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19/08/2020

El rearmado de la oposición, por María Belen Aramburu

Es en el Congreso donde pugnan intereses que tironean de las dos puntas

El rearmado de la oposición, por María Belen Aramburu

¿El rearmado de la oposición se da a través de los partidos políticos o de la ciudadanía que se manifiesta como tal por medio de diferentes vías?

Desde el camino institucional se da en y a través de los partidos políticos, en una demostración de reconstrucción hacia adentro y hacia afuera.
 
Pero la gente que claramente aparece como opositora al partido gobernante, que constituye la masa de votantes y, en el caso de nuestra dividida Argentina en dos sectores fácilmente identificables e identificados, que alzan su voz en las calles al pronunciar sus desacuerdos con el oficialismo no sólo pretende ser escuchada sino también sus reclamos tomen forma.
 
La gente que protesta en la calle se dirige tanto al partido gobernante como a aquellos a los que votaron y debiesen representarlos en un esquema institucional tradicional principalmente en sus bancas en el Congreso. En este año tan particular, signado por la pandemia, el rol de los legisladores en la ocupación presencial y/o virtual de sus puestos, salvo algunas excepciones, no han desempeñado en su mayoría su mandato con la dedicación que de ellos se esperaba, además de ser el Poder Legislativo el centro de la escena hoy en materia de proyectos a prosperar o detenerse.
 
Es en el Congreso donde pugnan intereses que tironean de las dos puntas en las que ideológica y electoralmente se ubica la ciudadanía. Y en el centro de la escena, la reforma judicial. De todos los proyectos que han emanado del Poder Ejecutivo para su tratamiento parlamentario, éste es el más cuestionado y resistido. Tanto los diputados y senadores de la oposición como la ciudadanía que pertenece a ese espacio considera que no es momento para debatirlo, que hay temas más importantes que conciernen a la actual pandemia y su derivación en una crisis económica a sobrellevar y de la cual sobreponerse, que lleva tiempo hacerlo como toda reforma de esta naturaleza, además de la sospecha de otras pretensiones como las de brindar un blindaje de impunidad a determinadas personas y sectores.
 
La ciudadanía que se expresa en las calles creo que siente que no la representan en los estamentos institucionales en los que los mandatarios votados debieran ejercer su rol de opositores. En lugar de tocar la puerta de los despachos de quienes son la cara visible de sus anhelos, miradas, objetivos de construcción de un país, golpean cacerolas y se juntan en las calles a modo una protesta que consideran, de lo contrario, quedaría invisibilizada en el poder, el poder de los unos y de los otros, el poder del oficialismo y de la oposición. Las manifestaciones y marchas son cada vez más numerosas y contundentes. Se refieren al manejo de la pandemia y su consecuente crisis económica y social y, a la última, se sumó principalmente la de la reforma judicial y las consecuencias que de ella devendrían. Y la inseguridad. Se sumó este reclamo de lo que apareció como una necesidad a ser resuelta en la inmediatez ante su recrudecimiento violento y salvaje.
 
A la oposición se le pide representatividad y también liderazgo.
 
En otra editorial de @Haceinstantes centré mi atención en el liderazgo de la oposición. Y si bien no es momento para ese debate, mientras la urgencia de la población es salir de la pobreza, no alcanzarla, siquiera rozarla, tener trabajo, no perder el que ta tiene si lo tiene y poder vivir dignamente con un panorama claro y certero pos pandemia, los liderazgos naturales suelen aparecer. Y si no aparecen, alguien o algunos se lo apropian y se hacen dueños de ese espacio.
 
En el Frente Juntos por el Cambio los tres partidos que lo conforman, tienen sus titulares que constituyen la voz de su espacio, de cada porción de lo que constituyó hace años una fuerza que llegó al gobierno y que ahora conforma la oposición. Una oposición que sabe que el año que viene, que en política no es largo plazo medido en términos de construcción, hay elecciones legislativas. Y así es como escuchamos a Patricia Bullrich del PRO, a Alfredo Cornejo, ex gobernador de la provincia de Mendoza por la Unión Cívica Radical y a Maximiliano Feraro por la Coalición Cívica. De hecho los periodistas, cuando queremos obtener declaraciones de la oposición, nos comunicamos con cada uno de ellos o sus allegados sabiendo que sus declaraciones pueden diferir una de otra. Y en el mismo espectro, buscamos otros referentes, entre los que aparecen, el ex presidente Mauricio Macri, la ex diputada Elisa Carrió además de otros.
 
Horacio Rodríguez Larreta merece un párrafo aparte. En una editorial anterior, de hace un tiempo atrás, de @Haceinstantes, ubiqué al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires en una situación de liderazgo del frente del cual forma parte. Tampoco en ese entonces era un tema de debate ya que había otras urgencias como las actuales, pero se iba perfilando como tal, o así lo vi yo, en medio de difíciles circunstancias. Las encuestas me demostraron que era algo más que percepción y análisis político. Se estaba gestando un nuevo liderazgo en medio de una situación crítica e inestable. Supo atravesar distintas etapas y aquella en la que hoy se encuentra lo deja cerca del presidente Alberto Fernández como cuidadores de la población de sus distritos mientras el Covid19 sigue circulando entre la gente, juntos en la toma de decisiones que derivan de consensos más allá de las diferencias, y dentro del Frente Juntos por el Cambio al que pertenece y por el cual los votantes le dieron un mandato. En esas aguas se mueve y así va navegando mientras se ausenta de una reunión de su espacio político y públicamente se expresa puertas adentro y afuera sobre la inconveniencia de una marcha que se hizo sentir en las principales ciudades del país pero con mayor contundencia en la que él gobierna, la CABA.
 
La gente que se manifestó a través del banderazo le habló a los dos, oficialismo y oposición.
 
El gobierno cree y sostiene en declaraciones a los medios, sobre todo a través de las figuras más destacadas, el presidente Alberto Fernández y su Jefe de Gabinete de Ministros, Santiago Cafiero, que fueron los dirigentes políticos opositores quienes organizaron la última marcha y manifestación. Si bien estos dirigentes se sumaron a través de las redes, se hicieron en algunos casos presentes y hasta salieron en los medios pronunciándose a su favor, no son los que tuvieron el peso de la convocatoria. Justamente por lo que acabo de expresar. Simplemente porque esta parte de la ciudadanía, con gran peso electoral en nuestra Argentina dividida políticamente en dos facciones muy bien diferenciadas una de la otra, llama a la reflexión, a la movilización a través de las redes, los Waps y todo aquello que tenga a su alcance como herramienta que, en poco tiempo suena con fuerza y se plasma en una protesta visible, sin líderes o referentes más allá de los que aparecen en su apoyo y no como cabeza de su organización, por lo que los entrevistados son ellos, los que la armaron, marchan y reclaman para ser escuchados por los que votaron y los que no votaron son ellos. Ellos se representan a sí mismos.
 
Es por ello que el análisis de reconstrucción y rearmado que la oposición debe hacer contempla la escucha activa de la calle y la ciudadanía y la pregunta de su representatividad que merece y obliga a una respuesta.


Por María Belén Aramburu

 

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