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25/10/2012

Maravilla Martínez, un campeón del box que aspira a escribir

Maravilla Martínez, un campeón del box que aspira a escribir

"Cuando deje de boxear me voy a dedicar a escribir", aseguró el tres veces campeón mundial de los medianos Sergio Maravilla Martínez, al presentar su libro "Corazón de Rey", cerca de 300 páginas donde repasa su vida y su carrera.En el primer piso del Caesar Park -paredes espejadas, ventanales, escalera de mármol con barandales dorados- pantallas de LCD marcan el tiempo de descuento para que Martínez haga su aparición ante la prensa en un salón colmado... Delante, gigantografías de Maravilla pegando con la zurda enmarcan la mesa donde pronto dialogará con el público.Un presentador anima la cuenta regresiva mientras anuncia que la coedición Hojas del sur-Planeta es el libro más vendido de los últimos días en supermercados, kioscos y librerías... las luces bajan de intensidad, encienden unos reflectores y "Maravilla" se corporiza en un impecable traje oscuro con Calle 13 sonando al fondo, "Los de atrás vienen conmigo" se escucha, el mismo tema que ofreció tras ganar el combate contra Julio César "Junior" Chávez en Las Vegas."Este no es un libro de box, no es una autobiografía y no es autoayuda, es un poco de todo lo que viví y que desembocó en lo que soy ahora", dice el campeón mundial que saltó de Quilmes a Las Vegas y que hoy vive en Madrid; que de chico cenaba pan con mate; que alcanzó el primer año de secundaria, escribe en el blog Ring Side y lee a G.K. Chesterton; o que fue siete años monaguillo.El libro, asegura, "tiene que ver con mostrar a las personas todo el potencial que tenemos en nuestro interior y ese ser exitoso que todos llevamos dentro"."Escribir va a ser una de mis profesiones cuando deje el boxeo -sostiene-. Voy a escribir un segundo libro o un tercero, es como ese sueño de grandeza que tenía de niño, cuando sentía que podía boxear aunque no sabía hacerlo. Creo que eso no viene de ahora, ni siquiera de esta vida, debe venir de más atrás, cuando era un guerrero, un luchador".Este quilmeño de 37 años -así se define aunque nació en la localidad bonaerense de Avellaneda-, que habla con un acento extraño y decidió narrar su vida e inspirar a la gente con un libro organizado en 14 rounds, un capítulo, un epílogo, dos prólogos y un glosario, se describe en la conferencia y en el papel como un solitario que aprovecha los aviones, aeropuertos y hoteles para escribir."Desde que leí `Cuarteles de invierno`(de Osvaldo Soriano) sabía que iba escribir algún día un relato de boxeo"; Chesterton aparece citado en su libro, y en la conferencia se despacha: "Leí otra vez `La conjura de los necios` y pensaba por qué me gustó tanto. Creo que porque es un cachetazo a la vida"."No vivo en Argentina, no vivo en Madrid, no vivo en Estados Unidos -es eso mismo, reitera a un periodista que lo consulta por lo que no planea hijos por el momento-. Paso más tiempo en los aeropuertos que en casa y no quiero a un niño para darle un padre que no tiene casa ni tiempo, sería un acto de irresponsabilidad".Alguien le pregunta si haría la película de "Corazón de Rey", y Martínez no duda: "Me gustaría más que leyeran mi libro a ver una película, el libro culturiza más".Consultado sobre sus puntos fuertes y débiles responde: "A la hora de un combate en el ring todo pasa por la mente (...) ése es un punto fuerte. Ahora ¿Qué puedo tener de debilidades? No sé si me conviene responder. No lo diré, gracias".Y vuelve al pago: "Vale la pena no olvidarse de Quilmes -el que se llama quilmeño a pesar de haber vivido más del doble de tiempo en Calzada, un poco más al sur del conurbano-, una ciudad que fue soporte de mi carrera igual que mi familia"."Con la tecnología me llevo bien -le responde a otro periodista-. Tengo Twitter y Facebook, dicen que acercan a los que están lejos y alejan a los que están cerca. Es doloroso, pero es así", reflexiona. "En poco tiempo (el libro) va a estar en formato digital", interviene Andrés Mego, editor de Hojas del Sur."Dicen que los boxeadores por los golpes no pueden pensar y que los villeros no pueden comunicar" se escucha por el centro de la sala a una periodista de la revista "La Garganta Poderosa" que le pide una entrevista ahí mismo. Martínez recoge el guante y dice que "el mundo está lleno de gente que no razona tanto y no hace falta meterse en el boxeo para eso. Con respecto a la entrevista, por mí genial, tendrías que comunicarte con los organizadores".El ping pong continúa y alcanza otros ribetes. "No llegué a tomar conciencia de la magnitud que alcanzó mi pelea (por el título mundial contra Chávez). Recién a tres días de llegar a Argentina me estoy dando cuenta del alcance que tuvo ese combate"."No viví en la época de (Carlos) Monzón, o (Víctor) Galíndez o (Ringo) Bonavena pero creo que podemos haber regresado un poquito en el tiempo y otra vez a la madrugada (del 15 de septiembre) el país estaba casi paralizado... No lo vi, pero me hubiera gustado verlo y que me grabaran a la gente viendo la pelea detrás del televisor"."Maravilla" habla con elocuencia, se queda sin palabras pocas veces. Una de ellas es cuando escucha la historia de un boxeador que se levantó de un bajón personal y volvió a pelear inspirado en él: "Qué bueno, ¿no? Qué fuerte. De ahí a que tomes las riendas de tu propia vida hay un campo, pero la verdad que me enorgullece escuchar ese tipo de cosas".Para terminar leyó un fragmento de su libro, "espero no hacerlo como el Chavo del ocho" aclara por la tonada: "... En los peores momentos donde parece que te encuentras en la noche más oscura es cuando vas a mostrarle al mundo que tu corazón es de Rey o es de Reina". Agradece al público "por escuchar a un loco con delirios de grandeza", llora y se despide: "Hasta la victoria siempre".

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