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01/11/2023

A la pesca de los votos de Juntos por el Cambio

Si bien la titular del PRO, el ex presidente y otros referentes de la hoy agrupación opositora brindaron su respaldo a Milei, no todos los referentes de este espacio van en el mismo sentido.

A la pesca de los votos de Juntos por el Cambio

Con casi el 24% de los votos, Juntos por el Cambio, con la candidata Patricia Bullrich, se convirtió en el frente que suscita la mayor atención para la obtención de votos a favor, para alzarse con la victoria en la segunda vuelta del 19 de noviembre. Si bien la titular del PRO, el ex presidente Mauricio Macri y otros referentes de la hoy agrupación opositora brindaron su público y explícito respaldo a Javier Milei y La Libertad Avanza en su conjunto, no todos los referentes de este espacio van en el mismo sentido.

Analicemos la coyuntura electoral desde la perspectiva de la situación en la que se encuentra Juntos por el Cambio y la recaudación de votos que se puede obtener a partir de la misma. Este frente va en vías de transformación, desde hace tiempo, por la frágil relación que, como agrupación política, tiene entre los tres partidos políticos que lo componen. En este sentido habrá una fractura, que ya está expuesta, pero no explicitada, que se verá con más profundidad a partir de los resultados electorales de la segunda vuelta, sea se conviertan en parte de un próximo gobierno, o parte de la oposición, en una estructura gubernamental y en el Congreso. Sea en uno o en otro sentido, no irán, esta vez, juntos de la mano, sino que se los verá diseminados y esparcidos, adoptando un cierto posicionamiento que incluso podría modificarse con el correr de los acontecimientos.

Con el panorama político actual, tenemos la certeza de Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, quien afirmó que “no voy a ir a votar, me cansó moralmente la sociedad”, por lo que estaría invitando, a través de su gesto político, a sus seguidores y los de su partido a hacer lo mismo. En el caso de la Unión Cívica Radical, a través de su cúpula, con Gerardo Morales a la cabeza, ratificaron la “prescindencia”, criticando a Milei, en su ubicación de extrema derecha, y porque quien lo votara estaría “traicionando el legado de Alfonsín”. Los dardos de quien era candidato a vicepresidente en la fórmula de Horacio Rodríguez Larreta, hacia adentro de la coalición, fueron claros adonde apuntaban: “Ya no nos manda nadie”, refiriéndose a Mauricio Macri, tanto como cuando declaró que “Milei es un pelele de Macri”. La neutralidad de un sector radical fue contrastada por otro, que prefirió aliarse con Sergio Massa y exponer su posición abiertamente en una foto junto con el Ministro de Economía, quien sabe que puede juntar adherentes de este partido de Juntos por el Cambio, que ideológicamente se puede mostrar más afín a su proyecto político, que al de Milei o al de su propio socio, el PRO.

Aquí viene la parte más jugosa, y si se quiere, a partir de la cual se desenvolvieron todos estos desenlaces, principio de otros que se sucederán. La reunión que mantuvieron Mauricio Macri junto con Patricia Bullrich y otros pocos referentes del PRO, con Javier Milei, no contó con ningún dirigente del resto de los partidos que componen la coalición. Tampoco contó con otros que hubiesen querido formar parte, como el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y su sucesor, Jorge Macri, o María Eugenia Vidal, entre otros, que se enteraron después de haberse resuelto que tanto Macri como Bullrich iban a apoyar “incondicionalmente” a Milei y a La Libertad Avanza para ganar las próximas elecciones.

El ex presidente Mauricio Macri vuelve entonces a tomar las riendas de liderazgo, como lo hizo con la fundación del PRO y de Juntos por el Cambio, que le valieron el triunfo en las elecciones de 2015, en una reformulación que sabe no es inocente y deja, en el camino, heridos a varios de sus socios, de su partido y del resto. Siendo este un tema para patear para más adelante, de parte de ellos y de mi propio análisis, lo que está claro es que, si bien no se ha llegado a un “acuerdo” y por el momento lo que se declara es un “apoyo”, reitero “incondicional”, pero con cancha marcada tendiendo a la moderación de varios temas que son desacuerdo entre el PRO y La Libertad Avanza, la centro derecha y la derecha extrema han unido sus fuerzas para ser gobierno a partir del 10 de diciembre.

