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20/07/2020

Más allá de la grieta hay Vida, por María Belén Aramburu

Muchos no queremos estar en una grieta de ningún tipo o naturaleza

Más allá de la grieta hay Vida, por María Belén Aramburu

Mi intención al escribir este título es ubicar en un espacio a muchos de los que no estamos ni queremos estar en una grieta de ningún tipo o naturaleza. Que aplaudimos aunque de manera insonora muchas veces y para que se escuche bien fuerte en otras, cuando en el ámbito político pueden convivir dirigentes que profesan diferentes ideologías y/ o ideas que aunque fuesen irreconciliables estableciendo puntos en común en el trazado de políticas públicas que permanecerán incluso más allá de cualquier gobierno y sus posibles alternancias en el poder.
 
Más allá de la grieta hay Vida. Y hay vida política, existe un marco de entendimiento, respeto, escucha activa y hasta empatía en caso de que haya que ponerse en el lugar del otro. Estar más allá de la grieta no significa de ningún modo pensar lo mismo ni ubicarse en un lugar distinto al de la procedencia.
 
En nuestro país la grieta puede verse incluso en los distintos partidos de representación política partidaria. La grieta puede derivar en un enfrentamiento entre las partes que lo componen y le dieron vida con supuestas bases programáticas para constituirse en un frente común para encarar las elecciones y llegar al triunfo o, con buenos números de votos convertirse en una oposición sólida sobre todo en la composición del Poder Legislativo, o llegar al quiebre y reconvertirse. En cualquiera de esos casos una grieta los pondría en un lugar de desencuentros permanentes con posturas rígidas y distanciadas, lejos del debate y acompañamiento de ideas superadoras propuestas por una y/o todas las parcialidades integrantes. En un espacio de integración una grieta desune permanentemente. No es de extrañar que dañando la convivencia destruya el frente o, al menos, divida a las partes que lo componen ubicándolas en posiciones antagónicas. Si en lugar de una grieta su pura esencia pudiese permitir un transcurrir en el que impere la sanidad institucional, su reconversión o ruptura se daría de forma natural y transparente, permitiendo a cada partido integrante un discurrir saludable en una sólida continuidad en el ámbito político.
 
En la oposición, el Frente Juntos por el Cambio muestra diferencias internas que algunos mantienen con una posición rígida. El partido predominante, el PRO, con claras emisiones de contenido partidario comenzando por su titular, Patricia Bullrich y la cabeza del gobierno anterior Mauricio Macri, se han mostrado con fortaleza en sus convicciones a la hora de hacerlas públicas o enfrentarse como opositores al actual gobierno. Más moderados se han mostrado otros como María Eugenia Vidal, bastante alejada del ámbito político, demasiado si tenemos en cuenta su proyección antes y después de su salida del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Distinto es el caso del jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta quien, en su actual gestión que atraviesa la resolución de temas concernientes a una pandemia y perteneciendo a la región más afectada por el coronavirus, ha debido conciliar permanentemente posiciones con el oficialismo manteniéndose en frecuente contacto con el gobierno nacional con el presidente Alberto Fernández y con su par en provincia, Axel Kicillof. Juzgado en su entorno por la proximidad con el oficialismo debió hacer frente, con su característico tono conciliador, a quienes forman parte de su propio espacio y marcar la cancha del mismo en sus apreciaciones públicas más allá del cumplimiento que exige un decreto nacional del Poder Ejecutivo en el marco de la crisis sanitaria y el establecimiento de pautas conjuntas. El radicalismo, sobre todo de la mano de su titular y ex gobernador de la provincia de Mendoza, Alfredo Cornejo, se han mostrado firmes en su postura hacia afuera, incluso en la firma de un comunicado conjunto con los referentes del PRO ante el asesinato del ex secretario de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Fabián Gutiérrez, y en la estructura frentista crítico del armado interno a la hora de fijar pautas en conjunto. La Coalición Cívica sin su cabeza mas visible, Lilita Carrió, en un cargo, pero de eterna influencia en el accionar del partido, fijó su posición cuando Juntos por el Cambio fue convocado al diálogo por el presidente Alberto Fernández.
 
En el Frente de Todos la integración que también llevó a un encuentro del peronismo en vista a las elecciones presidenciales del año pasado, presenta sus diferencias entre integrantes que pese a su pertenencia histórica al peronismo sostienen ideas opuestas, expresadas públicamente en muchos casos, incluso en el seno mismo del Ejecutivo. El presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien lo propuso para lo que se convirtió en un hecho a través del ejercicio de la función pública, aportando un más que nutrido caudal de votos y seguidores, y los miembros del gabinete que pertenecen a distintas facciones conviviendo instalados en posturas más rígidas o más flexibles. El frente que supo y pudo llegar al poder con los votos de los que aportó parte de una tercera alternativa dentro del peronismo que, como su misma denominación lo indicaba, Alternativa Federal, esparcía voluntades que se diseminaban y quedaron en parte concentrados en la figura de Sergio Massa como titular de la Cámara de Diputados que derivó a su vez con la ruptura de ese espacio y pérdida de votos para esa parcialidad partidaria.
 
En cada uno de estos espacios las diferencias pueden nutrirlos y enriquecerlos. Y hasta reinventarlos o reconstruirlos de ser necesario. Mientras que, como expresé anteriormente, una grieta puede llevarlos desde su debilidad en su continuidad institucional como partes del todo político, hasta su destrucción y disolución como frente común.
 
La Argentina atraviesa una situación particular durante la pandemia. La crisis económica y su deuda acrecentaron y agilizaron medidas que, además del ámbito sanitario, requirieron de su pronta y urgente diagramación e implementación. El diálogo entre todos es requerido por la ciudadanía que, en el respeto de las diferencias, sabe que es necesario y fundamental para buscar puntos de encuentro necesarios en el actual contexto.

 

Por María Belén Aramburu

 

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