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23/03/2021

La lenta vacunación afecta al mundo y a la Argentina, por María Belén Aramburu

La lentitud en la vacunación demora la inmunidad que sería deseable tener en el corto plazo para la población mundial

La lenta vacunación afecta al mundo y a la Argentina, por María Belén Aramburu

¿A qué se debe?
 Por un lado, a la fabricación de la vacuna. Una vez, durante el año pasado, varios laboratorios de distintas nacionalidades lograron acceder a una fórmula que en su tecnicismo brindaba una solución de tres fases, alguna alcanzó la segunda, para dar comienzo a una inoculación, en principio, que alcanzaría a los grupos más vulnerables por su exposición ante el virus como lo son los médicos y personal del sistema de salud, los asignados a la seguridad, los docentes y personal no docente en establecimientos educativos abiertos a la escolaridad presencial. Además había que vacunar al grupo de riesgo perteneciente a un rango etario mayor a los 60 años y al que comprende a las personas entre los 18 y los 60 años por sus comorbilidades o enfermedades preexistentes que los puede llevar, en caso de infección, a contraer la enfermedad agravándose hasta derivar en su probable muerte. La segmentación por edades y grupos de riesgo es la que por lógica se aplica en todos los países del mundo.

Una vez producidas, las vacunas en sus distintas fases pasaron por la instancia de aprobación local, dependiendo de cada laboratorio productor, y luego por la aceptación médica del instituto correspondiente de cada país receptor y demandante de las vacunas. En algunos casos se cedió la licencia como lo ha hecho AstraZeneca con el laboratorio indio Serum que la produce bajo el nombre de fantasía Covishield que es la que está llegando a la Argentina para vacunar a las personas de riesgo, como también es el caso de esta vacuna de un laboratorio británico, que se produce en otros países, como en la Argentina a través de un laboratorio local para acceder lo más pronto posible a su suministro.

En el caso de la vacuna AstraZeneca y voy a poner el ejemplo de la Argentina, la materia prima fabricada por nuestro país requiere de la finalización y envasado del producto en México que, por cuestiones administrativas y dificultades de envasado, impidió además de haber ralentizado la producción y distribución de la vacuna, obligando a enviar la mitad del insumo primario a los Estados Unidos para continuar con el proceso de fabricación, sin saber qué cantidad de ese envío nos corresponde, comprometido el abastecimiento que no sólo es para la Argentina sino para América Latina toda, salvo en este caso alguna excepción como lo es Brasil.
Sigamos con el concepto de la lentitud en la obtención de las vacunas cuando en la Argentina se avecina la segunda ola y en Europa ya se habla de la tercera.

Volvamos a la AstraZeneca. De origen principalmente británico, le permitió al país donde se elaboró, la rápida obtención de vacunas que permitió vacunar, hasta el momento, a cerca de un 39% de su población. Luego del Brexit , los ojos de Europa se posaron en Gran Bretaña al observar la celeridad en la vacunación de su población. Por cuestiones médicas y/o políticas la Unión Europea puso en jaque esta vacuna. Se cuestionó la segunda dosis probándose que su administración debía ser la mitad y no una dosis entera. Tema subsanado. Luego, que existía la probabilidad de hemorragias y consecuencias secundarias que no resultaron tales. Tema de los efectos colaterales superado. Con una efectividad de más del 91%, sólo superada por las de laboratorios estadounidenses como Pfizer y Moderna que tienen un porcentaje del 94, 95% de efectividad, la vacuna AstraZeneca ha sido aprobada por el organismo de control sanitario de la Unión Europea pero su producción no va a alcanzar para abastecer a este mercado ni al resto del mundo en los plazos requeridos, siendo la pretensión de Europa tener un 70% de su población vacunada para este verano. Pensemos que Francia, que ha debido volver a una estricta cuarentena por la multiplicación creciente de sus casos, cuenta con uno de cada cinco franceses que confían en esta vacuna.
 
En el caso de la vacuna norteamericana Pfizer, elaborada en conjunto con el laboratorio alemán BioNTech, con el alto porcentaje de efectividad declarado y aprobado, la vacunación en los norteamericanos es altamente exitosa, rápida y eficiente en uno de los países con mayor cantidad de contagios y víctimas fatales entre su población, habiendo vacunado hasta el momento a un 27% de sus ciudadanos.
 En la Argentina la Pfizer fue testeada en 6.000 voluntarios, la mayor cantidad de testeados a nivel mundial de la vacuna de este laboratorio, para poder tener un acceso rápido y eficiente a la hora de vacunar. Pero no fue la Pfizer la que obtuvimos sino otras, entre ellas la rusa que merece un párrafo aparte.

Se supo hace poco a través de una investigación periodística internacional que países como la Argentina, Brasil y Perú tuvieron en algunas cláusulas del contrato de adquisición de la Pfizer, condiciones que colocaban a los activos soberanos como garantía para su obtención. Estos activos son edificios de embajadas, reservas del Banco Central y otros para asegurarse económicamente de cualquier embestida judicial ante los efectos adversos que podrían derivarse de su aplicación, eximiendo a los laboratorios de esa responsabilidad. En rigor de verdad en los Estados Unidos, con la transferencia de su tecnología a laboratorios farmacéuticos se los deslinda a éstos de responsabilidad alguna en cuanto a algún efecto secundario de menor o mayor gravedad que pudiese surgir de su aplicación. En nuestro país todavía no contamos con ella.