En líneas generales, ya no se da en el mundo un bipartidismo tan puro en las elecciones, y menos en los gobiernos, salvo el marcado entre los partidos Republicano y Demócrata en los Estados Unidos. Y cuando la centro derecha es la elegida, como ha pasado hace poco con el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, este se ha unido al Vox en España, con Santiago Abascal, habiendo quedado finalmente en el poder al Partido Socialista de Pedro Sánchez. En Francia, el presidente de centro, Emmanuel Macron, en un mano a mano con la extrema derecha liderada por Marine Le Pen, quien vio crecer a su partido en cuanto a caudal de votos, obtuvo el triunfo por un 17%. Se enfrentaron y resultó electo Macron por otro período gubernamental. Podría citar también a Italia, donde gobierna la derecha de Giorgia Meloni, apoyada por Hermanos de Italia, Forza Italia y la Liga. Por lo general, son los partidos del centro los que buscan, en una segunda vuelta, y no siempre, de acuerdo a las propuestas electorales de quienes podrían ser sus próximos aliados, la unidad con los extremos que les resulten más cercanos. En este caso, la extrema derecha en la Argentina requiere de la centro derecha de Juntos por el Cambio, o más bien del PRO, yendo a una ruptura del frente, y la centro derecha de esta agrupación va por la suma de los votos para ganar el gobierno, intentando sumar a los votantes de otro dirigente a quien remiten como cercano como Juan Schiaretti, que, de ser posible, entre todos, podrían juntar un 60% del padrón electoral.

Una nueva estructura de poder dejará al ex presidente Mauricio Macri en una posición de claro liderazgo, junto con Javier Milei, de llegar a ser gobierno o representar a la una fuerte oposición en el país, de resultar electo Sergio Massa. Patricia Bullrich será otra dirigente que correrá con la misma suerte, y a ellos se irán sumando otros. Al PRO y a La Libertad Avanza los une la ideología que les permite sustentar programas de gobierno u oposición a definir, marcando con claridad sus diferencias, y su “antikirchnerismo”, como han manifestado en voz cada vez más alta. Y principalmente el cambio que en Juntos por el Cambio se vio mejor representado por Bullrich, según palabras del propio Macri, dejándola en términos de legitimidad en cuanto a resultados electorales, para trazar un camino conjunto con Milei, quien hace poco era su rival.

¿El electorado vota como indican o insinúan sus dirigentes? Cada vez se ve menos esta tendencia, y más una inclinación hacia la individualidad e independencia en el voto. Cada candidato es escuchado minuciosamente y con rigurosidad, al igual que el resto de lis dirigentes políticos. Pero ante la incredulidad y desconfianza hacia la dirigencia política, que a veces se convierte en apatía, el votante va por lo que considera correcto, o “menos peor” en muchos casos, llegando incluso a la consideración del voto en blanco.

Después del “apoyo” se sabe, viene el “acuerdo”. Sería una buena estrategia de parte de los nuevos aliados, mostrar un probable programa de gobierno conjunto, que de no resolverse a su favor en las urnas, se convertiría en los principales puntos a considerar siendo probable oposición. Debiesen quedar claramente establecidos los lineamientos de una política económica que no mostraron ser afines en su oportunidad, cuando las diferencias se expusieron entre Milei y quien iba a ser el Ministro de Economía de Patricia Bullrich, Carlos Melconian. Otro es el tema de la seguridad. También deben ser claros respecto de los detalles que los enfrentaron y quedaron expuestos en los debates. Principalmente esos dos temas, ya que sus votantes los tienen como prioritarios. Y claro que el resto también: salud, educación, entre otros.

Porque Javier Milei fue por los votos de un sector de Juntos por el Cambio. Y Sergio Massa también.

María Belén Aramburu

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