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02/10/2015

Exclusivo: Rodolfo Barili publicó en una carta sus sensaciones sobre el debate presidencial que conducirá el domingo. Leéla acá

Exclusivo: Rodolfo Barili publicó en una carta sus sensaciones sobre el debate presidencial que conducirá el domingo. Leéla acá

Rodolfo Barili, publicó en una carta sus sensaciones y sentimientos acerca del debate presidencial que conducirá el próximo domingo.Leélo en exclusivo en Haceinstantes.netEL DEBATE POSIBLEHe pensado mucho en las últimas horas sobre mi decisión de moderar o no del denominado Primer Debate Presidencial de la Historia Argentina. Mucho se ha hecho, se ha intentado, para que ese título se haga realidad. Crear conciencia social sobre la necesidad de debatir ideas debe ser un compromiso de todos. Estoy convencido que es sano para una Democracia que aquellos que aspiran a definir gran parte del futuro de nuestras vidas digan qué piensan hacer si llegan a ese lugar de privilegio.No es un camino fácil, sencillo. No. Y ha quedado en evidencia una vez más. A pesar de los esfuerzos de organizaciones sociales y entidades que apoyaron y trabajaron en esta idea, no estarán todos los candidatos expresando sus ideas.El arduo trabajo de consenso con los equipos de campaña de los aspirantes a Presidente exigió estos meses el desarrollo de un manual de Debate que por momentos, confieso, parece conspirar contra ese mismísimo título: debate. Pero solo así, debatiendo con los representantes de los candidatos, podía recorrerse el camino hacia el sueño de hacer realidad este singular evento.Es el “debate posible” en esta Argentina. Esa frase la repetimos varias veces en la reunión que participé de Argentina Debate, aun antes de saber que uno de los candidatos definiría no asistir al encuentro de este domingo en la Facultad de Derecho. Un “debate posible” será, por consenso, una exposición de los candidatos, sin interrupción alguna, sobre cuatro ejes predefinidos de políticas consideradas clave para el futuro del país. Un “debate posible” que, por acuerdo, estará compuesto de cronometradas exposiciones sin interrupciones de sus contrincantes ni de los denominados moderadores del evento. Un “debate posible” que solo permitirá la pregunta de un opositor (sorteado con antelación) que el candidato aludido responderá en un tiempo acordado y sin posibilidad de repregunta. El “debate posible”. Pero debate al fin. Todos, por primera vez, juntos, contando que dicen que harán en caso de llegar a la Casa Rosada. Pero el “debate posible” no tendrá a todos los candidatos. No tendrá a todos los canales ni a todas las radios.Confieso que sentí un profundo halago y a la vez una extraña sensación de responsabilidad cuando recibí, hace varios meses, la propuesta de participar como moderador de este debate. Por entonces nada de lo ya definido lo estaba. Y soñé entonces con que en el día después de dicho debate se hablara de las ideas expresadas, de quién fue más claro, de quién estuvo mejor. Soñé con mi minúsculo aporte a un evento que podría sentar las bases de una sana costumbre democrática en Argentina. Soñé y pensé que, tal vez, dentro de cuatro años ya no nos preguntemos si habrá o no debate, sino cuándo se hace y a qué hora se transmite.Sin embargo, la ausencia confirmada de uno de los candidatos y las dificultades para llevar la transmisión a los ciudadanos, sumado a los cambios obligados en la mecánica de exposición, me hacen hoy temer en que en ese día después solo se hable de la ausencia de uno, más que de la presencia y los dichos de los otros. Que algunas de las modificaciones determinadas en esa mecánica del evento perturben el original espíritu del debate y conspiren con su nativa idea de mojón histórico que otorgue a los ciudadanos un instrumento de conocimiento de las ideas de sus candidatos antes de cada elección.Tal vez me equivoque. Ojalá así sea. No sería auténtico, no sería yo si no dejara planteadas mis genuinas dudas y sinceros temores que como ciudadano y comunicador hoy tengo. Lamento profundamente la ausencia de Daniel Scioli en este debate, y aunque no la comparta respeto su libertad para decidir ir o no ir. Pero tampoco comparto un atril vacío ante una ausencia anunciada. No construye democracia. Pese a todas estas dudas que hoy les confieso siento que lo mejor que puedo hacer es participar como moderador del Debate. Porque sigo creyendo que un “debate posible” es mejor que ningún debate.- Rodolfo Barili

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