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05/08/2020

Después del acuerdo con los acreedores, qué?, por María Belén Aramburu

Si bien ha sido un triunfo, queda mucho por resolver

Después del acuerdo con los acreedores, qué?, por María Belén Aramburu

Haber llegado a un acuerdo con los bonistas, acreedores de los títulos de emisión bajo ley extranjera, de US$ 65.000 millones, ha sido un triunfo sin lugar a dudas.

He seguido de cerca las ofertas y contraofertas provenientes de ambos lados. La superación de la oferta del gobierno de 39 centavos de dólar en una primera fase a los 53,5 centavos con una diferencia mínima para acordar cuando trascendieron los detalles de los bonistas de 56,6 centavos de dólar se vio reflejada en un fuerte tironeo que desembocó en un acuerdo entre las partes. Así estaban las cosas la semana pasada, para que se entienda cuál era la situación. Quedó entonces en US$ 54,8 por cada dólar. Tres grupos de bonistas que se atribuían ser un tercio del total y que actuaban en bloque, prometían obstaculizar el acuerdo de no aceptar Argentina su contrapropuesta y, de este modo, evitar la concentración del 66,6% requerida sobre el total. Del 35% de aceptación entre bonistas acreedores de títulos emitidos bajo ley extranjera y locales el viernes, se pasó al 80%. Las cláusulas de acción colectiva piden ser revisadas por los bonistas y hay un compromiso de parte de la Argentina de ver qué función cumplirían los holdouts minoritarios en este sentido.
 
Para resumir el acuerdo, más allá de los pormenores en la negociación que al menos se cerró, y de boca del propio presidente Alberto Fernández, el acuerdo logrado genera un ahorro de US$ 37.700 millones en los próximos diez años que serían de US$ 42.500 en los próximos cinco de acuerdo a lo que la Argentina se había comprometido a pagar.
 

De aquí en más, ¿qué queda por resolver? Mucho.
 
Es un paso adelante si bien las críticas no tardaron en llegar por parte de algunos, no todos, dirigentes de la oposición en cuanto a las tasas de interés acordadas que están por encima de la media internacional y la quita en el capital que no resulta muy provechosa, aunque acompañando políticamente el acuerdo. La quita de capital terminó siendo de 1,9% y el interés promedio de 3,07%, estirándose los plazos de pago. Alfredo Cornejo, referente de la oposición como titular de la UCR, integrante del Frente Juntos por el Cambio, planteó esta postura. Resaltó también que parte de esa deuda la contrajo el ex presidente Mauricio Macri pero también la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner, el ex presidente Néstor Kirchner y el ex Ministro de Economía, Roberto Lavagna. La oposición comenzó el año acompañando en el Congreso el proyecto de reestructuración de la deuda del gobierno. En medio de la crisis que azotaba el país, la pandemia agravó la situación, y los plazos de negociación se fueron extendiendo hasta haber llegar a la situación actual.
 

¿Es importante haber alcanzado un acuerdo con los bonistas poseedores de títulos emitidos bajo ley extranjera? Sí, muy importante. Habiendo señalado el presidente Alberto Fernández la autonomía conseguida a través de este acuerdo, el acceso al mercado de capitales, el marco legal solicitado por los inversores para interesarse en nuestro país, la previsibilidad de una agenda de pagos y que ésta esté en consonancia con lo que el país puede pagar y en los plazos estipulados brinda un panorama sobre el cual construir nuevas bases.
 
Durante la negociación tanto el presidente Alberto Fernández como el Ministro de Economía, Martín Guzmán, se refirieron al sacrificio de los argentinos en el pago de una deuda que no podía ir más allá de sus posibilidades, cuestión que, argumentaron, no era tenida en cuenta por los acreedores. Una deuda sustentable fue el principal argumento del gobierno.
 

Más allá de este acuerdo, ¿qué? Habrá que acordar también con el Fondo Monetario Internacional, cuya titular, Kristalina Georgieva, felicitó al gobierno argentino y a los bonistas, por haber finalizado la negociación. Al organismo financiero se le deben US$ 44.000 millones. Será otra negociación, sabiendo que el presidente Alberto Fernández cuenta con la espalda financiera del Fondo y aval político de su directorio, acercamiento mediante a los Estados Unidos y, principalmente de su presidenta, para no llegar al plan de facilidades extendidas que, como bien remarca su denominación, refieren a un plazo más largo pero con pautas establecidas en cuanto a la política económica basada en jubilaciones y pensiones, etc con revisiones más frecuentes que las periódicas que implican ser miembro del organismo.
 

Otro tema es el del canje de los títulos emitidos bajo legislación local que necesariamente pasa por el Congreso. Consiste en una franca minoría de la deuda, un poco más del 9%, que ha venido manteniendo un alto porcentaje de adhesión de más del 90%. Así que si buen es otro de los temas en los que se va a enfocar el Ministro Martín Guzmán, no es de los complicados.
 
El tema más acuciante y que se ha manifestado con mucha fuerza como demanda de empresarios y trabajadores, es el de un plan de política económica que delinee pasos a seguir para generar un marco confiable. El acuerdo con estos acreedores allana un camino de inversiones que pueden facilitar nuevos emprendimientos y con ellos empleo. Pero no es suficiente. Ni para el mercado local ni para el futuro acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ni para los inversores e integrantes del mercado de capitales en un contexto financiero internacional. Todos exigen un plan concreto de política económica.
 
El Ministro Guzmán presentará en breve, según manifestó, una serie de objetivos en lugar de referirse a un plan económico. Obviamente todos ellos lo conformarán pero será una presentación diferente a aquellas a la que los que los titulares de la cartera económica nos tienen acostumbrados. Habrá que esperar.
 
Cuando la palabra “default” estaba cada vez más cerca, independientemente del técnico y concreto, el de decretarse oficialmente quedó alejado y se convirtió en un fantasma superado que derivó en aplauso cerrado en Casa de Gobierno hacia su gestor, Martín Guzmán además del reconocimiento que recibió de parte del presidente Fernández quien siempre confió en él y, dicho sea de paso, es el que más confía en su persona como hacedor de instrumentos de política económica.
 
En el día después del acuerdo, ¿qué pasará con el dólar? “Espero que podamos liberar el mercado una vez que se resuelva esta negociación”, había dicho en mayo Miguel Pesce, el titular del Banco Central. El público sigue atesorando en moneda extranjera y el gobierno continúa intentando que no suba, brecha que entre el oficial y el blue, se incrementó llegando a una diferencia de hasta el 30% que descendió al compás de este acuerdo. Se estaría estudiando al menos aflojar los controles aunque no el levantamiento del cepo. Habrá que observar el comportamiento del mercado me dicen.
 
Y la emisión monetaria, ¿logrará bajar su nivel actual? La masa de pesos que el Banco Central como recurso de política monetaria volcó al Tesoro, seguramente se vea reflejada en los índices inflacionarios cuando la pandemia afloje y se abran actividades económicas y comerciales.
 
Más allá de las diferencias de criterio por los plazos, quita en las tasas de interés y de capital, haber alcanzado un acuerdo con los acreedores de títulos emitidos bajo ley extranjera ha sido un paso muy importante y, por cierto, aliviador.

 

 

Por María Belén Aramburu

 

 

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