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31/07/2019

¿Las PASO son PASO?, por María Belén Aramburu

¿Las PASO son PASO?, por María Belén Aramburu

En nuestro país fueron creadas en el 2009 durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner por ley merced a una reforma electoral.


A través de las PASO se definen los partidos políticos que quedan habilitados para presentarse en las elecciones generales con la obtención del 1,5% de los votos válidamente emitidos en el distrito para cada categoría.
Y a través de las PASO somos todos los ciudadanos quienes quedamos habilitados para definir entre los precandidatos cuáles se van a convertir en candidatos, cuando antes de su existencia, eran los partidos políticos, a través de sus afiliados, los que buscaban esas definiciones a través del voto voluntario pero a la vez responsable en cuanto a su asistencia por ser cada uno parte de esa facción política que convocaba al voto.
Por este motivo es que son abiertas.


Primarias porque es la primera etapa de la elección y simultáneas porque son el mismo día en todo el país para todos los partidos.
Las elecciones primarias son más comunes en los Estados Unidos y sus orígenes se remontan al llamado movimiento progresista ya que el primer partido en llevarlas a cabo fue el Partido Progresista de Theodore Roosevelt, siguiéndolos los Demócrata y Republicano.


Otras de las maneras utilizadas en el mundo además de ésta son las asambleas, convenciones y nominaciones en reuniones partidarias.


A la pregunta de si las PASO en nuestro país son realmente PASO contesto que sí en cuanto al piso exigido a partidos y alianzas para participar de las generales.
Y respondo que las PASO no son PASO cuando los partidos han establecido las precandidaturas a los respectivos cargos por distrito como candidaturas.


Si esto ocurriese de forma natural y a lo que me refiero es que haya surgido de las filas de un partido o alianza, un solo precandidato, aunque en este caso resultaría innecesario atravesar esta instancia electoral, su obligatoriedad la convertiría en necesaria.
En el caso en que esto no ocurriese y, por conveniencia e intereses partidarios hubiesen elegido los precandidatos ya sea desde las mismas autoridades o referentes más influyentes y/o representativos o a través de sus reuniones, convenciones o asambleas, nos estarían dejando afuera a todos los que no somos afiliados o tenemos injerencia en los partidos políticos, privándonos del derecho, más allá de la obligación, que la ley nos otorgó para toma decisiones para establecer candidatos para la próxima elección que puede ser consagratoria de la fórmula del próximo gobierno, ya sea para las presidenciales como para las distritales y legislativas.


Incluyo también en este desafío a quienes por distintos motivos, en general por las estructuras de los propios partidos, ni su afiliación y/o injerencia es tenida en cuenta a la hora de las definiciones de las precandidaturas.


Puede ser, como ya ha ocurrido en algunos distritos, recuerdo puntualmente el caso de la provincia de Buenos Aires en 2015, en que el Frente para la Victoria tenía en juego entre seis y siete precandidatos que fueron llamados a reordenarse y de los cuales quedaron dos. Podría resultar innecesaria la presentación de tantos precandidatos que sólo por su ambición a detentar un cargo vayan a internas. Podrían quedar entre dos o tres en esos casos. Pero de ahí a que, pudiendo dirimirse las candidaturas de cualquier partido o alianza en las PASO se presenten sin posibilidad alguna de elección es un tema muy diferente.


Varias alternativas a definir a través de las PASO se vieron en algunas provincias que desdoblaron sus elecciones y se verá en alguna que otra intendencia el 11 de agosto.
Siendo que además los años de campaña como el presente se llevan debates eternos y sobretodo gastos cuantiosos, deberíamos, a mi entender, revisar la existencia de las PASO como mecanismo de selección de candidatos de continuarse con esta modalidad.

 

Por María Belén Aramburu

 

 

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