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20/11/2020

Nuestra eterna relación con el FMI, por María Belén Aramburu

La Argentina se para de otra manera frente al Fondo

Nuestra eterna relación con el FMI, por María Belén Aramburu

Nuestra relación con el Fondo Monetario Internacional ha resultado ser eterna. Hasta cuando se ha pretendido deshacerse de ella, pensando que no íbamos a estar atados a ninguna revisión, más allá de la habitual por ser miembros, que condujese a trazar escenarios de política económica a cumplir para hacer frente a nuestros compromisos, volvemos al Fondo. Aunque de una manera distinta. De parte de la Argentina y del organismo financiero internacional.

La Argentina se para de otra manera frente al Fondo. Durante el gobierno del presidente Néstor Kirchner se decidió pagarle al organismo financiero para liberarse de él. El cancelamiento de la deuda trajo críticas de parte de quienes aseguraron que el monto pagado duplicaba los esfuerzos sumados en este sentido de los gobiernos de Eduardo Duhalde y Fernando de la Rúa, y superior al efectuado por Carlos Menem.

Fue el ex presidente Néstor Kirchner quien se opuso a que el FMI direccionase la política económica de la Argentina. Cristina Fernández de Kirchner continuó en los mismos términos su relación con el Fondo. El ex presidente Mauricio Macri tomó deuda y el actual gobierno de Alberto Fernández con Cristina Fernández como vicepresidenta puso un freno dejándola en US$ 44.000 millones y estableciendo una relación diferente con el organismo.
 
Las cosas cambiaron en el Fondo Monetario. El crédito stand by fue otorgado bajo la titularidad de Christine Lagarde con muy buena relación con el ex presidente Mauricio Macri. La negociación que se está llevando a cabo con el Fondo se da en otro contexto, con la presidencia de Kristalina Georgieva, con excelente relación con el Papa Francisco quien organizó un seminario del que participaron la titular del Fondo y el Ministro de Economía Martín Guzmán. Fue en febrero de este año en que a raíz de ese encuentro se tejió una relación más estrecha con nuestro gobierno que se extendió obviamente al presidente Alberto Fernández quien en oportunidad de la negociación con los acreedores tenedores de bonos emitidos bajo ley extranjera y advirtiendo sobre la sostenibilidad de la deuda, recayendo el trámite técnico en Guzmán, hizo una advertencia sobre el costo que no podía asumir el pueblo argentino en medio de una crisis agravada por la aparición de la pandemia.

En la actual situación, Georgieva parece ser más comprensiva, al igual que el organismo de crédito que lidera aunque no todo depende de ella. En otra editorial de @Haceinstantes desarrollé detalladamente este tema en particular.

Otra cuestión que cambia es quien va a liderar los destinos de los Estados Unidos. Un Joe Biden que asumirá el 20 de enero y tomará además decisiones concernientes al Fondo y sus miembros. De signo político diferente al de su antecesor, proveniente del Partido Demócrata, se espera sea más sensible a la hora de asumir definiciones de los países acreedores. Será nombrado el nuevo jefe del Tesoro de los Estados Unidos que demorará definiciones y la mirada estará puesta en la política doméstica de la Argentina, el comportamiento del Frente de Todos y de la oposición liderada por Juntos por el Cambio. Los tiempos llevan hacia adelante la negociación mientras se elabora el marco en el cual se desarrollarán.
 
En la Argentina las cosas también cambiaron. Adelantándose al rumbo que la negociación con el FMI tendría y sólo por una cuestión cronológica, la advertencia sobre cuál era el límite a imponer en la negociación, tuvo como adelanto a los acreedores externos. La línea se mantendrá en cuanto a la imposibilidad de cumplir con exigencias que en otras etapas de nuestro país tuvieron un costo muy alto, aunque se sabe que quien es acreedor aprieta el zapato del deudor hasta donde puede para obtener la devolución del préstamo lo antes posible y en las mejores condiciones, al igual que en sentido contrario se demandan condiciones, sobre todo cuando las exigencias exceden lo que se puede cumplir, más allá de las buenas intenciones de pago.
 
En el presupuesto nacional para ser ejecutado el próximo año se señala un déficit fiscal del 4,5%. El Fondo pide más. Un déficit cero requiere de tiempo y ya habrá finalizado este gobierno de obtener la meta con una tabla descendente. De todos modos todos quisieron lograrlo y ningún gobierno lo hizo, más allá de la presión de un FMI o no.
 
El Fondo quiere que el acuerdo del pago de deuda y un préstamo para financiarlo y para los fines que se establezcan, pase por un acuerdo que abarque a todos los sectores políticos del oficialismo y la oposición. Y si bien el Ministro Guzmán al igual que el presidente Alberto Fernández han desestimado una devaluación consignando la fuerte presión de algunos circuitos económicos, al consultar a operadores de Wall Street éstos no concuerdan con esta posición y el riesgo país todavía está alto para acceder a los mercados. La oposición del sector empresario al llamado impuesto a la riqueza ideado por el Frente de Todos no colabora con estos acuerdos.

De parte del Frente de Todos aparece la carta de los senadores pertenecientes a este bloque dirigida al Fondo Monetario Internacional. La carta fue dura, se refirió a créditos que otorgó “irresponsablemente”, se hicieron consideraciones de tipo político que apuntaron al ex presidente Mauricio Macri, se advirtió al organismo “que se abstenga de condicionar las políticas económicas de la Argentina” y también de la mano de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, como se vio en la carta, apareció en el Senado la inclusión en el proyecto de ley de fortalecimiento de la sostenibilidad de la deuda pública la prohibición de destinar el endeudamiento a gastos corrientes
 
En febrero el FMI le había contestado a Cristina Fernández de Kirchner cuando la vicepresidenta había afirmado que el organismo había violado el estatuto al otorgarle un crédito al gobierno del ex presidente Mauricio Macri. La respuesta del vocero fue que no se podía aceptar una quita de la deuda argentina. Si bien está en la retina del pasado reciente, aparece muy ligado a las declaraciones recientes.
 
Para el Ministro de Economía, Martín Guzmán, las negociaciones en materia de deuda pública con cualquier tipo de financiación internacional debe pasar por el Congreso de la Nación y su aval correspondiente para, según sus propios términos “proteger a la Argentina de procesos de sobre endeudamiento en moneda extranjera”. “La sostenibilidad de la deuda pública debe ser política de Estado”, afirmó. Y, en este sentido la participación de todos los actores políticos que nos representan como legisladores es un punto importante que, además de contar con una Ley de Administración Financiera, tiene sus bases en la Constitución como cualquier país del mundo.

 

Por María Belén Aramburu 

 

 

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