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24/06/2020

Cuarentena: Cómo se anuncia el anuncio, por María Belén Aramburu

El mensaje se difundirá en un estado especial de situación particular y social

Cuarentena: Cómo se anuncia el anuncio, por María Belén Aramburu

Falta poco para que sepamos en qué términos se desarrollará nuestra próxima etapa de la llamada cuarentena.
 
Cada vez que termina una etapa, para no hablar de fase ya que cada distrito y cada jurisdicción de cada distrito tiene la que mejor le comprende en esta situación de pandemia, se genera una expectativa que desborda en ansiedad hasta que las palabras esperadas de parte de las autoridades se escuchan, se comprenden, se hacen carne y se reacciona, cada cual como puede de acuerdo a su circunstancia.
 
Tal es la expectativa que se genera antes de cada mensaje, ya por finalizar cada etapa, que lo que se pregunta la ciudadanía en los Wap, las redes y los medios de comunicación es cuándo se sabrá cómo seguirá la cuarentena, ya que al principio se anunciaba los domingos, una vez finalizado el lapso, para luego pasar a unos días antes sin saber si era el sábado o antes del fin de semana, y cuál será su contenido. Tal es la expectativa que genera niveles de audiencia que sólo se comparan con aquellos logrados en transmisiones que por el impacto de la noticia congrega a multitudes frente a una pantalla de televisión. Porque además de querer escuchar qué es lo que se va a anunciar, se desea ver al transmisor del mensaje y ahí voy con lo que quiero destacar en esta editorial de @Haceinstantes, el mensaje.
 
El mensaje tiene, como es sabido, un emisor y un receptor. El que es audiovisual, como en este caso, más allá que sólo se lo pueda escuchar pero que, por el interés que concita se quiere ver también, enciende los sentidos de tal modo que lo que se dice se ve acompañado por la gestualidad corporal que refleja la facial en un primer plano. Los transmisores lo saben y hoy por hoy, salvo algunos casos, casi todos han sido sometidos a un coaching, entrenamiento, para que el mensaje sea claro y eficiente en la comunicación verbal y corporal ya sea lo escriban ellos mismos o sus asesores, contando por lo general con un equipo conformado a tales fines.
 
La ciudadanía siempre esperó estos mensajes concernientes a una prolongación de la cuarentena como una indicación de aquello que podía hacer o no hacer, de aquello que se le autorizaba realizar o no, sintiendo, de algún modo, que su estilo de vida dependía de decisiones ajenas más allá de que fueran autoridades electas. Con la extensión en el tiempo de un aislamiento que promete superar los 100 días, la población, sobretodo la del AMBA, la de la región que comprende la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, necesita un mensaje claro, muy claro, transparente, con datos precisos, para comprender por qué se prolongará su estado de situación de aislamiento y en qué condiciones seguirá viviendo en una pandemia.
 
En este mensaje se advierte una diferenciación entre aquel que tiene como destinatario al AMBA del que va dirigido al resto del país ya que el primero concentra el 95% de los casos de contagios y víctimas fatales. Pese a que algunas jurisdicciones han ido y vuelto de una fase a otra y algunas como el AMBA se han estancado en la 3, a cada una le llega el mensaje en una situación más o menos asfixiante o relajada, de acuerdo a su contexto individual y social y la zona donde habite.
 
La diferenciación que hago de lo que se puede establecer como dos Argentinas en la situación de pandemia, tiene un mismo emisor central, el presidente Alberto Fernández y otros dos que harán coincidir sus discursos en base a las condiciones y decisiones obtenidas para ser implementadas en el AMBA como un distrito único pero que hablarán cada uno de ellos a los respectivos receptores de su mensaje, Horacio Rodríguez Larreta a los de la CABA y Axel Kicillof a los del conurbano y la provincia con el discernimiento que también allí se aplica por región.
 
El contenido debe estar sostenido en su pretensión de entendimiento por datos objetivos que le permitan al receptor del mensaje, al ciudadano, comprender claramente por qué debe retroceder en la aplicación de habilitaciones que fueron permitidas en el sostenimiento de una fase. El entendimiento de una vuelta atrás, de volver al punto original o cerca de este punto con modificaciones, debe estar argumentado con la sensibilidad que puede sostener un discurso de esta naturaleza, empatizando con las emociones y sentimientos de aquel que ha modificado su estilo de vida, que en la mayoría de los casos ha visto cerrar las puertas de su negocio o mermar sus ventas, que ha visto su fábrica parada o a medio o poco andar, que convive con la incertidumbre de la caída de una economía de difícil recuperación, que recurre en algunos otros tantos casos a la ayuda del Estado aunque nunca hubiese pensado que hubiese necesitado de su auxilio, que habita con sus propios fantasmas y los ajenos en un panorama presente y futuro de incertidumbre.
 
El mensaje se difundirá en un estado especial de situación particular y social, en la que cada uno individual y grupalmente ha sostenido por mucho tiempo y como pudo el aislamiento social con sus secuelas desde el impacto psicológico que conlleva afrontar la falta de contacto con sus seres queridos, su rutina alterada por la escolaridad y trabajo en la casa con mayor o menor complejidad, con mayor o menor conectividad tecnológica, con miedos y angustias por lo que supone vivir en el marco de una pandemia, por la probabilidad de contagios propios y de la familia, por los cuidados extremos de prevención que nunca parecen ser suficientes, de la resiliencia natural o adquirida de cada uno, de su solidez o fragilidad emocional, de haber perdido a algún ser querido o que se encuentre internado y no poder estar junto a él. Son innumerables las situaciones que se plantean de estos y muchos otros casos.
 
El miedo así como puede ser utilizado como una herramienta eficaz en el corto plazo no es sostenible en el tiempo, alguna pieza se cae. Desde ya que los casos de famosos contagiados genera un cierto impacto en la gente pero es la toma de conciencia con datos precisos que conlleva al cuidado y la prevención.
 
Es por ello que el mensaje que se transmita se convierta en el mensaje portador de una sociedad que tenga la información objetiva y necesaria que le permita tomar dimensión de su situación y la de los que la rodean, con responsabilidad, cooperación y solidaridad, debe convertirse en un único mensaje.

 

Por María Belén Aramburu 

 

 

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