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03/08/2018

#EditorialHi: "Se podría haber evitado", por María Belén Aramburu

#EditorialHi: "Se podría haber evitado", por María Belén Aramburu

Cuando se puede evitar no se puede denominar accidente.Es como cuando un conductor maneja un vehículo encontrándose alcoholizado y atropella y mata a una persona. Si no hubiese ingerido alcohol más allá de lo permitido, si no hubiese perdido sus reflejos y capacidad de reacción, si no hubiese dejado la prudencia y el alerta en un vaso de bebida alcohólica, no hubiese pasado. Entonces no es un accidente. Porque se podía evitar.Cuando alguien muere y se establece la carátula de homicidio con dolo eventual, esta figura en muchas ocasiones resulta difícil de poder ser probada. Porque justamente se intenta establecer una situación que podría haber sido evitada si condiciones anteriores no se hubiesen dado. En este caso, la ingesta de alcohol.En el caso de la escuela escena de una explosión cuya procedencia por el momento no se puede afirmar con exactitud cuál es, se podría haber evitado si la escuela no hubiese tenido sus puertas abiertas para el ingreso de personal y alumnos que, por 15, 20 minutos salvaron sus vidas de milagro. Porque tanto la vicedirectora como el auxiliar que fallecieron después de haber literalmente “volado por el aire” habían ingresado antes del horario habitual de los niños, para prepararles su desayuno y que todo estuviese listo y calentito para comenzar una jornada más de estudio y recreos compartidos con amigos de curso.Los cuerpos quedaron tendidos a 30 y a 60 metros del supuesto lugar de la explosión. En el caso de la vicedirectora, Sandra Calamano, fue tal la fuerza de la explosión, que su cuerpo apareció en el patio delantero de la casa ubicada enfrente de la escuela. El del auxiliar, en el patio interno del colegio.Se mencionó una estufa de tiro balanceado alimentada por gas envasado, y después surgió la hipótesis de la perilla de una hornalla abierta del anafe de la cocina, una pava cercana a una de las dos víctimas.Si bien las causas de la explosión todavía no son claras, se estableció que una probable acumulación de gases en el interior pudo complicar el encendido de luces, de la pava eléctrica o anafe.Sandra, la vicerrectora iba hasta los sábados a la escuela. No tenía por qué. El por qué era el amor por su trabajo y su compromiso intrínseco con los alumnos con quienes había establecido un vínculo afectivo que trascendía su tarea diaria. Sabía que muchos niños necesitan de un espacio físico y de contención los fines de semana, cuando la escuela, por lo general, permanece con sus puertas cerradas. Las puertas abiertas eran los brazos abiertos de Sandra quien los recibía con cariño y cosas ricas para compartir. No dudaba en sacar plata de su bolsillo sin siquiera reparar en si éste le alcanzaba para llegar a fin de mes y cubrir sus necesidades, cuando de mimar a sus alumnos se trataba. Si pasaba por un almacén y había un dulce de leche que sabía que a los chicos les gustaba, allí estaba ella pensando en ellos para mimarlos.El día anterior había olor a gas. Tanto desde la escuela como desde el Ministerio de Educación se admitió que el Consejo escolar intervenido hace cuatro meses por la Dirección General de Escuelas y Cultura de la provincia de Buenos Aires envió a quien revisó las instalaciones de gas y electricidad que ahora se sabe son deficientes, ante el reclamo por un fuerte olor a gas. Previamente se habían realizado otras siete denuncias. Ocho en total. Las denuncias vienen de hace varios años y no se les prestó la debida atención.Por eso es que se podría haber evitado.Por eso aparece la figura de dolo eventual en la investigación judicial.Por eso hay que lamentar dos víctimas fatales.Por eso entre llantos la abuela de una de las niñas que asiste a la escuela me dijo que sentía, como otros familiares, que la explosión se llevó dos vidas, que la inacción se llevó dos vidas, que la negligencia, la desidia, el abandono, la ausencia de años, se llevaron dos vidas. Que ellos se fueron para evitar que partieran muchos más. Aquellos angelitos que todos los días van a estudiar y a reír en los recreos, y que hoy lloran por quienes no pueden recibirlos más con una sonrisa y el dulce de leche que más les gustaba.Por María Belén Aramburu.

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