Pensando en la pos pandemia la economía abre sus puertas, por María Belén Aramburu

La mira está puesta en la pos pandemia, tanto desde la perspectiva psicológica como económica, ya sea que se trate de individuos, el conjunto social o los gobiernos.
 
La mirada psicológica comporta un standard de bienestar al visualizar una salida protocolar ordenada por fases que permita ir regresando a una nueva vida normal. En el comportamiento individual lo libera, aunque parcialmente, de la angustia, la asfixia, sensación de encierro, muchas veces de claustrofobia, sumado en muchos casos, a una situación crítica en su economía que exige respuestas adecuadas a su contexto particular y social.  
 
En el caso de los gobiernos, nacional y provinciales, éstos, también asfixiados por una pandemia mundial con una delicada economía que venía agonizando con el objetivo de ir levantándose de apoco de su malestar, e inmersos en un panorama global de franca y notoria depresión, se ven en la necesidad de buscar salidas circunstanciales y transitorias así como de mediano y largo plazo, sostenibles en el tiempo y sustentadas con el aval que sólo la legitimidad política puede brindar para asegurarse un marco institucional fuerte y próspero.
 
El pensamiento enfocado en la pos pandemia permite tanto a individuos como a la sociedad y los gobiernos tener una expectativa de reinserción en lo que se puede denominar nueva vida normal con flexibilización y apertura de actividades.
 
Hoy el presidente Alberto Fernández, en representación de todo el país pero especialmente junto con el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof que abarcan a la zona más concentrada de casos de Covid19 teniendo presentes de modo virtual al menos a otros mandatarios provinciales cuyos distritos se encuentran afectados por la propagación del coronavirus, abren instancias para zonas en las que la situación epidemiológica ha mostrado mayor número de contagios pero con baja tasa de mortalidad, en circunstancias de agobio personal y social además de ahogo financiero.
 
Pensar en la pos pandemia es no sólo esbozar ideas a plasmarse en la realidad sino mostrar signos de entendimiento entre los distintos sectores de la economía que lleven al consenso de una política económica que, sostenida en la legitimidad de acuerdos, permita el desarrollo de políticas públicas amparadas en las tres patas que conllevan a la coordinación del estado, el sector empresario público y privado y los sindicatos. Aparece de este modo el Consejo Económico Social como una figura institucional que permita dar marco y contenido a una política económica acordada.
 
El Estado ha implementado políticas directas de ayuda como el IFE, Ingreso Familiar de Emergencia a través de la ANSES para 9 millones de personas y otros auxilios que demandaron un poco más del 3% del PBI además de políticas indirectas como créditos a tasa 0 que se llevaron algo más del 2% del PBI. Con un déficit fiscal que crece a la par de la ayuda financiera para evitar que gran parte de la población quede en situación de pobreza y/o marginalidad, el gobierno pretende dejar de lado algunas extensiones de ayuda para dar lugar a la reconversión de la economía sustentada en el funcionamiento del aparato productivo. El IFE, de ahora en más, será otorgado solamente a las regiones más vulnerables por haber sido mayormente afectadas por la circulación comunitaria del virus para después desaparecer. Y los planes de ayuda se reformularán en nuevos diseños de trabajo que no dependan del auxilio del Estado que, con la autoridad monetaria emitiendo billetes, sale a respaldar una situación de emergencia, que más allá de un cortísimo plazo resulta insostenible en el tiempo con temor a una escalada inflacionaria ahora contenida por no estar el circuito de la producción aceitado con su contrapartida de demanda y consumo y un cepo que contiene la derivación de los pesos al dólar al menos oficialmente.
 
El G6 se alinea, en este sentido, en el trazado de políticas públicas, habiéndose reunido con el presidente Albert Fernández para el diseño de medidas que serían adoptadas después de la pandemia.
 
Temas centrales serán el acuerdo con los acreedores en una etapa que se considera final y con acuerdo seguro aunque se han presentado varias instancias que dilataron el canje de bonos de la deuda, habiendo mejorado la Argentina las condiciones en cada caso y atado a una reunión de Alberto Fernández con la comunidad financiera internacional.
 
La presentación del presidente Fernández con los conocidos como “lobos” de Wall Street y CEO’s de empresas multinacionales, organizado por la titular del Council of the Americas, Susan Segal, espera abrir puertas al mercado financiero internacional con su oleada de oxígeno que nos distanciaría de los préstamos de los organismos de crédito y la ayuda local, evitando también la emisión de deuda y una asfixia permanente de un círculo vicioso sin pausa. El mensaje del primer mandatario será clave cuando se espera haga explícito que la Argentina quiere pagar su deuda y no caer en default. Después vendrá el acuerdo con el FMI que pareciera mostrarse más comprensivo que en épocas anteriores ante los planteos de incapacidad de pago en un contexto de crisis local e internacional.
 
La puja por instalar a Gustavo Béliz como titular del Banco Interamericano de Desarrollo frente a la pujante candidatura instalada por los Estados Unidos de Mauricio Claver-Carone es otro hito a alcanzar para acceder a los flujos de dinero regionales.
 
El espacio político con todas sus representaciones, del oficialismo y la oposición, requiere de estabilidad y su reflejo hacia adentro y hacia afuera. No es momento para discordia, enfrentamientos y grietas. La vulnerabilidad y fragilidad siempre se asoman en panoramas inciertos.

Por María Belén Aramburu