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04/04/2020

Todo lo que está bien, todo lo que está mal, por Nacho Girón

¿Tan difícil era? Si están abiertas las ferreterías, ¿por qué no iban a estar abiertos los bancos?

Todo lo que está bien, todo lo que está mal, por Nacho Girón

No hay caso: somos Argentina. Y Argentina es, digamos todo, una combinación muy única de contradicciones: capacidad de emprededorismo y de trabajo y a la vez de chantadas; tierra de creaciones disruptivas para el mundo y de cosas atadas con alambre; el país del Diego pero también el de Videla. Todo lo que está bien BIEN y todo lo que está MAL.

Y en estas horas, una vez más, demostramos que una semana podemos hacer todo bien y al instante hacer todo mal. 

Pasamos de una cuarentena ejemplar por el coronavirus y decisiones difíciles pero necesarias para salvar vidas, a tener viejitos amontonados en las puertas de los bancos mientras esa maldita enfermedad se hacía una fiesta entre ellos, justo los de más riesgo.

 

¿Viste las imágenes casi en cadena nacional, no?

Colas y colas interminables mientras los abuelos se protegían como podían, incluso con barbijos caseros hechos con telas de sus casas.

Personas que no tuvieron tiempo para buscar el detalle de quiénes tenían que acercarse a las sucursales, porque están más preocupadas en tener algo de plata para subsistir.

Padres y madres de familia a la intemperie para tratar de cobrar 10 mil pesos de un salario de emergencia, porque son de ese casi 40% de la población que cobra en negro.

 

Que esas escenas bochornosas se hayan dado en los alrededores de los bancos no parece casualidad.

Un gobierno ineficaz para comunicar ciertas decisiones importantes en el medio de una época difícil, un Banco Central que se auto-ahogaba en sus propias resoluciones, una ANSES desbordada y poco rápida para buscar soluciones, y un gremio bancario egoísta y nada preocupado por el bien común, fueron parte del combo explosivo para que todos sintiéramos que el aislamiento obligatorio se había ido al mismísimo diablo.

Y además, claro, los bancos, concesionarios de un servicio público fundamental para cualquier país preocupados siempre en llevarse fortunas de ganancias y nada más.

 

Y así, en estas horas vimos con espanto cómo todo lo bueno que pudimos hacer como país en esta semana, se esfumaba en esas filas malditas en las puertas de las entidades financieras.

- Atrás quedó el decreto de necesidad y urgencia que frenó los despidos sin causa justa por 2 meses.

- Atrás quedó el otro decreto que suspendió por 180 días los cortes de servicios públicos ante la falta de pago.

- Atrás quedó el Ingreso Familiar de Emergencia.

- Atrás quedó el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción para ayudar a las empresas a pagar sueldos.

- Atrás quedaron los créditos a tasa subsidiada para ayudar a las PYMEs.

 

De nada sirve todo eso si, insisto, al día 15 de cuarentena dejamos que virus se haga una orgía entre la población más vulnerable.

¿Tan difícil era? Si están abiertas las ferreterías, ¿por qué no iban a estar abiertos los bancos? ¿Tenía que pasar todo este desastre para finalmente recién ahora declarar ese servicio como servicio esencial?

¿Tan difícil era? Si ya se sabe que hay 1.700.000 personas que cobran lo que ganan por ventanilla; beneficiarios de jubilaciones, pensiones y planes sociales que no tienen el plástico o no lo saben usar.

¿Tan difícil era? Si también se sabe que el 52% de los mayores de 18 años está afuera del sistema financiero; y que ese porcentaje se extiende al 57% entre las personas de menores ingresos y en el Gran Buenos Aires.

¿Tan difícil era? Si se sabe además que en nuestro país hacen compras con tarjeta sólo 4 de cada 10 argentinos.

¿Tan difícil era? Si aunque nos cuenten que el 96% de los jubilados está bancarizado, quieren o necesitan los billetes en la mano.

 

Muchachos: con todo el respeto que su investidura se merece, Alberto Fernández, Miguel Pesce, Alejandro Vanoli, Sergio Palazzo, responsables y dueños de bancos, hagan todo lo posible para que lo que ya pasó de ninguna manera vuelva a pasar.

Así, al final de cuentas, poco a poco después del 13 de abril, podemos decir que la cuarentena y el parate económico valió la pena. Y que le dimos batalla digna al coronavirus.

Veníamos demostrando todo lo que está bien cuando nos unimos. Lamentablemente en estas horas también nos hicieron acordar que, cuando queremos, los argentinos también podemos hacer TODO LO QUE ESTÁ MAL.

 

* Editorial de Nacho Girón en el programa "Digamos Todo", sábado de 7 a 10 en CNN Radio y para Haceinstantes.com

 

 

 

 

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