señalando que “él es un gobernador, y como gobernador, tiene que cumplir la ley, no violarla”, sumando que le gustaría que Kicillof “esté trabajando y no esté en la movilización”.

El primer mandatario provincial, quien fue reelecto en un distrito que se caracteriza por contar con una cúpula dirigente kirchnerista, que incluso ha derivado ex funcionarios de esa línea política a ejercer un rol en su administración pública, quedó como un exponente de lo que quedó del kirchnerismo, con ansias de convertirse en líder del espacio que representa. Sin ánimo de presentarse a una candidatura presidencial, para la cual se lo buscó en su oportunidad, se quedó en el distrito que nuevamente le dio la victoria y hasta colaboró con votos, para sumarle puntos al entonces Ministro de Economía y candidato para ocupar el sillón presidencial, Sergio Massa, aunque no haya alcanzado para el triunfo electoral. Trascendió que, si bien ella no iba a participar, Cristina Kirchner habría instado a la representación político-partidaria de su espacio, a estar presente, a través del gobernador, sus funcionarios, e intendentes bonaerenses. Y aquí llegamos a Cristina.

La ex presidenta, quien no viene apareciendo hace bastante tiempo, solo para vérsela hace unos días en el aeropuerto de El Calafate sacándose fotos con militantes, continúa ausente. Durante la asunción de Javier Milei se la vio cercana al presidente electo y alejada del que dejaba su cargo, Alberto Fernández, como lo hizo durante el ejercicio de su vicepresidencia. Si bien se sabía que Cristina no quería ocupar nuevamente el rol de presidenta, y que fue quien públicamente ungió a Massa, después de haberlo hecho con “Wado” de Pedro, se le atribuía un gran porcentaje de los votos del peronismo, más bien kirchneristas, del núcleo duro por excelencia, y con ello, su fuerte poder dentro del frente del que formaba parte. Las causas judiciales que la azotan, su elección de la prescindencia de un cargo que le hubiese otorgado fueros, y con un presidente de un signo político totalmente contrario al suyo, apoyado por más del 56% de los votos que aún conserva los altos grados de expectativa depositados en él, la ha dejado fuera de un tablero. Sabe que puede volver a jugar con las fichas que bien conoce, presionando botones que sabe dónde se encuentran colocados para lograr el objetivo que se pretenda. Pero, para eso, como ocurre con cualquier dirigente político del mundo, necesita de aval político, de un consenso que la sostenga, y que hoy no posee.

El ex presidente Alberto Fernández, quien se encuentra viviendo en España, alejado físicamente del contexto actual, demuestra que también lo está de los asuntos domésticos, aunque alguna declaración suelta por ahí, lanzada a los cuatro vientos, desencaja con el rol de un político que ha ocupado el cargo de la presidencia de la Nación. El mal desempeño de su gobierno también lo distancia de quienes lo acompañaron en su oportunidad. solo le queda la lealtad de algunos ex funcionarios que son tan cuestionados como él. Lo cierto es que, siendo el titular del Partido Justicialista a nivel nacional, claramente no se encuentra ejerciendo ese rol, por lo que algunos sectores partidarios comenzaron a pedir su renuncia. Fue la lista Azul y Blanca 17 de octubre, la que solicitó una convocatoria a una próxima elección “interna, abierta y democrática”.

Quien también desempeña un rol institucional dentro del Partido Justicialista, a nivel provincial, es Máximo Kirchner. Se hizo presente en las calles con motivo de la marcha de la CGT, en una de las columnas de militantes de La Cámpora, diferenciándose de aquella que tenía entre sus filas al gobernador bonaerense. En definitiva, por más que no se cruzaran, ambos representaron al peronismo de la provincia de Buenos Aires que salió a las calles. Dentro del Congreso, Kirchner mantiene reuniones con los legisladores afines, formando parte de una de las expresiones del peronismo, el kirchnerismo que integra Unión por la Patria, frente que requiere de una profunda revisión.

A la marcha de la CGT asistió el Frente Renovador con su propia columna. Si bien Sergio Massa no formó parte de ella, su mujer, Malena Galmarini sí lo hizo, sumándose con declaraciones sobre el actual gobierno, de quien dijo “en muy poco tiempo, quiere transformar de raíz la Argentina”. En el contexto del tratamiento parlamentario del proyecto de ley ómnibus, el ex Ministro de Economía apareció junto a la ex titular de Aysa, congregando en una reunión, a los veinte intendentes de su espacio, de la provincia de Buenos Aires, con el fin de debatir cómo poner un freno al aumento de las retenciones y la participación que finalmente se concretó, en la marcha y paro de la CGT.

