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16/11/2018

#EditorialHi: "Condena judicial y social para los atentados", por María Belén Aramburu

Que los ataques al domicilio particular del juez federal Claudio Bonadío y al mausoleo de Ramón Falcón en el cementerio de la Recoleta están conectados es la hipótesis más fuerte que se sostiene desde el Ministerio de Seguridad Nacional y fuero judicial.

#EditorialHi: "Condena judicial y social para los atentados", por María Belén Aramburu

Cualquier atentado debe ser investigado, condenado y repudiado por toda la sociedad. Merece una condena judicial. Pero también requiere fortalecerse a través de una condena social que le exprese claramente a cualquier individuo o grupo que no hay lugar para semejantes delitos en la sana convivencia de los ciudadanos de una Nación. 


Que los ataques al domicilio particular del juez federal Claudio Bonadío y al mausoleo de Ramón Falcón en el cementerio de la Recoleta están conectados es la hipótesis más fuerte que se sostiene desde el Ministerio de Seguridad Nacional y fuero judicial. 
“Son dos atentados que tienen absoluta conexidad por ser personas del mismo tipo de orientación, anarquistas todos, todos viviendo en el mismo lugar” afirmó la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich mientras se investiga a los detenidos, algunos de ellos en la calle Pavón 2300, o con vinculación directa con ese sitio o con sus habitantes, mientras el juez federal Ercolini, avanza con las declaraciones y peritajes de los elementos encontrados en ese lugar y en los de lis atentados. 


Descartado por el propio magistrado un ataque a su persona por la investigación en la causa de los “cuadernos” se sabe que él estuvo a cargo de otra investigación que podría haber sido la motivación, la de los incidentes frente al Congreso en diciembre del año pasado durante el debate parlamentario del proyecto de ley de la reforma previsional que finalmente fue sancionado y convertido en ley. Parodi y Giusta fueron detenidos. Quien se acercaba a la cárcel para entregarles comida era Marcos Viola, ahora detenido por haber arrojado una bomba casera a través de la reja de la casa que habita Bonadío. El juez señala su perfil público y la proximidad de la Cumbre del G20. A Viola se lo había visto en las marchas de Capital pidiendo por la aparición con vida y justicia por Santiago Maldonado. En una de ellas, una bomba casera fue arrojada frente al Banco de Chubut. 


Martín Lalo, uno de los integrantes de la banda musical Superuva, me contó sobre su firme sospecha sobre la probabilidad de que, entre los detenidos se encuentren quienes debiesen ser, según elementos de prueba presentados por su banda musical, y tratarse de la misma vivienda ubicada en Pavón 2300, imputados en la causa por el asesinato del baterista Juan Ledesma en manos de Cristian Ariel Genez, apodado “el Largo”, detenido aunque aún no condenado. Con una navaja, y en medio de una situación de extrema violencia, ante la cual Lalo intervino para evitar lo que finalmente sucedió, aunque el ataque iba dirigido al cantante del grupo, Genez mató de tres puñaladas a Ledesma con una navaja que llevaba consigo. Si bien nunca se pudo entender el grado de violencia y posterior desenlace fatal, se supo que “el Largo” odiaba a la banda porque cobraba entradas y estaba integrada por ende a un sistema que detestaba, catalogándose él de antisistema, según palabras de Lalo, quien todavía no puede comprender el crimen de su amigo y compañero después de haber brindado un recital en Quilmes. Pudo más adelante identificar a Genez entre quienes realizaron disturbios en una marcha por Maldonado. 


Tanto Anahí Salcedo, hospitalizada por haberse detonado la bomba casera que llevaba consigo para arrojarla en el Mausoleo de Ramón Falcón, quien a su vez fue asesinado por un anarquista en 1909, como su pareja que estaba con ella y al igual que el resto de los detenidos, se auto proclaman anarquistas. Serían parte de una agrupación conocida como los Obelos, que remite al lugar de reuniones, concentraciones y también desmanes e incidentes que los ha tenido como protagonistas. 


Lo que une a estas personas es una filosofía política o social que pretende la abolición del Estado entendido como monopolio de la fuerza y, por extensión, el rechazo de todo gobierno o de toda autoridad social impuestos sobre el individuo, por considerarlos innecesarios o nocivos. “Sin amo ni soberano” en palabras de Pierre Joseph Proudhon. 
La proximidad de la Cumbre del G20 agudiza los controles de seguridad. Ante la llegada de primeros mandatarios de 24 en países se busca además la relación de estos hechos con la Cumbre de presidentes. 
Se suma a todo esto la detención de dos argentinos vinculados a un grupo terrorista colombiano y otros dos relacionadas con Hezbollah hace pocos días. 
Y más allá de la Cumbre, y con la importancia que un operativo de seguridad tiene en estos casos, en nuestro país y en el mundo, hechos aberrantes como estos, reitero, requieren además de una investigación judicial y su condena, de un repudio social fuerte y permanente en pos de una convivencia pacífica. 

 

Por María Belén Aramburu

 

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