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06/07/2020

¿Quién fija la agenda?, por María Belén Aramburu

La mejor respuesta sería: la gente, la ciudadanía, la opinión pública...

¿Quién fija la agenda?, por María Belén Aramburu

¿Quién fija la agenda?
¿Los medios de comunicación? ¿La gente, la opinión pública? ¿El gobierno? ¿La oposición? ¿Quién la establece y quién debiese establecerla?

Por el lado de “quién debiese” la mejor respuesta sería: la gente, la ciudadanía, la opinión pública. Que se hable, debata, desarrollen temas sobre lo que la ciudadanía necesite saber, sobre lo que requiere información, sobre lo que deba discernir, desmenuzar , sobre todo en lo que concierne a su bienestar, y cuando me refiero a bienestar quiero abarcar todo, su salud e integridad física, psíquica y afectiva, seguridad, educación, provisión material, etc.

Si la agenda se estableciese de acuerdo al bienestar de la gente, cuán influyente me pregunto podría ser ésta a la hora de marcarla. Porque de este modo influiría en el poder en sus distintas esferas e instancias para que se resolviesen los asuntos que necesitan, al menos de una urgente solución, y del trazado de políticas públicas a la distancia en el tiempo.
Si bien la opinión pública es la tendencia o preferencia, real o estimulada , de una sociedad o de un individuo hacia hechos sociales que le reportan interés, de acuerdo a una de sus definiciones, a los dirigentes políticos no les escapa que, siendo materia de estudio de la ciencia política y, dentro de lo que es la comunicación política, puede hasta arrasar con el poder si toma el impulso y la fuerza necesarias para afianzarse y hacerse escuchar del modo que fuese.

Si la opinión pública refiere a la forma de pensar o reacción ante circunstancias o eventos políticos, sociales, económicos o culturales, en los últimos años con la aparición de Internet y nuevas tecnologías, las formas de expresión pública se ampliaron para permitir su divulgación. Poco confiables en su mayoría por la aparición de los trolls y los anonimatos de muchas de sus expresiones, las redes sociales pasaron a ser otro medio de influencia para quienes los quieran tomar como tales, incluso utilizados por los políticos para vertir sus opiniones que suelen ser replicadas en los medios de comunicación formales a modo de entrevistas no realizadas pero que contemplan respuestas a supuestas preguntas que figuran como respondidas en Twitter o Facebook.
 
A los políticos les gusta marcar la agenda, ya sean oficialistas u opositores. Al gobierno de turno no le gusta que le marquen la cancha para establecer una agenda rígida que los deja en una encerrona en cuanto a temas a aclarar y/ o resolver.
 
El Poder Legislativo puede también marcar una agenda. Es más, debe tener una agenda de temas propios que, en su calidad de representación del pueblo, permita a la ciudadanía verse expresada a través de las facciones partidarias a las que derivó su voto para la resolución de sus problemas, para preservar y aumentar su calidad de vida y bienestar en los términos mencionados anteriormente. La agenda del Congreso es primordial con proyectos de ley que emanen de su propia cosecha más allá del tratamiento parlamentario de aquellos que provengan del Ejecutivo. Un Poder Legislativo que funcione acompañando las necesidades y reclamos de la gente.
 
Los medios de comunicación tradicionales tienen un enorme poder por la influencia que ejercen sobre la ciudadanía. Pero, ¿quién marca la tendencia en el abordaje de temas en los medios, sobre todo en la televisión en la que el audio y la imagen se acompañan y hasta la frase hecha y dicha de diferentes maneras pero que se puede resumir en “una imagen vale más que mil palabras” se refleja cuando se proyecta para el televidente y el impacto mueve estímulos que se coordinan para desencadenar una reacción del tipo que fuese.
 
Los medios tradicionales pueden pautar una agenda pero el rating marca la tendencia. Con la aparición del “minuto a minuto”, incluso para los programas periodísticos, noticieros y señales de noticias, el público empuja el desarrollo de determinados temas dejando afuera a otros. Ahora bien, convengamos que esa agenda puede de este modo tener como pilares temas de relevancia para el bienestar de la población, para el bien común, o transitar la intrascendencia de lo eludible o insustancial pero pasatista e irrelevante pero a su vez atractivo. Así, en el ámbito de las noticias, temas de interés público pueden quedar tapados o soslayados ya no por una intención de desviar la agenda de lo primordial a lo innecesario o superfluo de parte de algún medio, sino porque el rating se impone en establecer la agenda. Es por eso que resulta tan importante que, lejos de ser medios gubernamentales, los estatales se encuentren alejados de los números de tendencias y ratings para el desarrollo de temas de interés público que conciernen al bien común.
 
Si la opinión pública es lo suficientemente fuerte en la cohesión de una mayoría homogénea, fijará la agenda propia y de terceros. Los terceros son los medios, el gobierno, la oposición.
 
¿Quién marcará la agenda de esta semana? ¿Cuál será la agenda?
 
Durante mucho tiempo, con la pandemia y un aislamiento social, preventivo y obligatorio de más de 100 días y que, en sus distintas versiones y fases se prolongará en el tiempo, el tema preponderante fue el de la salud y en base a la información de un virus que desconcierta por su comportamiento y contagiosidad, del que poco se sabe y genera incertidumbre, se brindaron datos de cuidados personales y sociales, casos de infectados positivos, recuperados, tests, víctimas fatales, y demás.
 
Con la pandemia y la prolongación de la cuarentena, a la agenda de salud se sumó la económica. Planes de salvataje de personas y empresas, medidas adoptadas por el gobierno de ayuda proveniente del Estado y medidas pos pandemia, fueron temas que impuso la opinión pública al compás de sus necesidades, para algunos, incluso, de las más extremas como las de subsistencia.
 
A la agenda de medidas económicas adoptadas por la pandemia y las que vendrán pos pandemia se agregó la de la oferta del canje de bonos para darle solución al problema de la deuda con ofertas que han venido siendo superadoras para los tenedores de bonos y que, en el marco de negociaciones frecuentes, el gobierno tiende a buscar una solución. Tema que, con la urgencia de la crisis económica potenciada por la pandemia, quedó más desdibujada en el interés de la opinión pública y algunos políticos olvidándose que cuando hay que pagar, pagamos todos. El Estado somos todos.
 
La agenda del Poder Legislativo desde el inicio de la pandemia aglutinó a oficialistas y opositores uniéndolos en una sola voz que, al compás de la prolongación en el tiempo, fueron dividiéndose dejando en evidencia sus diferencias. La agenda quedó nutrida por temas que excedieron el marco de la circunstancia actual de circulación del virus para pasar a otros que fueron catalogados como innecesarios o impuestos por el gobierno desde la mirada de la oposición.
 
En su consideración de hecho policial o político según la perspectiva desde el cual se lo comprenda, el asesinato del ex secretario de la vicepresidenta, será tema de agenda esta semana, por lo que de todos los señalados, cuál será el preponderante y central, lo marcarán todos en su conjunto.
 
Resulta importante y relevante que la ciudadanía no se sienta ajena de la agenda, ya sea que ésta sea trazada por el gobierno, por la oposición, por los medios o por sí misma. Que no tenga una perecepción de “me hablan de”, “me informan de”, como si fuera algo ajeno a su mundo y fuera de su esfera de intereses.

 

Por María Belén Aramburu

 

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