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09/03/2020

La tormenta perfecta

Entre el petróleo y el coronavirus.

La tormenta perfecta

Desde ayer por la noche no paró de sonar mi teléfono.


Ayer me decían una y otra vez: “es la tormenta perfecta”.


Como prefiero la serenidad y el análisis lo más despojado posible de juicios de valor, preconceptos y prejuicios que enturbian la mirada propia y ajena para tomar decisiones, invité a adoptar esta postura para avanzar sobre el tema. Porque tanto a nivel gubernamental como individual, las decisiones deben ser eficientes y eficaces y estar a la altura de las dificultades presentes.


Vamos por partes.


Este fin de semana el avance del coronavirus a nivel mundial tomó relevancia no sólo en materia de salud sino también por su incidencia en el ámbito económico. A su vez este fin de semana la atención mundial se centró en el desplome del precio del petróleo en un 30%, que en horas pasó a ser del 20% y más también, a raíz de la ruptura entre la OPEP y Rusia, convirtiéndose en la mayor caída del precio del crudo desde 1991 con la finalización de la Guerra del Golfo.


La OPEP, sigla que refiere a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, ha venido marcando el rumbo en el precio del petróleo desde que en fue creada en 1960, con reconocimiento de la ONU desde 1962, con el objetivo de coordinar las políticas de sus miembros en vistas a defender sus intereses, entre los que se destaca por su producción Arabia Saudita. Entre los fines propuestos y que han tenido los mayores alcances en el mundo, aparece la creación de un sistema para regularizar la producción y de ese modo estabilizar los precios con una exigencia clara hacia las empresas petroleras. Para explicarlo en términos más sencillos, se ponen de acuerdo en cuánto van a producir y de ese acuerdo surge un precio para el petróleo que es el que domina el mercado mundial marcándole la cancha a las distribuidoras. Con el 40% del petróleo que se comercializa en todo el mundo y un 75% del total de las reservas del planeta, han marcado el camino en esta área. Se trata de la cartelización de los grandes productores.


Más allá de las internas en el centro de la OPEP, recordando que Ecuador se fue de esta organización, su principal aliado, Rusia, en la OPEP+, con quien establece acuerdos en relación con el precio del crudo, no pudo consensuar un recorte en la producción para evitar que los precios del petróleo siguieran cayendo por la afectación directa que ha venido teniendo un tema de salud global como el coronavirus. Rusia rechazó el recorte y los precios se hundieron aún más. El precio de entre US$32 y US$40 el barril es inaceptable para la OPEP a la vez que aceptable para la economía rusa.

Incluso, me dijeron, en Rusia podrían soportar un nivel menor, pero pretende no dejar terreno para una mayor incursión de los Estados Unidos en el mercado ni tener menores ingresos como segundo productor mundial.


Es que la OPEP ve de reojo el aumento de la producción de Rusia que es su principal aliado y tiene un peso propio a la hora de tomar decisiones y el nivel de producción y exportación de los Estados Unidos. Arabia Saudita manda en la organización e impone condiciones que hoy por hoy no tuvieron el desenlace esperado.


Cabe recordar que China es el primer importador y segundo consumidor de petróleo del mundo.


Como “todo tiene que ver con todo” las negociaciones para hacer recortes en la producción y evitar mayores daños en los precios con las noticias sobre el avance del coronavirus y su impacto en la economía del mundo se tornaron inviables.


¿Qué repercusión tiene la decisión de la ruptura entre la OPEP y Rusia para la Argentina y la caída del precio del crudo? Pone en riesgo inversiones de perforación y extracción de petróleo que tienen costos millonarios con precios internacionales que consideran inviables a tales propósitos. Para la Argentina es inviable un barril a menos de US$40. Las petroleras, con menores ingresos producto de la baja del precio y sus exportaciones, están haciendo cuentas para aumentar el precio del combustible o tener más subsidios. Esperando una ley y reglas claras y precisas para Vaca Muerta rediseñan estrategias.


Por su parte, el derrumbe de las bolsas que comenzó en Asia, producto del coronavirus y su impacto en la economía y el desacuerdo entre la OPEP y Rusia repercutió en el mercado interno con una fuerte baja. El riesgo país alcanza su mayor nivel desde 2005. El Ministro de Economía busca consenso con los acreedores tenedores de títulos de la deuda para cerrar la negociación y tener el tema resuelto a fin de mes. El campo dispuso un cese de comercialización de sus productos por cuatro días y está a la vera de las rutas esperando decisiones a tomar en asambleas y de sus dirigentes luego del aumento de retenciones a la soja.


La tormenta perfecta requiere de un diagnóstico preciso, calma y sobretodo prudencia para atravesarla con éxito.

 

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