La vacuna rusa que en un principio no tuvo mucha aceptación, sobre todo derivada de las declaraciones del presidente de la Federacion Risa, Vladimir Putin, cuando su aplicación no había sido aprobada para mayores de 60 años, tal su caso, es hoy, luego de su aprobación, considerada como una de las más efectivas con un porcentaje de más del 81%. Aquella a la que el gobierno argentino se aferró desde un primer momento para vacunar a la población de mayor riesgo, llega a cuentagotas. El laboratorio ruso tiene problemas para producir la cantidad suficiente para su gente y suministrar la cantidad de vacunas con la que se comprometió, incluyendo a la Argentina, cediendo incluso su fórmula a laboratorios de la India para acelerar la fabricación de las dosis.

 Una cuestión que también ha influido muchísimo tanto en el desarrollo de la vacuna en sus distintas variantes como en su producción a gran escala, ha sido y es el presupuesto asignado por cada país y, por región como lo es el caso de Unión Europea, a dichos propósitos. La Unión Europea, por citar un ejemplo ha sido tanto conservadora a la hora de aprobar vacunas, como bien se vio en el caso de la AstraZeneca, como en la aplicación de fondos para la producción, suministro y compra. Esta actitud difiere de la aplicada por los Estados Unidos que ha tenido una política agresiva de impulso a lograr una vacunación que alcance a la mayor cantidad de personas en el menor período posible, comenzando por la gestión anterior del presidente Donald Trump continuándose actualmente con la de Joe Biden. Mucho presupuesto y muchas vacunas, tantas que excederán a su propia población y ahí vendrá el tema de su aporte y la solidaridad.
 Frente a la escasez de vacunas, la decisión adoptada es la de vacunar a la mayor cantidad de gente en el menor tiempo posible con la primera dosis, ya que salvo  la de Johnson & Johnson que conlleva una sola dosis aunque con un porcentaje menor de efectividad, aunque todas las vacunas son altamente eficientes, todas las demás necesitan de la aplicación de dos dosis, ya sea con la misma fórmula o diferente para cada una de ellas. Y siendo que en algunos casos la brecha en el tiempo entre la aplicación de la primera y segunda dosis incrementa su efectividad como es el caso comprobado de la AstraZeneca, cuya segunda aplicación es mucho más efectiva de concretarla a los tres meses, en la Argentina conocida por su nombre de Covishield, la prolongación en el tiempo comprometido para obtener la segunda dosis, juega a favor en la dilación obligada para la obtención de las vacunas y sus dosis correspondientes.

 En la Argentina estamos atentos a la entrega de la compra de tres millones de la vacuna china Sinopharm, aprobada en sus dos primeras fases, y a la espera de la aprobación de la tercera para su posterior certificación y aprobación por parte de la ANMAT. Además de la escasez de esta vacuna entre otras, su aprobación hasta la fase tres, solo permite su aplicación en personas menores de 60 años, por lo que se la está suministrando a los docentes y personal docente que se encuentra en el rango etario aprobado.

 Así como cité a los Estados Unidos como un país ejemplar a la hora de la producción y rápida vacunación de su población, siendo éste uno de los países más poderosos y desarrollados del mundo, podrían algunos declamar este punto para fijar un contraste con nuestro país u otros. Pero el caso de la Unión Europea que no es un país sino una región de estados también poderosos y desarrollados ha demostrado que su política respecto a su campaña de vacunación no ha demostrado efectividad ni éxito comparada con la de Estados Unidos, habiendo dado en los últimos días un viraje hacia una operatividad más rápida y eficiente.

 A nuestro país lo podemos comparar regionalmente con Chile, con muchos casos de contagiados y habiendo desarrollado una campaña que ha oermitido y permite un enorme crecimiento de los sectores de su población vacunados y a salvo de la gravedad y probable muerte en los casos de riesgo, de una infección provocada por el coronavirus.

A todo esto debo agregar la aparición de nuevas cepas como la británica, la brasileña y la sudafricana. Habiendo aparecido como mutaciones más virulentas y contagiosas como la de Brasil, se resisten en mayor o menor medida a las vacunas descubiertas hasta el momento, habiéndose comprobado que  la AstraZeneca resulta ser menos efectiva en la lucha contra la nueva cepa británica y no siendo ninguna vacuna efectiva para hacer frente a la nueva cepa brasileña.

 La lentitud en la vacunación hace imperiosa la aplicación de una política sanitaria fuerte y decidida a nivel mundial más allá de cada uno de los estados, algunos con mayores posibilidades que otros, para evitar más contagios y muertes, agregando que las medidas de cuidado y prevención son también fundamentales para evitar la rápida propagación de este virus.

Por María Belén Aramburu

 

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