Sergio Massa también se mostró activo en cuanto a sus declaraciones en torno al impuesto a las Ganancias, ahora denominado “a los ingresos personales”, señalando que “el salario no es ganancia”, como en otras oportunidades lo había hecho, sobre todo en su campaña presidencial de 2015. Fue durante su gestión como Ministro de Economía que se votó, a través del envío de un proyecto de ley de su autoría, la eliminación de la cuarta categoría para el pago de este impuesto que, a su vez, fue respaldado por Javier Milei en su función de legislador. El ex ministro está intentando asumir un rol de liderazgo, al menos dentro de su espacio político, el Frente Renovador, seguramente soñando con una revancha luego de su reciente derrota electoral. Pero lo hace dentro de un espacio que él comanda, y que se ha diferenciado del kirchnerismo, pese a que, como he recalcado en otras editoriales de @Haceinstantes, ha estado tan cercano a Alberto Fernández durante su presidencia, como a Cristina Kirchner durante su vicepresidencia. De hecho se convirtió en Ministro de Economía del gobierno de ambos. Pero las derrotas traen esos sinsabores que los que detentan el poder bien lo conocen: el distanciamiento y lejanía de muchos. Será su desafío recomponer su posicionamiento dentro del peronismo y el ámbito político nacional. Mientras ello ocurra y se pretenda, no aparece como una figura de liderazgo de la oposición.

El tema de la convocatoria y representación de los intereses de los intendentes es toda una cuestión. Los cercanos al gobernador bonaerense que, durante la marcha convocada por la CGT, encabezaron una columna junto con funcionarios gubernamentales, se reunieron con Kicillof, momentos previos a integrar dicha columna. Sergio Massa, como anteriormente señalé , también se reunió con los propios a principios de semana. Antes era el ex intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, con el poder que se le sumaba desde La Cámpora y Máximo Kirchner quien los juntaba y marcaba la cancha y el camino a seguir. Ahora se nota, también en este terreno, la acefalía para encabezar al grupo de intendentes propios en la provincia, con dispersión de dirigentes que se esfuerzan en el intento.

El Congreso está a su vez atado a los designios y vaivenes de la falta de liderazgo en la oposición. El tratamiento parlamentario del proyecto de la ley ómnibus y el DNU del presidente Javier Milei, así lo ponen de manifiesto. Su poder de fuerza puede ser demostrado en el ámbito de los recintos de Diputados y Senadores, ya sea para tratar este ambicioso proyecto del Poder Ejecutivo como otro. Pero es aquí también donde se observa la dispersión. Tanto es así que ha habido una advertencia del titular del bloque de Unión por la Patria en la Cámara Baja, Germán Martínez, para los diputados que abandonaron la bancada con el fin de acompañar el proyecto del gobierno señalando que “el que traiciona una vez, lo hace dos veces, hay que estar atentos”.

También es cierto que el gobierno atraviesa las dificultades de los embates de los integrantes de sus propias filas y las de sus aliados para aprobar el proyecto de ley con la inmediatez que requiere. A la advertencia del Ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo de que, de no aprobarse el paquete de medidas económicas, “el ajuste va a ser más fuerte”, que ha derivado en la queja de los gobernadores, que afirmaron que “ni el kirchnerismo se animó a tanto”, se sumó la del presidente Milei de que “los voy a dejar sin un peso”.

Mientras el trámite por el Congreso desvela y también deja al descubierto internas del oficialismo, la oposición se debate entre las suyas y muchas veces se desmiembra, sin encontrar un liderazgo unificador. Porque el peronismo cuenta, como tantas otras veces, con distintas vertientes, que incluyen al kirchnerismo, al Frente Renovador, a peronistas que no se incluyen en estos espacios, ramas que con la derrota se amplifican, todos ellos pretendiendo formar parte de un frente que pasó a llamarse Unión por la Patria, en vista a las últimas elecciones presidenciales, pero que no convence en su pretendido rol de oposición, que a su vez destila deseos de oportunidad de un próximo ejercicio del oficialismo, apoyándose en cualquier error que el actual gobierno cometa o pueda cometer, en cualquier ventana por la cual se pueda ingresar. El resto del peronismo, es el que se ha sumado al actual oficialismo, aunque no sin condicionamientos. Pero el que tiene el rol de opositor, no encuentra al capitán del barco.

María Belén Aramburu

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